HANGZHOU, 2 sep (Xinhua) -- Un retroceso en la globalización es un peligro claro y presente para la economía mundial y la próxima cumbre del G20 proporciona una oportunidad para fortalecerse contra el proteccionismo.
Con la decisión del Reino Unido de salir de la Unión Europea, la controversia que rodea al candidato Donald Trump a las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos y la reciente congelación de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés), la libre circulación de bienes, capital y personas ya no parece una prioridad en ninguno de los dos lados del Atlántico.
En el momento en el que se celebró la última cumbre del G20, en noviembre de 2015, el crecimiento en el comercio internacional llevaba tres años consecutivos siendo más lento que el crecimiento del producto interior bruto (PIB) mundial. La inversión directa extranjera en todo el mundo era también débil.
Esto es algo que merece que se le preste una detenida atención, dijo el presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre, en la que agregó que si la economía mundial se puede comparar con el cuerpo humano, el comercio y la inversión son como la sangre; si las venas están obstruidas, la salud de la economía mundial está en riesgo.
En consecuencia, Xi ha hecho que "la construcción de una economía mundial abierta y la revitalización del comercio y la inversión internacionales" sea una de las cuatro propuestas prioritarias en la agenda de la cumbre de G20..
Aprovechando la oportunidad de asumir una responsabilidad proporcional a su creciente contribución a la economía mundial, China espera ofrecer consejo para facilitar nuevas normas en el camino hacia la prosperidad global.
El país ha obtenido considerables beneficios de la globalización: la apertura ha sido una parte clave del desarrollo desde finales de los 70 y la economía china se ha multiplicado por más de cinco desde que se unió a la Organización Mundial del Comercio en 2001.
China también está sirviendo como ejemplo: llegó a tener grandes superávit comerciales (y corría, por tanto, el riesgo de que se considerase que estaba robando crecimiento o puestos de trabajo de otras economías), pero el país los ha reducido de más del 10 por ciento del PIB al 2,7 por ciento el año pasado, a la par que Estados Unidos.
En el frente de la inversión, el máximo órgano legislativo de China está revisando enmiendas a leyes existentes que reducirán de forma considerable los obstáculos para la entrada de inversiones.
En un momento difícil en la globalización, cuando un populismo nativista y un ánimo agrio han engendrado un abierto proteccionismo, los líderes mundiales más sabios deben parar la descomposición y revitalizar el comercio y la inversión.
