COMENTARIO: Desarrollo más inclusivo para un mundo globalizado mejor

Spanish.xinhuanet.com   2016-09-01 14:37:44

BEIJING, 1 sep (Xinhua) -- Los mejores días de la globalización parecen que ya forman parte del pasado, con las voces de frustración subiendo de volumen en medio de un contexto de crecimiento lento a escala mundial.

Aunque la tendencia que ha convertido el planeta en una "aldea global" no tiene la culpa en sí misma, es hora de reflexionar seriamente y abordar las principales acusaciones dirigidas contra ella, entre las cuales se encuentra que ha dejado a muchos atrás e incluso mucho peor de lo que estaban.

Así pues, los líderes del grupo de las 20 mayores economías (G20), que se reunirán en la ciudad oriental china de Hangzhou en los próximos días, tienen la responsabilidad ineludible sobre sus hombros de fortalecer un desarrollo inclusivo y ayudar a garantizar que el paraguas cubra a todos.

Las últimas décadas han visto lo mejor de la globalización en el trabajo. Con avances tecnológicos revolucionarios, e información y recursos cada día más fáciles y convenientes, el comercio globalizado y las cadenas de producción han generado beneficios tangibles para miles de millones de personas en todo el mundo.

No obstante, en realidad, la globalización en su forma actual es una ordenación económica global no equilibrada, que ha favorecido a las economías desarrolladas por encima de las que están en desarrollo, y ha favorecido a los ricos por encima de los pobres.

En la mayoría de los casos, las empresas monopolistas occidentales se quedan con la mayor parte de los beneficios mientras que los obreros del Tercer Mundo trabajan muy duro y apenas logran sobrevivir.

Incluso en las economías principales como Estados Unidos, la globalización ha sido objeto de duros ataques, ya que la inquietud social empeora y los puestos de trabajo se trasladan a otros países.

Mientras tanto, el Brexit y el populismo endémico en la campaña presidencial de Estados Unidos, entre otros, han provocado preocupaciones de un resurgimiento del aislacionismo, proteccionismo y nacionalismo ciego.

Es bajo tales antecedentes pesimistas que China auspicia la 11ª cumbre del G20 e incorpora el desarrollo inclusivo en el tema de la misma. Es una respuesta oportuna a las preocupaciones emergentes sobre la globalización desequilibrada y un testimonio de la voluntad de Beijing de incorporarse al resto del mundo para rectificar el desequilibrio.

Para ello, China está impulsando un plan de acción colectivo sobre la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan ambicioso aprobado por la ONU que tiene como objetivo eliminar la pobreza y luchar contra la desigualdad.

Reconociendo completamente que el desarrollo integral no se puede realizar sin una mejor interconexión global, China se ha comprometido a promover la cooperación en la capacidad de producción internacional y ayudar a otros a desarrollar infraestructuras.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta, integrada por la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, está dedicada a perseguir la prosperidad común a lo largo de las antiguas rutas comerciales a través de la cooperación de beneficio mutuo, y sirve como un testimonio concreto sobre el compromiso de Beijing.

A pesar de todo el criticismo, la globalización ha unido a casi todos los países como una comunidad. Considerando la estrecha interdependencia entre diferentes países y regiones, sería desastroso poner al camión de la globalización marcha atrás y reconstruir los muros a lo largo de las fronteras nacionales.

Como principal plataforma de cooperación económica global, el G20 tiene una misión ineludible que cumplir y un gran papel que desempeñar. Ya es hora de que los líderes del G20 reúnan su sabiduría y tomen acciones concretas para garantizar que la corriente de la época pueda levantar a todos los barcos.

  
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BEIJING, 1 sep (Xinhua) -- Los mejores días de la globalización parecen que ya forman parte del pasado, con las voces de frustración subiendo de volumen en medio de un contexto de crecimiento lento a escala mundial.

Aunque la tendencia que ha convertido el planeta en una "aldea global" no tiene la culpa en sí misma, es hora de reflexionar seriamente y abordar las principales acusaciones dirigidas contra ella, entre las cuales se encuentra que ha dejado a muchos atrás e incluso mucho peor de lo que estaban.

Así pues, los líderes del grupo de las 20 mayores economías (G20), que se reunirán en la ciudad oriental china de Hangzhou en los próximos días, tienen la responsabilidad ineludible sobre sus hombros de fortalecer un desarrollo inclusivo y ayudar a garantizar que el paraguas cubra a todos.

Las últimas décadas han visto lo mejor de la globalización en el trabajo. Con avances tecnológicos revolucionarios, e información y recursos cada día más fáciles y convenientes, el comercio globalizado y las cadenas de producción han generado beneficios tangibles para miles de millones de personas en todo el mundo.

No obstante, en realidad, la globalización en su forma actual es una ordenación económica global no equilibrada, que ha favorecido a las economías desarrolladas por encima de las que están en desarrollo, y ha favorecido a los ricos por encima de los pobres.

En la mayoría de los casos, las empresas monopolistas occidentales se quedan con la mayor parte de los beneficios mientras que los obreros del Tercer Mundo trabajan muy duro y apenas logran sobrevivir.

Incluso en las economías principales como Estados Unidos, la globalización ha sido objeto de duros ataques, ya que la inquietud social empeora y los puestos de trabajo se trasladan a otros países.

Mientras tanto, el Brexit y el populismo endémico en la campaña presidencial de Estados Unidos, entre otros, han provocado preocupaciones de un resurgimiento del aislacionismo, proteccionismo y nacionalismo ciego.

Es bajo tales antecedentes pesimistas que China auspicia la 11ª cumbre del G20 e incorpora el desarrollo inclusivo en el tema de la misma. Es una respuesta oportuna a las preocupaciones emergentes sobre la globalización desequilibrada y un testimonio de la voluntad de Beijing de incorporarse al resto del mundo para rectificar el desequilibrio.

Para ello, China está impulsando un plan de acción colectivo sobre la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan ambicioso aprobado por la ONU que tiene como objetivo eliminar la pobreza y luchar contra la desigualdad.

Reconociendo completamente que el desarrollo integral no se puede realizar sin una mejor interconexión global, China se ha comprometido a promover la cooperación en la capacidad de producción internacional y ayudar a otros a desarrollar infraestructuras.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta, integrada por la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, está dedicada a perseguir la prosperidad común a lo largo de las antiguas rutas comerciales a través de la cooperación de beneficio mutuo, y sirve como un testimonio concreto sobre el compromiso de Beijing.

A pesar de todo el criticismo, la globalización ha unido a casi todos los países como una comunidad. Considerando la estrecha interdependencia entre diferentes países y regiones, sería desastroso poner al camión de la globalización marcha atrás y reconstruir los muros a lo largo de las fronteras nacionales.

Como principal plataforma de cooperación económica global, el G20 tiene una misión ineludible que cumplir y un gran papel que desempeñar. Ya es hora de que los líderes del G20 reúnan su sabiduría y tomen acciones concretas para garantizar que la corriente de la época pueda levantar a todos los barcos.

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