Por Noemí Galbán
LA HABANA, 30 ago (Xinhua) -- Cuando mañana miércoles aterrice en el aeropuerto internacional "Abel Santamaría" de la ciudad de Santa Clara (280 kilómetros al este de La Habana) el Airbus A320 de la aerolínea estadounidense JetBlue procedente de Fort Lauderdale (Florida), quedarán formalmente restablecidos los vuelos regulares entre Cuba y Estados Unidos.
Casi 55 años después de ser interrumpido ese servicio por decisión unilateral del gobierno de Washington, se reanudan los vuelos directos que enlazarán a diferentes ciudades de ambos países.
La noticia fue anunciada el pasado 16 de febrero, cuando el ministro cubano de Transporte, Adel Yzquierdo, y su homólogo estadounidense, Anthony Foxx, suscribieron un Memorando de Entendimiento sobre la base del "interés mutuo y la reciprocidad".
Cuatro meses más tarde (junio), el Departamento de Transporte de Estados Unidos aprobó las solicitudes de seis aerolíneas para realizar vuelos comerciales directos a Cuba.
Las compañías autorizadas fueron American Airlines, Frontier Airlines, JetBlue Airways, Silver Airways, Southwest Airlines y Sun Country Airlines, las cuales volarán a la nación caribeña desde Miami, Fort Lauderdale, Chicago, Philadelphia y Minneapolis/St. Paul.
Sin embargo, este paso, considerado "positivo" por altos funcionarios de los ministerios de Transporte y de Turismo de Cuba, estuvo precedido por más de medio siglo de inactividad.
El año de 1962 marcó no sólo la ruptura de las relaciones bilaterales entre La Habana y Washington, sino también la suspensión de manera indefinida de los vuelos regulares entre las dos naciones.
Antes de esa fecha, las operaciones aéreas estaban controladas por las compañías Cubana de Aviación, Pan American World Airways, Eastern Airlines y National Airlines, las que volaban diariamente desde la isla a Nueva York, Cayo Hueso y Miami (Florida).
Mientras tanto, Delta Airlines tenía una frecuencia semanal: La Habana-Nueva Orleans.
Este flujo quedó interrumpido por decisión del presidente John F. Kennedy, al firmar la orden ejecutiva que impuso el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba el 7 de febrero de 1962.
Unos meses más tarde, se produciría la Crisis de Octubre o Crisis de los Misiles que exacerbó las confrontaciones entre ambos países y acrecentó el distanciamiento bilateral ya evidente en el plano político, diplomático y económico.
En ese sentido, el enfrentamiento adoptó nuevas estrategias y el tema migratorio adquirió mayor relevancia.
De ahí también la determinación de la Casa Blanca de suspender el otorgamiento de visas y los vuelos regulares directos, para promover el éxodo de cubanos hacia Estados Unidos y dañar la imagen de la naciente Revolución socialista ante la opinión pública internacional.
El fenómeno migratorio con la Ley de Ajuste Cubano (1966) y su posterior reforma denominada Pies Secos-Pies Mojados (1995), las cuales brindan facilidades de residencia a los ciudadanos de la isla que lleguen de manera ilegal a territorio estadounidense, constituyó entonces un modo para desacreditar al gobierno revolucionario.
Datos oficiales revelan que entre 1959 y 1962 emigraron hacia Estados Unidos 274.000 cubanos y luego de esa fecha, la cifra fue incrementándose hasta llegar a más de 2 millones en la actualidad, según la Oficina del Censo de ese país.
La comunicación entre las familias se vio seriamente afectada por décadas ante la inexistencia de vuelos directos, las restricciones en el otorgamiento de visas y la prohibición por parte de las autoridades norteamericanas a sus ciudadanos de visitar libremente la nación caribeña.
Por este motivo durante años para enlazar destinos de ambas naciones, los interesados debían realizar estadías por varias horas en terceros países para luego emprender viaje hacia Estados Unidos y viceversa.
A finales de los años 70, durante la administración de James Carter, se enmendaron las regulaciones para el Control de Activos Cubanos del Departamento del Tesoro, autorizándose a las personas que viajaban al archipiélago a pagar su pasaje y gastos durante su estancia en la isla.
De igual forma en los 80 iniciaron operaciones los vuelos chárter provenientes de Estados Unidos, los cuales fueron suspendidos en un par de ocasiones por decisión de ambas partes ante diferencias políticas con relación a asuntos bilaterales.
Desde entonces, sólo existía este tipo de servicio directo entre los dos países, con arribos a las ciudades cubanas de La Habana, Santa Clara, Cienfuegos (centro-sur), Camagüey, Holguín, Manzanillo y Santiago de Cuba (oriente).
Antes de 2011, los únicos destinos eran Nueva York y Miami, pero gracias a nuevas regulaciones establecidas por el presidente Barack Obama, se sumaron vuelos chárter saliendo de los aeropuertos de New Jersey, Chicago, Las Vegas, Los Ángeles, Tampa y San Juan de Puerto Rico.
Directivos de American Airlines han reconocido que desde hace varios años arriendan aviones a compañías de vuelos fletados como ABC Charters, Cuba Travel Services, Marazul y Xael, para alcanzar los 1.200 en 2015.
Por su parte, JetBlue, la aerolínea norteamericana pionera de los vuelos directos, también ha trabajado con compañías para ofrecer servicio a La Habana desde el Aeropuerto JFK de Nueva York, Fort Lauderdale y Tampa, y desde este último a Santa Clara, Cuba.
En recientes declaraciones a medios internacionales de prensa, el viceministro de Transporte de Cuba, Eduardo Rodríguez, explicó que actualmente llegan a todo el país diariamente un total de 18 vuelos procedentes de Estados Unidos.
Ese número irá en ascenso de forma gradual a partir de este miércoles con el inicio de las operaciones regulares directas, hasta alcanzar las 110 previstas en el acuerdo firmado en febrero último por autoridades de Washington y La Habana.
Un aspecto que dinamizará los encuentros entre las familias, pues de acuerdo con datos oficiales, en 2015 llegaron a la mayor de las antillas, más de 390.000 cubano-americanos residentes en la vecina nación.
Al mismo tiempo, representará un incentivo para los ciudadanos norteamericanos que deseen explorar las atractivas propuestas culturales, educativas, científicas y deportivas que brinda la isla.
El pasado año, aprovechando la ampliación de las categorías autorizadas por la Casa Blanca para viajar a La Habana, un total de 161.233 estadounidenses arribaron a Cuba; mientras que en los primeros seis meses del 2016, la cifra superó los 94.000.
No ocurrirá así para aquellos que por décadas han soñado con disfrutar sus vacaciones en la nación caribeña, pues continúa vigente la legislación que prohíbe a los ciudadanos del país norteño realizar turismo en Cuba.
Además, recientes disposiciones del Congreso norteamericano retiraron de su discusión enmiendas que permitirían a los estadounidenses viajar libremente a la isla.
Mientras tanto, se amplían las conexiones entre ambos países, pues al reinicio de los vuelos regulares directos se suma también la llegada, el pasado mes de mayo, del crucero "Adonia" de Fathom, filial de Carnival, que se convirtió en la primera embarcación estadounidense en arribar a Cuba en los últimos 57 años.