BEIJING, 24 ago (Xinhua) -- La República Popular Democrática de Corea (RPDC), bajo la presión de los ejercicios militares que realizan Seúl y Washington y el despliegue del controvertido escudo antimisiles THAAD, lanzó un misil balístico a primeras horas de este miércoles, enviando una señal clara de que EEUU y sus aliados podrían convertir la región en un polvorín.
De ser confirmado, el lanzamiento de hoy será una nueva violación de las resoluciones pertinentes de la ONU.
Sin embargo, el hecho de que Pyongyang lo efectuase dos días después del inicio de las maniobras Seúl-Washington, que simulan un ataque total por parte de la RPDC, merece un examen detenido en cuanto a su motivación.
Tildados de agresión y provocación por parte de la RPDC, los ejercicios "Ulchi Freedom Guardian", de dos semanas de duración, no harán de ninguna manera que Seúl se sienta seguro. Por el contrario, podrían empujar a Pyongyang a emprender acciones más temerarias en aras de su propia seguridad.
De hecho, la RPDC, que calificó las maniobras conjuntas de "medida física y acción provocadora manifiestas", ha amenazado con "frustrar todos los actos hostiles y amenazas de agresión y provocación mediante la disuasión nuclear al estilo coreano".
En este contexto, el lanzamiento puede considerarse como una medida de "ojo por ojo" por parte de Pyongyang.
Además, el lanzamiento de hoy, el cuarto de su tipo realizado por la RPDC después de que Seúl y Washington anunciaran el pasado 8 de julio el despliegue en territorio surcoreano del sistema de Defensa Terminal de Area a Gran Altitud (THAAD), podría interpretarse como un gesto de protesta contra dicha decisión.
También sirve para recordar a las autoridades surcoreanas que, al permitir el despliegue, están poniendo el carro delante de los bueyes en su búsqueda de la seguridad nacional, pues la llave para la seguridad consiste en tener una buena vencidad y unas relaciones cordiales con los vecinos, y no en un conjunto de misiles de fabricación estadounidense.
La situación cada vez más complicada y tensa en Asia Oriental debe enfriarse antes de que sea demasiado tarde. Actualmente, lo que la región precisa es cabeza fría, y no errores de cálculo.
En este sentido, la actual reunión de ministros de Exteriores de China, Japón y la República de Corea en Tokio supone una oportunidad de oro. Fin
