SAO PAULO, agosto 23, 2016 (Xinhua) -- La suspendida presidenta de Brasil, Dilma Rousseff (c), participa durante un evento en su apoyo llamado "Acto contra el golpe de Estado en defensa de la democracia y los derechos sociales", en la ciudad de Sao Paulo, Brasil, el 23 de agosto de 2016. El fin del proceso de "impeachment" (juicio político) contra Dilma Rousseff, previsto a mediados de la próxima semana en el Senado, abre la expectativa de una nueva etapa para el país, según algunos expertos. (Xinhua/Rahel Patrasso)
"Este proceso, para mi, es muy duro, porque sé lo que están haciendo conmigo. Sé que soy inocente y que es una injusticia lo que están haciendo conmigo. La democracia es algo muy valiosa para que no luchemos por ella sistemáticamente. Luché mi vida entera, contra la tortura, contra un cáncer y voy a luchar ahora", agregó Rousseff en un acto ante líderes políticos, de organizaciones sociales e sindicales, intelectuales, artistas y abogados.
El Senado empezará a juzgar a Rousseff este jueves, en un juicio que podría terminar con la destitución de la presidenta si así lo deciden al menos 54 de los 81 senadores.
Rousseff está suspendida de su cargo desde el pasado 12 de mayo, acusada de irregularidades en los balances fiscales de 2014 y 2015 y de haber aumentado los gastos del Gobierno sin la autorización del Congreso.
El pleno del Senado escuchará a partir del jueves por última vez a los testigos de la parte acusadora y de la defensa y el lunes 29 está previsto que la presidenta suspendida ejerza personalmente su defensa por primera vez desde que comenzó el juicio.
En caso de ser destituida, Rousseff será sustituida definitivamente por el que fuera su vicepresidente, Michel Temer, quien concluiría el mandato que finaliza el 1 de enero de 2019, pero si fuera absuelta recuperará el poder.