COMENTARIO: China en el espejo del G20

Actualizado 2016-08-18 11:12:54 | Spanish. xinhuanet. com

MADRID, 18 ago (Xinhua) -- La experiencia de China en la planificación económica puede aportar ideas útiles para que el G20, cuya próxima reunión se celebra este septiembre en la ciudad china de Hangzhou, responda a su pretensión inicial de fijar unas reglas de gobernanza económica en favor del bien común.

Así lo expone en un texto elaborado para Xinhua el director del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos, quien explica que en este país es el Partido Comunista de China (PCCh) el que aún tiene el poder sobre la economía, a diferencia del resto del mundo, donde "es el mercado quien impone sus reglas y la esfera política está cada más a su merced".

"El modelo de gestión (chino), sin renunciar a la optimización de la estructura económica ni a los factores tradicionales asociados al crecimiento, podría aportar ideas complementarias de utilidad para subordinar el papel del mercado al bien común", argumenta Ríos.

El experto español opina que los objetivos primigenios del G20, que agrupa al 85 por ciento de la economía global, de lograr una gobernanza económica "que disciplinara el sector financiero y las grandes corporaciones trasnacionales en aras del bien común se han disipado".

"La incapacidad ha sido la nota dominante a la hora de caracterizar el papel del G20 ante la crisis global", sentencia el experto, que cree que "si China va a remar en Hangzhou en la misma dirección que hasta ahora, de poco servirá esta cita".

Por ello, defiende medidas audaces para mejorar el control y asegurar la estabilidad financiera internacional, detonante de una crisis aún no cerrada del todo.

Esto, en su opinión, exige la asunción de políticas públicas que afiancen la recuperación a la par que la protección de las personas. "Es ese el tipo de crecimiento que la sociedad global precisa", dice Ríos, que observa "con inquietud su reiterada presencia retórica en las grandes cábalas globales sin verse acompañada de medidas eficaces".

"La sociedad acomodada global debiera ser una aspiración compartida", enfatiza el experto, que advierte que es de "máxima urgencia" la corrección de las desigualdades.

China, apunta Ríos, acoge el encuentro de Hangzhou con satisfacción, pues supone un reconocimiento de su papel creciente en la economía global. Además, a través de una presencia récord, quiere reforzar la representatividad de los países en desarrollo e incidir en su propio liderazgo de las economías menos avanzadas.

A su juicio, las autoridades del país asiático aprovecharán el evento en doble clave interna: para reafirmar la orientación general de su propio proceso y para tranquilizar a terceros países en cuanto a la solidez de sus expectativas de transformación estructural.

De la agenda de propuestas formuladas por los anfitriones, Ríos destaca la reivindicación de las bondades de la globalización, pese a reconocer "sus agujeros negros", y la condena del proteccionismo comercial "que gana enteros por doquier". China es uno de los países más perjudicados por esta tendencia, comenta Ríos.

El experto augura que China reivindicará en Hangzhou un papel de mayor significación en la gobernanza global y se pregunta si tiene "una agenda realmente propia". En este sentido, alude a su interés por el impulso a las infraestructuras, su disposición a actuar como un nuevo referente global de las inversiones, su mayor compromiso con la superación de los déficits ambientales o la brecha tecnológica.

Ríos señala que proyectos como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) o la Iniciativa de la Franja y la Ruta apuntan en esa dirección y destaca la apuesta por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que le confiere un destacado papel en el apoyo a la industrialización de Africa y otros países en desarrollo, y por tanto, en la reducción de la pobreza.

También considera que su incorporación al Club de París, podría ayudar a resolver los problemas de deuda de algunos países.

G20

 
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COMENTARIO: China en el espejo del G20

Spanish.xinhuanet.com 2016-08-18 11:12:54

MADRID, 18 ago (Xinhua) -- La experiencia de China en la planificación económica puede aportar ideas útiles para que el G20, cuya próxima reunión se celebra este septiembre en la ciudad china de Hangzhou, responda a su pretensión inicial de fijar unas reglas de gobernanza económica en favor del bien común.

Así lo expone en un texto elaborado para Xinhua el director del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos, quien explica que en este país es el Partido Comunista de China (PCCh) el que aún tiene el poder sobre la economía, a diferencia del resto del mundo, donde "es el mercado quien impone sus reglas y la esfera política está cada más a su merced".

"El modelo de gestión (chino), sin renunciar a la optimización de la estructura económica ni a los factores tradicionales asociados al crecimiento, podría aportar ideas complementarias de utilidad para subordinar el papel del mercado al bien común", argumenta Ríos.

El experto español opina que los objetivos primigenios del G20, que agrupa al 85 por ciento de la economía global, de lograr una gobernanza económica "que disciplinara el sector financiero y las grandes corporaciones trasnacionales en aras del bien común se han disipado".

"La incapacidad ha sido la nota dominante a la hora de caracterizar el papel del G20 ante la crisis global", sentencia el experto, que cree que "si China va a remar en Hangzhou en la misma dirección que hasta ahora, de poco servirá esta cita".

Por ello, defiende medidas audaces para mejorar el control y asegurar la estabilidad financiera internacional, detonante de una crisis aún no cerrada del todo.

Esto, en su opinión, exige la asunción de políticas públicas que afiancen la recuperación a la par que la protección de las personas. "Es ese el tipo de crecimiento que la sociedad global precisa", dice Ríos, que observa "con inquietud su reiterada presencia retórica en las grandes cábalas globales sin verse acompañada de medidas eficaces".

"La sociedad acomodada global debiera ser una aspiración compartida", enfatiza el experto, que advierte que es de "máxima urgencia" la corrección de las desigualdades.

China, apunta Ríos, acoge el encuentro de Hangzhou con satisfacción, pues supone un reconocimiento de su papel creciente en la economía global. Además, a través de una presencia récord, quiere reforzar la representatividad de los países en desarrollo e incidir en su propio liderazgo de las economías menos avanzadas.

A su juicio, las autoridades del país asiático aprovecharán el evento en doble clave interna: para reafirmar la orientación general de su propio proceso y para tranquilizar a terceros países en cuanto a la solidez de sus expectativas de transformación estructural.

De la agenda de propuestas formuladas por los anfitriones, Ríos destaca la reivindicación de las bondades de la globalización, pese a reconocer "sus agujeros negros", y la condena del proteccionismo comercial "que gana enteros por doquier". China es uno de los países más perjudicados por esta tendencia, comenta Ríos.

El experto augura que China reivindicará en Hangzhou un papel de mayor significación en la gobernanza global y se pregunta si tiene "una agenda realmente propia". En este sentido, alude a su interés por el impulso a las infraestructuras, su disposición a actuar como un nuevo referente global de las inversiones, su mayor compromiso con la superación de los déficits ambientales o la brecha tecnológica.

Ríos señala que proyectos como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) o la Iniciativa de la Franja y la Ruta apuntan en esa dirección y destaca la apuesta por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que le confiere un destacado papel en el apoyo a la industrialización de Africa y otros países en desarrollo, y por tanto, en la reducción de la pobreza.

También considera que su incorporación al Club de París, podría ayudar a resolver los problemas de deuda de algunos países.

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