BEIJING, 15 ago (Xinhua) -- Con éxitos logrados en los esfuerzos para enfrentar el tsunami financiero global que estalló hace ocho años, el Grupo de los Veinte (G20) ahora necesita una actualización estructural a fin de sacar a la economía global de la trampa del bajo crecimiento.
En el mundo, muchos están preocupados de que el crecimiento global se esté deslizando hacia la trampa de una "nueva mediocre" persistente.
En un contexto tan desafiante, China celebrará la XI cumbre del G20 en la ciudad oriental de Hangzhou el próximo mes. Son muy altas las esperanzas de que la segunda mayor economía del mundo ayude a elaborar una hoja de ruta que pueda mostrar un camino para salir de la difícil situación de bajo crecimiento.
El G20 se inició como un foro de reuniones regulares entre los ministros de Finanzas y los gobernadores de bancos centrales de las principales economías mundiales y fue remodelado como una cumbre de líderes de las 19 principales economías y la Unión Europea (UE) como resultado de la crisis.
Sin embargo, en la etapa posterior a la crisis, el G20 ha enfrentado nuevos desafíos, y se ve instado a cambiar de la gestión de la crisis a la gobernanza a largo plazo.
En su última predicción, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado a la baja la meta de crecimiento económico global del presente año del 3,1 por ciento al 2,9 por ciento. Si las proyecciones resultan verdaderas, el 2016 será el segundo año de un crecimiento global inferior al 3 por ciento tras un crecimiento del 2,4 por ciento el año pasado.
Aún más, las economías desarrolladas encaran una recuperación débil. A principios de este año, el FMI revisó a la baja la previsión para las tasas de crecimiento económico de Estados Unidos, la UE y Japón.
Analistas consideran que el incremento del envejecimiento de la población, la desigualdad de la distribución de ingresos, los monopolios tecnológicos, el proteccionismo comercial, la crisis de refugiados sirios, así como el terrorismo, son las principales razones detrás de la trampa del bajo crecimiento.
Para solucionar el problema, el G20 necesita trabajar más en la promoción del desarrollo sostenible.
Es por ello que la próxima cumbre del G20, por primera vez en la historia, ha decidido poner el desarrollo en el primer lugar de la agenda macropolítica, y planteará un plan de acción sobre la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
También es por eso que China considera la falta del ímpetu de crecimiento como un tema principal en la cumbre de este año y ha formulado un plan para el crecimiento impulsado por la innovación.
Muchos consideran que algunas medidas bajo el XIII Plan Quinquenal de China para el desarrollo socioeconómico en el periodo 2016-2020 que se entrelazan con la situación económica mundial pueden proveer dinamismo al crecimiento económico global.
Ahora, China se esfuerza por impulsar el crecimiento concentrándose en la reforma del lado de la oferta. Los experimentos en este sentido serán de gran beneficio para los países del mundo que luchan por recuperar el rumbo de sus deprimidas economías.
Además, China ha dicho que impulsará en la cumbre la adopción de una estrategia global de crecimiento comercial, al establecer los principios directivos para las políticas de inversiones globales y promover la profundización de la reforma del actual sistema financiero internacional.
Habrá también planes sobre el cambio climático y anticorrupción, que contribuirán al desarrollo económico a largo plazo.
El surgimiento del mecanismo de la cumbre del G20 en el ámbito de la crisis financiera global ha dado lugar a una era en la que las economías en vías de desarrollo y las desarrolladas han comenzado a tratar conjuntamente los asuntos económicos del mundo.
Pero eso es solo el inicio. En los esfuerzos por sacar a la economía mundial fuera de la trampa del bajo crecimiento e encender nuevamente el motor económico mundial, es hora que el foro emprenda una actualización integral.
