BEIJING, 12 ago (Xinhua) -- La sabiduría convencional nos dice que nunca dos países podrán estar de acuerdo en todo, y que sería inteligente para la India unirse a China para superar las diferencias.
Desde este viernes, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, inicia una visita de tres días a la India, su primera en dos años.
Muchos consideran que el viaje tiene como propósito limar los bordes rugosos en las relaciones entre los principales dos países en vías de desarrollo del planeta, y lograr un consenso de cara a dos importantes cumbres, la del Grupo de los Veinte (G20) en China y de los BRICS en la India, a celebrarse en los próximos meses.
Cuando Beijing y Nueva Delhi se encaminan a una temporada de intensivos encuentros diplomáticos de alto nivel que pueden definir el futuro de su asociación, los dos necesitan trabajar juntos para mantener sus desacuerdos bajo control.
Lo que más atención podría atraer es el hecho de que la India ha culpado erróneamente a China de bloquear su entrada en el Grupo de Suministradores Nucleares (GSN).
Hasta el momento, no existe precedente alguno de que un no firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear se haya convertido en miembro del GSN. Muchos dentro del órgano que supervisa el flujo global de materiales nucleares insisten en la prudencia respecto a otorgar la condición de miembro a cualquier parte no firmante del referido tratado.
Sin embargo, Nueva Delhi no debería sentirse abatida dado que la puerta al GSN no está totalmente cerrada. Pero, cualquier otra discusión necesita estar basada en salvaguardar un mecanismo internacional de no proliferación nuclear, en que la India propiamente tiene mucho en juego.
En un comunicado conjunto emitido por los ministros de Exteriores de China, la India y Rusia después de una reunión entre ellos a principios de este año en Moscú, la India se manifestó de acuerdo con que el asunto del Mar Meridional de China debía ser resuelto a través de las conversaciones entre las partes involucradas.
Dado que este mar tiene relación con los intereses nacionales vitales de China, se espera que Nueva Delhi entienda completamente las preocupaciones de Beijing, y siga desempeñando un papel constructivo en el mantenimiento de la paz y la estabilidad en la región de Asia-Pacífico.
Al mismo tiempo, las dos economías de más rápido crecimiento del mundo deben mantener el ímpetu positivo de los lazos bilaterales que han sostenido en últimos años, seguir profundizando la cooperación, especialmente en el comercio, y fomentar una asociación más estrecha.
En un momento en que se aprecia una escasa recuperación de la economía mundial, China y la India deben asociarse para renunciar al proteccionismo comercial y realizar esfuerzos substanciales para poner en orden la economía global durante las dos importantes cumbres, e incluso posteriormente.
Como importantes mercados emergentes, Beijing y Nueva Delhi, manteniéndose juntos, podrán ser una voz fuerte para los países en vías de desarrollo, y brindar un sistema de gobernanza económica global mucho más justo.
Además, los dos miembros más poblados del grupo BRICS, que también integran Brasil, Rusia y Sudáfrica, comparten un gran potencial para hacer mucho más respecto a algunos de los desafíos más acuciantes que enfrenta nuestro planeta, tales como el cambio climático, la lucha contra el terrorismo y la seguridad alimenticia.
China y la India son socios, no rivales. Siempre y cuando traten sus diferencias de manera apropiada y con sinceridad y destreza política, las relaciones bilaterales pueden volverse más sólidas y ambas naciones se convertirán en una fuerza por el bien del mundo.