WASHINGTON, 10 ago (Xinhua) -- El discurso del lunes sobre economía del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, mostró un aspecto de él más de estadista, pero las controversiales declaraciones hechas por él un día después sobre la política de control de armas de Clinton lo traicionaron de inmediato.
En los últimos meses, Trump se ha vuelto famoso por su gran personalidad y su gran boca. Aunque esto galvanizó a los obreros blancos para obtener la nominación, su colorida pero con frecuencia excesiva retórica ha ofendido a muchos estadounidenses fuera de las filas de los votantes republicanos.
Los analistas señalan que tiene que bajar de tono en sus presentaciones para poder atraer a los votantes independientes y a otros, pero esto parece ser una tarea casi imposible para el impulsivo multimillonario neoyorquino.
El discurso del lunes de Trump fue en parte un intento por mostrarse más presidencial. El multimillonario se abstuvo de insultar, delineó su plan para revivir la economía y planteó un argumento coherente y racional.
"Trump intentó cambiar la conversación ofreciendo un importante mensaje económico", dijo a Xinhua Darrell West, vicepresidente y director de estudios de gobernanza de la Brookings intitution.
En efecto, Trump usó un teleapuntador para transmitir su mensaje, en lugar de simplemente improvisar como tan frecuentemente lo hace.
Leer un discurso escrito con anticipación ayudó a Trump a mantenerse concentrado y a abstenerse de su habitual comportamiento de confrontación que aleja a muchos votantes moderados.
Dan Mahaffee, analista del Centro de Estudios de la Presidencia y el Congreso, dijo a Xinhua que los discursos y las posiciones en cuanto a políticas como los del discurso del lunes son ciertamente lo que Trump necesita para alejarse de de las distracciones y de las heridas autoinfligidas de las últimas semanas.
Para tratar de apaciguar a los votantes, Trump tendrá que señalar que su rival Hillary Clinton es la continuación de las políticas económicas del presidente Barack Obama y de que sus políticas se alejarán de ellos en cuanto a comercio y regulaciones.
Pero pocas personas creen que Trump pueda mantener un sentido de civilidad durante mucho tiempo. "Tiene capacidad para mantenerse dentro del guión durante periodos de tiempo limitados", dijo West.
El martes, Trump hizo lo que podría considerarse su declaración más vil en la campaña de este año al indicar que los defensores del derecho a poseer armas podrían impedir que Clinton nombrara a los jueces de la Suprema Corte que apoyarán un control de armas más estricto.
"Hillary quiere abolir la Segunda Enmienda... Por cierto, si ella llega a elegir a sus jueces, no habrá nada que ustedes puedan hacer, amigos. Aunque para la gente de la Segunda Enmienda quizás sí sea posible (hacer algo)", dijo Trump en un encuentro de campaña en Carolina del Norte.
Los defensores de las armas en Estados Unidos insisten en que sus derechos derivan de la Segunda Enmienda de la Constitución.
Los críticos interpretaron las declaraciones de Trump como una sugerencia en el sentido de que los defensores del derecho a poseer armas deben matar a Clinton para impedir que implemente su política para el control de las armas de fuego.
Trump dijo más tarde que no estaba incitando a la violencia y que sólo estaba hablando de un movimiento político. Pero esto difícilmente podrá convencer a la gente de que el magnate se convertirá en un tipo tranquilo y más mesurado como se mostró con el discurso económico del lunes.
Ciertamente, los recientes tropiezos de Trump han sido autoinfligidos y muchos de ellos tienen que ver con su temperamento como candidato.
Trump es considerado por muchos estadounidenses como susceptible e impetuoso y esto genera dudas sobre la persona que tendrá los poderes y las responsabilidades inherentes a una presidencia, dijo Mahaffee.
Aunque aún queda mucho tiempo para la campaña, Trump ha alejado a muchos moderados educados en la última semana y su caída en las encuestas en algunos de los estados indecisos importantes lo ha demostrado.
"Con la cercanía de los debates y mucho tiempo de campaña hay tiempo para que esto cambie, pero es probable que muchas personas ya hayan tomado una decisión sobre el temperamento de Trump y ese es el riesgo", dijo Mahaffee.