ESPECIAL: Fidel Castro y sus raíces humanistas engendradas en Birán

Spanish.xinhuanet.com   2016-08-11 01:51:01

Por Noemí Galbán

BIRAN, Cuba, 10 ago (Xinhua) -- Toda biografía del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, inicia con la fecha de su nacimiento, el 13 de agosto de 1926 y la mención especial de sus raíces acomodadas.

El tercero de los siete descendientes de la familia conformada por Angel Castro, emigrante español de origen humilde, y Lina Ruz, hija de campesinos pobres del occidente de la isla, vivió los primeros años de su vida al amparo de la sólida posición económica alcanzada por su progenitor en Cuba, luego de mucho sacrificio.

No obstante, la bonanza familiar que llegó a convertir una pequeña hacienda rural en un latifundio de grandes extensiones de tierra (más de 11.700 hectáreas) y con niveles de producción envidiables para la época, nunca apartó a sus padres y mucho menos a Fidel de la miseria que los rodeaba.

La propiedad, convertida en casa museo el 3 de noviembre de 2002, se ubica en la localidad de Birán, provincia de Holguín, a unos 800 kilómetros al noreste de La Habana (capital).

El historiador Lázaro Castro, quien no tiene vínculos sanguíneos con el reconocido dirigente político cubano, se convirtió en el director de la finca natal de la familia Castro Ruz bautizada con el nombre de "Manacas".

El joven historiador narró en entrevista reciente concedida a Xinhua, que con la llegada de Angel Castro en 1915, se desarrolló considerablemente ese lugar.

"Aparece el cine, la escuela, el hotel, la casa de juegos y de huéspedes, la estación de correo, dos restaurantes, el bar, la farmacia, la enfermería, la panadería, la dulcería, la tenería para curtir las pieles y hacer los quesos", detalló Lázaro Castro.

Todos esos negocios, que sumaban alrededor de 27 instalaciones, estaban bajo la dirección de Angel.

"Era un batey patriarcal hasta 1956, cuando muere el gallego a la edad de 80 años y asume Lina esa responsabilidad, pero siempre funcionó a la perfección, porque tanto aportó Angel a sus hijos y a la hacienda, como Lina y su temperamental carácter", afirmó.

El director del museo destacó, sin embargo, que ese terrateniente recio que construyó tal feudo y su joven esposa, nunca olvidaron su procedencia humilde e inculcaron a sus hijos el respeto y amor al prójimo.

"La familia influyó mucho a forjar ese pensamiento por la justicia social, la igualdad y los valores que caracterizan la personalidad de Fidel. A ninguno de los siete hermanos se le limitó jamás intercambiar o socializar con las personas que trabajaban en el batey", destacó.

Recordó que los hijos de esos pobres asalariados eran precisamente los compañeros de juego y de clase de los descendientes Castro Ruz, por lo que no había distinciones especiales ni divisiones de clase para los infantes en aquella propiedad intrincada del oriente cubano.

Lázaro Castro destacó en ese sentido la preocupación de Angel por la educación, ya que había sido analfabeto hasta una edad madura de su vida, y desde su llegada a Birán edificó una escuela inicial mixta, años antes incluso del nacimiento de su primera hija, Angela, en 1923.

Contrataba, además, cada año a maestros de otras provincias con mayor preparación para que impartieran clases de varias materias a todos los niños de la zona por igual.

A pesar de estas buenas intenciones, la abrumadora realidad se imponía y desde muy pequeño Fidel comenzó a preguntarse el porqué de muchas desigualdades.

Como el hecho de que los únicos que asistían a clase con zapatos eran él y sus hermanos, o la razón de que sus amigos no podrían, aunque quisieran, continuar estudios superiores ni aspirar a una vida diferente a la de sus humildes padres.

"Sin duda alguna, estas vivencias aportaron a la maduración política de Fidel. Ya cuando él se traslada a Santiago de Cuba y luego entra a la Universidad de La Habana, era un joven con ideales muy fuertes y bien sembrados, debido a esa experiencia vivida en Birán", apuntó Lázaro.

Con el director de la institución trabaja también Antonio López, un biranense que ha dedicado los últimos 30 años de su vida a preservar la obra de la familia Castro Ruz, al igual que las enseñanzas y valores transmitidos por estos padres a sus hijos.

"El amor a la humanidad es el principal legado que dejaron Lina y Angel. Esa herencia hay que resguardarla, porque este lugar es la fuente que llenó de justicia el corazón de Fidel y Raúl, quienes renunciaron a la riqueza y un día salieron a darlo todo por los pobres de la tierra", señaló López.

Conmovido por la cercanía de una fecha tan importante como el 90 cumpleaños de uno de los grandes hombres del siglo XX, el experimentado historiador rememoró sus encuentros con el líder revolucionario, el último de ellos en septiembre de 2003.

Ese último encuentro fue se cuando Fidel Castro visitó por última vez Birán y compartió recuerdos sobre su familia.

Momento especial ocupó en la conversación con Xinhua la anécdota que le transmitiera uno de los empleados del lugar, quien vio el dolor del padre al leer en un diario de la época las torturas a las que fue sometido el joven dirigente, luego de ser capturado tras el ataque al cuartel Moncada (Santiago de Cuba) en 1953.

"Me contó ese obrero que un día Angel pasó por la tienda y vio en el mostrador el periódico. Uno de sus titulares decía: '80 días de Fidel en bartolina (calabozos de pequeñas proporciones llenos de filtraciones que producían incesantes martirios a los prisioneros)'. Aquel gallego apretó el periódico y dijo: 'Ese es un hombre, tiene que resistir'", evocó López.

Resaltó también la determinación de la madre de permanecer en Birán hasta su muerte en 1963, luego de que fuera aplicada la Ley de Reforma Agraria en 1959 impulsada por Fidel que segregó las tierras de la familia y redujo a poco más de 28 hectáreas la extensión de la hacienda.

A la entrada de la finca se encuentra el panteón familiar, donde reposan los restos de Angel, Lina, los abuelos maternos y Angela (la primogénita), y se espera próximamente el traslado de las cenizas de Ramón, el mayor de los varones que falleció el 23 de febrero pasado.

"Muchos testigos que pude conocer recuerdan a Lina asegurar que no se iría de aquí a pesar de las medidas revolucionarias, que ciertamente afectaron la posición económica de la familia", sostuvo López.

Agregó: "Con esa misma resolución, afirmaba que nunca estaría en contra de sus hijos porque ellos querían lo mejor para todos".

Sobre 76 pilotes de madera dura, a casi 9 pies (2,7 metros) de altura, fiel a las construcciones rurales típicas gallegas y rodeado de numerosas edificaciones de múltiples usos, incluidos los pobres hogares de los campesinos y los inmigrantes caribeños que encontraron en Birán un lugar donde trabajar, nació Fidel Castro.

La espectacular naturaleza que convierte a la finca en un sitio mágico, el cariño profesado por su familia y la miseria que cegaba tanta dicha, fueron los asideros que convirtieron al niño inquieto y perspicaz, en uno de los líderes más brillantes de la historia de la humanidad.

El recinto acoge cada año a más de 27.500 visitantes, quienes acuden curiosos por conocer los orígenes del reconocido estadista y regresan convencidos de que ese terruño olvidado de la geografía cubana, influyó en la formación de valores como el humanismo, la justicia y la solidaridad que definen la personalidad de Fidel Castro.

  
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ESPECIAL: Fidel Castro y sus raíces humanistas engendradas en Birán

Spanish.xinhuanet.com 2016-08-11 01:51:01

Por Noemí Galbán

BIRAN, Cuba, 10 ago (Xinhua) -- Toda biografía del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, inicia con la fecha de su nacimiento, el 13 de agosto de 1926 y la mención especial de sus raíces acomodadas.

El tercero de los siete descendientes de la familia conformada por Angel Castro, emigrante español de origen humilde, y Lina Ruz, hija de campesinos pobres del occidente de la isla, vivió los primeros años de su vida al amparo de la sólida posición económica alcanzada por su progenitor en Cuba, luego de mucho sacrificio.

No obstante, la bonanza familiar que llegó a convertir una pequeña hacienda rural en un latifundio de grandes extensiones de tierra (más de 11.700 hectáreas) y con niveles de producción envidiables para la época, nunca apartó a sus padres y mucho menos a Fidel de la miseria que los rodeaba.

La propiedad, convertida en casa museo el 3 de noviembre de 2002, se ubica en la localidad de Birán, provincia de Holguín, a unos 800 kilómetros al noreste de La Habana (capital).

El historiador Lázaro Castro, quien no tiene vínculos sanguíneos con el reconocido dirigente político cubano, se convirtió en el director de la finca natal de la familia Castro Ruz bautizada con el nombre de "Manacas".

El joven historiador narró en entrevista reciente concedida a Xinhua, que con la llegada de Angel Castro en 1915, se desarrolló considerablemente ese lugar.

"Aparece el cine, la escuela, el hotel, la casa de juegos y de huéspedes, la estación de correo, dos restaurantes, el bar, la farmacia, la enfermería, la panadería, la dulcería, la tenería para curtir las pieles y hacer los quesos", detalló Lázaro Castro.

Todos esos negocios, que sumaban alrededor de 27 instalaciones, estaban bajo la dirección de Angel.

"Era un batey patriarcal hasta 1956, cuando muere el gallego a la edad de 80 años y asume Lina esa responsabilidad, pero siempre funcionó a la perfección, porque tanto aportó Angel a sus hijos y a la hacienda, como Lina y su temperamental carácter", afirmó.

El director del museo destacó, sin embargo, que ese terrateniente recio que construyó tal feudo y su joven esposa, nunca olvidaron su procedencia humilde e inculcaron a sus hijos el respeto y amor al prójimo.

"La familia influyó mucho a forjar ese pensamiento por la justicia social, la igualdad y los valores que caracterizan la personalidad de Fidel. A ninguno de los siete hermanos se le limitó jamás intercambiar o socializar con las personas que trabajaban en el batey", destacó.

Recordó que los hijos de esos pobres asalariados eran precisamente los compañeros de juego y de clase de los descendientes Castro Ruz, por lo que no había distinciones especiales ni divisiones de clase para los infantes en aquella propiedad intrincada del oriente cubano.

Lázaro Castro destacó en ese sentido la preocupación de Angel por la educación, ya que había sido analfabeto hasta una edad madura de su vida, y desde su llegada a Birán edificó una escuela inicial mixta, años antes incluso del nacimiento de su primera hija, Angela, en 1923.

Contrataba, además, cada año a maestros de otras provincias con mayor preparación para que impartieran clases de varias materias a todos los niños de la zona por igual.

A pesar de estas buenas intenciones, la abrumadora realidad se imponía y desde muy pequeño Fidel comenzó a preguntarse el porqué de muchas desigualdades.

Como el hecho de que los únicos que asistían a clase con zapatos eran él y sus hermanos, o la razón de que sus amigos no podrían, aunque quisieran, continuar estudios superiores ni aspirar a una vida diferente a la de sus humildes padres.

"Sin duda alguna, estas vivencias aportaron a la maduración política de Fidel. Ya cuando él se traslada a Santiago de Cuba y luego entra a la Universidad de La Habana, era un joven con ideales muy fuertes y bien sembrados, debido a esa experiencia vivida en Birán", apuntó Lázaro.

Con el director de la institución trabaja también Antonio López, un biranense que ha dedicado los últimos 30 años de su vida a preservar la obra de la familia Castro Ruz, al igual que las enseñanzas y valores transmitidos por estos padres a sus hijos.

"El amor a la humanidad es el principal legado que dejaron Lina y Angel. Esa herencia hay que resguardarla, porque este lugar es la fuente que llenó de justicia el corazón de Fidel y Raúl, quienes renunciaron a la riqueza y un día salieron a darlo todo por los pobres de la tierra", señaló López.

Conmovido por la cercanía de una fecha tan importante como el 90 cumpleaños de uno de los grandes hombres del siglo XX, el experimentado historiador rememoró sus encuentros con el líder revolucionario, el último de ellos en septiembre de 2003.

Ese último encuentro fue se cuando Fidel Castro visitó por última vez Birán y compartió recuerdos sobre su familia.

Momento especial ocupó en la conversación con Xinhua la anécdota que le transmitiera uno de los empleados del lugar, quien vio el dolor del padre al leer en un diario de la época las torturas a las que fue sometido el joven dirigente, luego de ser capturado tras el ataque al cuartel Moncada (Santiago de Cuba) en 1953.

"Me contó ese obrero que un día Angel pasó por la tienda y vio en el mostrador el periódico. Uno de sus titulares decía: '80 días de Fidel en bartolina (calabozos de pequeñas proporciones llenos de filtraciones que producían incesantes martirios a los prisioneros)'. Aquel gallego apretó el periódico y dijo: 'Ese es un hombre, tiene que resistir'", evocó López.

Resaltó también la determinación de la madre de permanecer en Birán hasta su muerte en 1963, luego de que fuera aplicada la Ley de Reforma Agraria en 1959 impulsada por Fidel que segregó las tierras de la familia y redujo a poco más de 28 hectáreas la extensión de la hacienda.

A la entrada de la finca se encuentra el panteón familiar, donde reposan los restos de Angel, Lina, los abuelos maternos y Angela (la primogénita), y se espera próximamente el traslado de las cenizas de Ramón, el mayor de los varones que falleció el 23 de febrero pasado.

"Muchos testigos que pude conocer recuerdan a Lina asegurar que no se iría de aquí a pesar de las medidas revolucionarias, que ciertamente afectaron la posición económica de la familia", sostuvo López.

Agregó: "Con esa misma resolución, afirmaba que nunca estaría en contra de sus hijos porque ellos querían lo mejor para todos".

Sobre 76 pilotes de madera dura, a casi 9 pies (2,7 metros) de altura, fiel a las construcciones rurales típicas gallegas y rodeado de numerosas edificaciones de múltiples usos, incluidos los pobres hogares de los campesinos y los inmigrantes caribeños que encontraron en Birán un lugar donde trabajar, nació Fidel Castro.

La espectacular naturaleza que convierte a la finca en un sitio mágico, el cariño profesado por su familia y la miseria que cegaba tanta dicha, fueron los asideros que convirtieron al niño inquieto y perspicaz, en uno de los líderes más brillantes de la historia de la humanidad.

El recinto acoge cada año a más de 27.500 visitantes, quienes acuden curiosos por conocer los orígenes del reconocido estadista y regresan convencidos de que ese terruño olvidado de la geografía cubana, influyó en la formación de valores como el humanismo, la justicia y la solidaridad que definen la personalidad de Fidel Castro.

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