COMENTARIO: ¿Filipinas deseará dialogar ahora con China?

Spanish.xinhuanet.com   2016-07-13 23:44:12

BEIJING, 13 jul (Xinhua) -- "Dejen que quien ató la campana al tigre sea quien se la desate", dice un proverbio chino, es decir, es mejor que un problema lo resuelva quien lo provocó.

Lo que sea que el gobierno de Filipinas estaba pensando cuando decidió presentar sus disputas con China ante un tribunal irregular, seguramente no era que el proceso traería paz y armonía a un mar tropical tranquilo.

China ha sostenido una y otra vez que no aceptará la opinión del tribunal y que se adherirá a la solución de disputas a través de negociaciones directas. Esa política se mantiene firme como una roca.

Como vecinos ubicados frente a frente a través del mar, China y Filipinas han sido amigos por generaciones. No hubo disputas territoriales entre ellos sino hasta la década de los 70, cuando Filipinas decidió repentinamente que algunas de las islas y arrecifes de China eran suyas y las ocupó sin siquiera pedir permiso. La reacción de China a esta afrenta ha sido moderada, por decir lo menos. No se necesita mucho entendimiento para concluir que China es la usurpada y no el usurpador.

En 2013, el gobierno del ex presidente de Filipinas Benigno S. Aquino III ignoró los acuerdos anteriores con China y se fue corriendo hacia La Haya. Desde entonces, Aquino se convirtió en una figura de relevancia puramente histórica, y el trabajo de limpiar su desorden ahora recae en el nuevo presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien parece preparado y dispuesto a dialogar directamente con China.

Aun después del absurdo fallo del arbitraje, China mantiene la fe en una solución pacífica y daría la bienvenida a conversaciones directas en la mesa de negociación.

Un comunicado emitido el martes por la dirigencia de China señala que China está preparada para resolver las disputas pacíficamente a través de negociación y consultas con los Estados directamente involucrados. China hará todos los esfuerzo para obtener resultados de ganar-ganar y mantener la paz que es tan vital para la estabilidad y la prosperidad de la región.

Llevar el asunto de vuelta a la mesa de negociación y, por lo tanto, hacia una solución de largo plazo, es benéfico para los intereses de todas las partes, y ahora le corresponde a Filipinas. El presidente Duterte ha empezado a mostrar gestos positivos, pero ¿su país está listo para acercarse a dialogar?

China ha señalado que la puerta siempre está abierta, pero no dará la bienvenida a ninguna demanda poco razonable ni se quedará inmóvil si es provocada deliberadamente.

China ahora decidirá si declara una Zona de Identificación de Defensa Aérea en el Mar Meridional de China de acuerdo con el alcance de la amenaza. "Si nuestra seguridad se ve amenazada, por supuesto tenemos el derecho", dijo el viceministro de Relaciones Exteriores de China Liu Zhenmin a los periodistas.

El pueblo chino no busca problemas, pero no somos cobardes cuando el problema es provocado por otros. Ahora depende de Filipinas y de sus amigos que el Mar Meridional de China se convierta en una problemática tempestad de confrontación o bien en pacíficas aguas de cooperación y prosperidad común.

¿No es mejor permanecer como amigos con un buen vecino que permitir a alguna lejana superpotencia que provoque conflictos en la puerta de entrada?. El destino de Filipinas está en sus propias manos.

  
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COMENTARIO: ¿Filipinas deseará dialogar ahora con China?

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BEIJING, 13 jul (Xinhua) -- "Dejen que quien ató la campana al tigre sea quien se la desate", dice un proverbio chino, es decir, es mejor que un problema lo resuelva quien lo provocó.

Lo que sea que el gobierno de Filipinas estaba pensando cuando decidió presentar sus disputas con China ante un tribunal irregular, seguramente no era que el proceso traería paz y armonía a un mar tropical tranquilo.

China ha sostenido una y otra vez que no aceptará la opinión del tribunal y que se adherirá a la solución de disputas a través de negociaciones directas. Esa política se mantiene firme como una roca.

Como vecinos ubicados frente a frente a través del mar, China y Filipinas han sido amigos por generaciones. No hubo disputas territoriales entre ellos sino hasta la década de los 70, cuando Filipinas decidió repentinamente que algunas de las islas y arrecifes de China eran suyas y las ocupó sin siquiera pedir permiso. La reacción de China a esta afrenta ha sido moderada, por decir lo menos. No se necesita mucho entendimiento para concluir que China es la usurpada y no el usurpador.

En 2013, el gobierno del ex presidente de Filipinas Benigno S. Aquino III ignoró los acuerdos anteriores con China y se fue corriendo hacia La Haya. Desde entonces, Aquino se convirtió en una figura de relevancia puramente histórica, y el trabajo de limpiar su desorden ahora recae en el nuevo presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien parece preparado y dispuesto a dialogar directamente con China.

Aun después del absurdo fallo del arbitraje, China mantiene la fe en una solución pacífica y daría la bienvenida a conversaciones directas en la mesa de negociación.

Un comunicado emitido el martes por la dirigencia de China señala que China está preparada para resolver las disputas pacíficamente a través de negociación y consultas con los Estados directamente involucrados. China hará todos los esfuerzo para obtener resultados de ganar-ganar y mantener la paz que es tan vital para la estabilidad y la prosperidad de la región.

Llevar el asunto de vuelta a la mesa de negociación y, por lo tanto, hacia una solución de largo plazo, es benéfico para los intereses de todas las partes, y ahora le corresponde a Filipinas. El presidente Duterte ha empezado a mostrar gestos positivos, pero ¿su país está listo para acercarse a dialogar?

China ha señalado que la puerta siempre está abierta, pero no dará la bienvenida a ninguna demanda poco razonable ni se quedará inmóvil si es provocada deliberadamente.

China ahora decidirá si declara una Zona de Identificación de Defensa Aérea en el Mar Meridional de China de acuerdo con el alcance de la amenaza. "Si nuestra seguridad se ve amenazada, por supuesto tenemos el derecho", dijo el viceministro de Relaciones Exteriores de China Liu Zhenmin a los periodistas.

El pueblo chino no busca problemas, pero no somos cobardes cuando el problema es provocado por otros. Ahora depende de Filipinas y de sus amigos que el Mar Meridional de China se convierta en una problemática tempestad de confrontación o bien en pacíficas aguas de cooperación y prosperidad común.

¿No es mejor permanecer como amigos con un buen vecino que permitir a alguna lejana superpotencia que provoque conflictos en la puerta de entrada?. El destino de Filipinas está en sus propias manos.

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