LHASA, 12 jul (Xinhua) -- Expertos latinoamericanos participantes en el Foro sobre el Desarrollo del Tíbet 2016 resaltaron la protección del medio ambiente en esta región autónoma del suroeste de China y el desarrollo de infraestructuras, que pudieron comprobar in situ durante su viaje para acudir al evento, y consideraron que hay espacios para intercambios con Latinoamérica.
El encuentro se desarrolló entre los días 7 y 8 de julio en Lhasa, capital de la región autónoma del Tíbet, pero los más de 130 participantes (entre los que había investigadores, expertos, periodistas y funcionarios de más de 30 países) aterrizaron tres días antes para acercarse a la realidad tibetana mediante visitas a lugares de importancia cultural, religiosa e histórica, así como centros docentes, instituciones médicas e instalaciones de nuevas iniciativas empresariales, entre otras.
Los temas que centraron el debate fueron las oportunidades de desarrollo innovador, la necesidad de integrar las tradiciones y la modernidad, la importancia de la preservación del medio ambiente y las posibilidades del desarrollo verde y la integración del Tíbet en la iniciativa de la Franja y la Ruta
El subdirector del Centro de Lenguas y Culturas Latinoamericanas de la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing, el ecuatoriano Héctor Villagrán, destacó en una entrevista con Xinhua que la decisión de los organizadores del foro (la Oficina de Información del Consejo de Estado y el Gobierno regional del Tíbet) de consultar a personas de otras partes del mundo respecto al desarrollo en la región es "un acto de una apertura muy especial".
Villagrán señaló que "el recurso del agua es estratégicamente importante", dado que de esa zona se nutre buena parte de Asia, y estableció un paralelismo entre el Himalaya y los Andes por las "muchas similitudes" en cuanto a geografía y topografía.
Tras mencionar el "gran acercamiento entre los líderes" de China y Latinoamérica en los últimos años, propuso "un mayor acercamiento de pueblo a pueblo" y una Ruta de la Seda en la que el Tíbet "no sea la parte final de China, sino la parte inicial", y que termine en América Latina.
Entre los espacios de cooperación, Villagrán consideró que "hay muchas cosas que se pueden aprender en lo político", como la política de la autonomía regional de las minorías étnicas, puesto que hay zonas en América Latina que también reclaman una cierta autonomía.
"Creo que viene un gran avance para Tíbet. He visto muchas libertades y mucha paz, que es muy importante en este ambiente global que estamos viviendo, en el que hay un rompimiento de la armonía porque no hay comunicación", concluyó.
RESPONSABILIDAD EN MEDIO AMBIENTE
Por su parte, el coordinador del grupo de trabajo sobre China del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), Miguel Velloso, calificó de "muy buena noticia" que una potencia como China haya tomado a su cargo "la responsabilidad del medio ambiente" y estimó que el acuerdo tras la Conferencia de París es "un compromiso muy importante en materia de responsabilidad internacional".
Los "dos cambios radicales" en la política exterior china desde la llegada del actual presidente, Xi Jinping, son "el cambio respecto a los temas ambientales" y en la política para "encarar los peligros nucleares", afirmó Velloso.
Respecto al desarrollo, subrayó que la metodología, tanto en China en general como en el Tíbet en particular, ha sido "extremadamente exitosa" y "aplaudida por todo el planeta". El proyecto más ambicioso es, a su juicio, el del tren Qinghai-Tíbet.
Al igual que Villagrán, estableció una relación entre el Himalaya y los Andes y señaló que "puede haber una riquísima experiencia de intercambio entre las dos regiones para capitalizar experiencias y tradiciones que se han ido formando".
CONFLICTO ENTRE TRADICIÓN Y MODERNIDAD
Otra de las expertas que acudió al foro, la investigadora del Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México Liljana Arsovska Ivanovska, se mostró "muy impresionada" por el evento.
Tras las visitas por Lhasa y Shannan, de la mano de guías tibetanos, Arsovska manifestó haber "aprendido mucho". "No te puede no impresionar el Potala, no te puede no impresionar un túnel de tres kilómetros a 3.600 metros de altura, no te puede no impresionar un tren Beijing-Tíbet o Shanghai-Tíbet", enfatizó y destacó que "en cada lugar" por el que pasaba el grupo se veía que se estaban abriendo túneles, algo que "da envidia".
Esta investigadora hizo alusión a otro de los temas que centraron los debates del foro: "la contradicción entre la tradición y la modernidad". En ella, dijo, están "todos los países, desarrollados y en vías de desarrollo" y no solo China o la región del Tíbet.
EL TÍBET EN LA FRANJA Y LA RUTA
El profesor de la Universidad de La Matanza, en Argentina, Gustavo Girado, resaltó que el Tíbet es "una zona muy especial" por lo que representa para los tibetanos y la República Popular China, pero también por su medio ambiente "muy particular y que hasta ahora está siendo muy preservado y muy cuidado" y su cantidad de recursos.
A juicio de Girado, todos los participantes en el foro comprendieron "la cantidad de dinero" que el gobierno chino destina al Tíbet. Enfatizó "el claro sentido político y estratégico" que tiene involucrar al Tíbet en la iniciativa de la Franja y la Ruta y apuntó que la vía marítima implicaría vincular una gran cantidad de áreas que hoy están viéndose favorecidas por acuerdos políticos con Estados Unidos pero que "dejan de lado a China".
El profesor argentino resaltó que una iniciativa de este tipo "forja una especie de malla, un tejido que se conforma a partir de la vinculación financiera, económica, de infraestructuras y de capitales" y que llevará a una "interacción asiática" en la cual los habitantes del continente definan su propio futuro.
Desde el punto de vista económico, Girado consideró que la experiencia latinoamericana del desarrollo no es transmisible de forma directa a la experiencia que se trata de llevar adelante en el Tíbet, principalmente porque en Latinoamérica hubo mucha influencia de las potencias continentales, Canadá y Estados Unidos, y ello llevó a que no se generasen políticas de desarrollo propias.