Por Xiong Ping
BEIJING, 6 jul (Xinhua) -- Desde que el 1 de julio Japón asumió la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no ha cesado de expresar su preocupación sobre el Mar Meridional de China.
El nuevo embajador nipón ante la ONU, Koro Bessho, afirmó que pondría el asunto en la agenda del órgano de 15 miembros si hay una solicitud de sus integrantes. En lugar de intentar resolver asuntos más urgentes, Koro está utilizando el Consejo de Seguridad para tratar de avergonzar a China.
En los últimos años, Japón ha intentado engañar a la comunidad internacional y servir a su propia agenda a través de retratar a China como una amenaza.
El último espectáculo fue escenificado en mayo cuando Japón, como anfitrión de la cumbre del Grupo de los Siete (G-7), planteó de manera innecesaria sus preocupaciones por la "seguridad marítima" en el Mar Meridional de China.
Los medios japoneses han informado de que su país ha presionado al G-7 para emitir un comunicado conjunto sobre el caso de arbitraje del Mar Meridional de China, que fue iniciado unilateralmente por Filipinas. China ha rechazo participar en él y no reconocerá el fallo del tribunal arbitral, que se emitirá el 12 de este mes, según se ha anunciado.
Además, el embajador nipón ante Camboya, Yuji Kamamaru, presionó supuestamente al Gobierno camboyano para que se oponga a las reclamaciones de China en el Mar Meridional de China, amenazándolo con detener la muy necesitada ayuda al país.
El comportamiento de Japón en la ONU y en todos lados solo puede volvérsele en contra. No solo daña la solemnidad y autoridad del Consejo de Seguridad, sino que también viola los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
La Carta de la ONU tiene los objetivos de mantener la paz y la seguridad internacionales y promover la cooperación internacional. En cambio, Japón parece más interesado en incitar a otros miembros del Consejo de Seguridad a centrarse en el Mar Meridional de China y a crear hostilidad hacia China.
Japón está utilizando varios escenarios diplomáticos para avergonzar a China, y sus acciones ofrecen un mal reflejo de la tercera economía mundial. Debería dejar de crear problemas en la escena internacional y comportarse de manera más responsable.