Por Alberto Leyenda y Chen Yin
BEIJING, 1 jun (Xinhua) -- El Partido Comunista de China (PCCh) ha llegado a sus 95 años de historia siendo un partido de vanguardia y, hoy en día, es "un punto de referencia mundial" en la construcción del socialismo del siglo XXI, a juicio del sociólogo alemán afincado en México Heinz Dieterich.
En una entrevista concedida este viernes a Xinhua en Beijing con motivo del aniversario de la fundación del PCCh, el teórico enfatizó que China "es el ejemplo que más luce, es la estrella del socialismo del futuro".
Dieterich es el creador del concepto de socialismo del siglo XXI, un paradigma que lanzó en 1996 y a través del que plasmó su revisión de la teoría marxista y su actualización al mundo de hoy, ofreciendo propuestas teóricas tanto en la economía política como en la participación democrática de la ciudadanía.
"Para mí es un honor, una gloria, que la humanidad mire a China como la esperanza de un sistema no capitalista. El partido, en su aniversario, debe orgullosamente aceptar esto", remarcó Dieterich, después de explicar que, tras la desaparición de la Unión Soviética, la historia le ha concedido al país asiático el papel de vanguardia del socialismo a nivel mundial.
"Se puede decir que es un partido de vanguardia y eso es muy notable, porque después de 95 años, generalmente, todo se burocratiza y se petrifica", destacó el teórico.
A su juicio, el PCCh, bajo los liderazgos de Mao Zedong, Deng Xiaoping y, en la actualidad, Xi Jinping, ha sabido entender los cambios de la realidad mundial y adecuar su política interna.
"(Los tres modelos) han sido exitosos porque han permitido superar grandes problemas y crisis a través de cambios estratégicos en el proyecto histórico del socialismo", subrayó.
Bajo el modelo de nueva democracia de Mao, explicó, se sentaron las bases del progreso. Pero cuando quedó estructuralmente agotado, "Deng tuvo la visión de entender que se tenía que actualizar ese modelo", de lo que derivó la política de reforma y apertura.
"Ese modelo empieza a tener límites también", destacó, por eso Xi lanza el "Sueño Chino", que tiene como objetivos un país próspero y fuerte, una nación vigorosa y un pueblo feliz.
El sociólogo atribuyó esta capacidad de adaptación a la concepción del pensamiento chino de que "todo está en movimiento" y, en esa dinámica de cambio, incluyó el llamamiento a construir el "Sueño Chino", una nueva fase que calificó de "extraordinariamente exitosa".
En este sentido, Dieterich citó algunas de las innovaciones que han convertido a China en una referencia internacional, como la campaña anticorrupción emprendida por el presidente Xi.
Desde el XVIII Congreso Nacional del PCCh a fines de 2012, China ha intensificado su campaña anticorrupción y castigado a un gran número de funcionarios corruptos, incluidos varios exlíderes de alto nivel.
Esta masiva campaña anticorrupción dirigida tanto a "tigres" como a "moscas", dos términos asignados a funcionarios en función de su mayor o menor rango y nivel de corrupción, hace que sus funcionarios sean más disciplinados en su estilo de trabajo.
"Otros partidos comunistas, con los años, se alejaron de la sociedad y cuando venían las crisis no tenían el apoyo y no reaccionaron bien (...) La campaña contra la corrupción es un indicador de que el partido está vivo", reflexionó.
Dieterich consideró que el modelo chino del socialismo puede inspirar también a los países progresistas en América Latina, en un contexto en el que esa región está viviendo un giro hacia la derecha.
En ese sentido, achacó la reciente caída de Gobiernos progresistas en Argentina y Brasil, y el posible cambio también en Venezuela, a las políticas antagónicas de Washington pero, sobre todo, a "grandes errores" endógenos de esos países.
Preguntado sobre sus consejos al PCCh, el sociólogo opinó que China "no proyecta una imagen lo suficientemente positiva" debido a la campaña mediática que existe en su contra en Occidente. Puso el ejemplo de Latinoamérica, cuyas clases medias y bajas tienen la visión negativa del país que ofrecen las televisiones y los periódicos.
Por ello, consideró que el objetivo estratégico de la política exterior de China debe ser ofrecer el "diálogo necesario" para que la población mundial esté correctamente informada.
