Por Javier Córdoba y Dang Qi
SAN JOSE, 24 jun (Xinhua) -- Jesús Fernández es un joven costarricense que desde muy temprana edad cayó en la adicción a las drogas: "La cocaína me atrapó mucho, desde que la probé a los 14 años aproximadamente y hasta los 29 años", recuerda.
"Después de que pasé la adolescencia yo empecé a vender mi cuerpo en las calles de San José", relata Jesús a Xinhua, luego de haber superado su adicción.
El 26 de junio se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.
En la comunidad marginal conocida como "Los Cuadros", en el cantón de Goicoechea, al norte de San José, la adicción a las drogas, la delincuencia y la violencia son parte de la cotidianeidad y puede ser también causa de muerte.
Jesús logró superar los traumas de un hogar en el que fue agredido por su padre y la drogadicción, para convertirse hoy en uno de los principales colaboradores de los Hogares Crea, una organización que se dedica a sacar a jóvenes y adultos de la adicción que los consume.
Hoy, Jesús es el coordinador y diseñador gráfico de "Crea" una revista desde la que intenta dar a las familias un mensaje de esperanza sobre la posibilidad real de dejar el mundo de las drogas y evitar caer en la adicción que es capaz de consumir vidas y familias completas.
Jesús recuerda las agresiones que desde la infancia le propinaba su padre, hombre alcohólico que tenía un taller de pintura de motocicletas con aerógrafo en su casa; fue ahí donde el chico probó las drogas por primera vez, inhalando disolvente de pintura, a los cuatro años.
Según comentó Fernández a Xinhua, el disolvente, también conocido como "thinner", es, junto al pegamento para zapatos, una de las sustancias más utilizadas entre los jóvenes pobres, por ser de fácil acceso y de costo muy bajo.
Luego del "thinner", Jesús se introdujo en otras drogas como la cocaína, vicio que tuvo que mantener a costa de prostituirse en las calles de San José.
Por temor a su padre, Jesús no volvió a casa, y en las calles de la capital costarricense conoció un día a un canadiense que lo sacó de allí a cambio de relaciones sexuales, dándole la posibilidad de viajar y conocer más de 10 países del mundo.
Sin embargo, el canadiense seguía suministrando drogas al joven para mantenerlo cautivo, fue así como experimentó con sustancias como LSD, éxtasis, hongos y anfetaminas varias.
"Pasé de ser un niño introvertido a uno extrovertido; en las discotecas de música electrónica se mueven ese tipo de cosas", relata.
En Holanda, Jesús compraba "hojas" impregnadas en droga, que escondía en una biblia y que luego vendía en pequeños trozos en discotecas de música electrónica hasta por 20 dólares cada dosis. Así fue como comenzó en el tráfico de drogas.
Pero la fascinación por las pastillas y drogas sintéticas no duró mucho para Jesús, quien volvió a caer en la inhalación de disolvente, esta vez como consecuencia de un trabajo que consiguió como diseñador en rotulación.
"El 'thinner' industrial me estaba matando, me estaba adormeciendo en el diario vivir (...) A veces escuchaba voces, estaba teniendo delirios de que me querían matar y lo peor de todo, estaba perdiendo la vista", recordó.
Fue entonces que Jesús comprendió que necesitaba ayuda para dejar las drogas. Su familia decidió llamar a Hogares Crea, una organización que opera en Costa Rica desde 1984 y con gran cantidad de jóvenes y adultos rescatados de las drogas.
De su proceso de recuperación, Jesús asegura que siempre es fácil ingresar a un adicto, pero es difícil mantenerlo bajo el tratamiento que consiste en un internado de año y ocho meses, en el que se realizan otros trabajos para ayudar a la organización a mantenerse.
Tras la fase de desintoxicación, Jesús recuerda que durante su tratamiento pasó por varios momentos difíciles, incluyendo una recaída en la que volvió a inhalar "thinner" cuando hacía un trabajo de pintura en una bodega.
Ese día fue expulsado del Hogar Crea, pero ese mismo día fue aceptado de nuevo, pues su deseo era superar de una vez por todas la adicción.
Tras superar las primeras etapas, quienes reciben tratamiento en Hogares Crea van teniendo nuevas libertades y responsabilidades, hasta llegar a dirigir uno de los 12 centros que tiene la organización en el país.
"Me tocó ir a dirigir el Hogar Crea más grande de Costa Rica, eran 50 muchachos los que tenía que atender, entonces yo les tenía que dar terapia y yo tenía que atenderlos", narra Jesús, de su etapa como director de un centro.
Ese trabajo duró ocho meses, tras los cuales, Jesús regresó a su comunidad de origen para reinsertarse en la sociedad, volver a estudiar y a unirse con su familia.
Para Jesús, la historia no terminó con alejarse de las drogas, pues se quedó en Hogares Crea, donde hoy diseña y dirige la revista de la organización, y colabora en la promoción de eventos a beneficio de este grupo, el más grande de Costa Rica.
"Gracias a Dios yo llevo ya tres años sin consumir drogas, de hecho el 7 de junio cumplí los tres años de abstinencia a las drogas", cuenta con satisfacción.
Para Jesús, la lucha contra su adicción es cosa de todos los días: reconoce que le encantaría al menos fumar un cigarro, pero de inmediato recuerda su compromiso de alejarse de todos los vicios y todas las drogas, incluso las lícitas.
Sobre el tratamiento en Hogares Crea afirma que no hay fórmulas mágicas, y sólo dejarán ese oscuro mundo aquellos que tengan la verdadera voluntad de hacerlo.