VANCOUVER, 12 jun (Xinhua) -- Tras las palabras del ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, en las que afirmaba que espera una "nueva edad de oro" entre su país y Canadá, un experto canadiense sobre Asia se hizo eco de esas declaraciones y enfatizó que este es un buen momento para impulsar ese objetivo.
"China es crucial en el mundo y crucial para el futuro de Canadá", aseveró el director del Instituto para la Investigación sobre Asia en la Universidad de British Columbia, Yves Tiberghien.
En una reciente entrevista con Xinhua, el profesor repasó los altibajos por los que han atravesado Canadá y China y expuso algunos puntos en común de sus respectivas agendas, coincidencias que le hacen esperar una nueva época dorada.
La edad de oro entre los dos países comenzó, en realidad, a principios de los años 70, cuando el entonces primer ministro, Pierre Trudeau -- padre del premier actual, Justin Trudeau--, fue un pionero en el establecimiento de relaciones diplomáticas con China, en un momento en el que la mayoría de países occidentales no estaban preparados para ello, explicó Tiberghien.
En ese momento, existían errores de juicio sobre China y las diferencias políticas eran consideradas como demasiado serias para mostrar algún tipo de confianza mutua, "pero el premier Trudeau sentó las bases en el nombre de una inversión a largo plazo", añadió.
En la primera década del actual siglo, bajo el liderazgo del Partido Conservador de Canadá, recordó el académico, se produjo una ralentización de los lazos. En su opinión, ahora existe una nueva plataforma en la que hay una visión sobre el desarrollo a largo plazo y desde la que China y Canadá pueden trabajar juntos en algunos puntos comunes.
Una de esas prioridades coincidentes es el nuevo compromiso de Canadá con el multilateralismo, apuntó el profesor, quien destacó la participación de China en el G20 y en otros acuerdos multilaterales a nivel global, como el acuerdo climático de París.
China y Canadá tienen un fuerte comunidad de intereses para trabajar más juntos en los asuntos globales, desde la protección medioambiental al crecimiento económico, apuntó.
Otro punto en común de sus agendas se asienta en el potencial de la profundización de las relaciones económicas, añadió Tiberghien.
Canadá necesita invertir más para activar nuevos motores de crecimiento y también cuenta con cuantiosos recursos para ser explotados, comentó. En esta faceta, continuó, China puede jugar un papel, en especial poniendo en práctica una forma de cooperación sostenible, de forma que el crecimiento de Canadá se complemente con las necesidades de China.
"Así que existe una gama de complementariedades y oportunidades (...) y este es, de hecho, un buen momento", aseveró.
No obstante, el académico también admitió algunos obstáculos, en alusión a los cerca de nueve años de diferencias entre ambos países. "Así que el desafío es encontrar una vía para rodear esas dificultades y centrarse en la agenda común, en la que hay un interés mutuo, y cuando sea congruente con los valores de ambas partes", apostilló.