Por Javier Córdoba
SAN JOSE, 27 may (Xinhua) -- Los campos grises llenos de ceniza y los ríos convertidos en torrentes de lodo volcánico, son la realidad con la que ahora lidian los productores agropecuarios ubicados en la zona de influencia del volcán Turrialba, en Costa Rica.
Las erupciones de ceniza del volcán ubicado a 70 kilómetros al este de San José volvieron a poner en problemas a agricultores y productores de leche en las zonas altas de Turrialba, Oreamuno, Tierra Blanca, Alvarado y Coronado, lo que mantiene en alerta a las autoridades del Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Según los datos más recientes, la ceniza mantiene en problemas a 8.252 animales y al menos 261 hectáreas de cultivos que requieren de atención y asistencia técnica para minimizar los daños.
En un recorrido por la zona, Xinhua pudo constatar la preocupación de productores por la actividad del volcán, el cual expertos aseguran seguirá con sus erupciones por tiempo indefinido.
"En realidad sí nos ha afectado demasiado, hay varios cultivos pequeños que los quema la ceniza. Afecta a la agricultura y a los potreros para ganado", comentó el agricultor José Humberto Vargas.
Los cultivos dañados son principalmente de hortalizas y otros alimentos como la papa, aunque como explica el ingeniero agrónomo Juan Manuel Cotera, también los productos de exportación como las flores se ven afectados.
"Si las calas o las hortensias tienen cualquier tipo de mancha no son aptas para exportación, entonces al acumular ceniza en algún punto del pétalo o algún punto de la flor, eso crea una mancha ácida que se vuelve translúcida en la flor", explicó.
"Esto llega a producir una mancha café que hace que la flor no sea apta para la exportación o lo peor es que se vaya con la mancha sin haberla detectado y nos afecte todo el embarque de flores, cuando ya está en Estados Unidos", dijo Cotera.
En lo que respecta a los animales, los principales problemas son respiratorios y estomacales, pues los pastos llenos de ceniza y el agua contaminada deterioran la condición del ganado, que en estos lugares se dedica principalmente a la producción de leche.
"En el ganado ha sido menos la afectación; sin embargo, sí nos ha repercutido, ya que se le acumula al ganado en uno de los estómagos la ceniza y si sigue esto por mucho tiempo más. Hay que llevarse el ganado a otras fincas o sacrificarlo", comentó Cotera.
"La producción de leche ha bajado, ya que el ganado selecciona más el pasto, come menos, entonces no aprovecha el 100 por ciento del potrero, esto repercute en la producción de cada animal en 1 o 2 litros, teniendo 200 animales en ordeño es bastante lo que se pierde", añadió el ingeniero.
En el caso de animales como ovejas y cabras, su problemática es algo distinta, pues su manera de comer pasto hace que al estar lleno de ceniza, los animales desgasten rápidamente sus dentaduras al masticar, llevándolos a perder sus dientes en cuestión de meses y mueren por desnutrición.
Para los habitantes de las zonas más cercanas y propensas a la acción del volcán, la pregunta siempre es hasta cuándo tendrán que esperar para retomar sus actividades con alguna normalidad.
Los pobladores bien saben que la situación se puede prolongar por mucho tiempo y recuerdan otras situaciones de emergencia que se vivieron en el pasado, como la gran erupción del volcán Irazú (el más alto del país y cercano al Turrialba) que provocó una gran emergencia en 1963.
"Hay temor claro. Yo estaba con siete años cuando reventó el volcán Irazú y es muy seria la cosa, es demasiado peligroso", comentó el productor de queso artesanal, Isamael Mora.
El último reporte de la Comisión Nacional de Emergencias de este vienes, señala que durante la madrugada hubo una reducción en las emisiones de ceniza que se mantenían constantes desde la noche del 24 de mayo, cuando se presentó la última gran explosión del volcán. Fin
