MEXICO, 7 may (Xinhua) -- La actividad humana en el exterior de la Reserva de la Biosfera ha perturbado los ecosistemas hasta el grado de afectar la biodiversidad que resguarda, de acuerdo con un estudio que se publicó recientemente por científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Junto con la Universidad de Stanford, los institutos de Ecología y de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM realizaron durante 40 años una investigación, cuyas conclusiones fueron publicadas recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Según el estudio, ha sido deteriorado la selva tropical de Los Tuxtlas, en el estado mexicano de Veracruz, donde la población de palma tropical llamada Astrocaryum mexicanum incrementó exponencial en más del 350 por ciento, pasando de 1.000 por hectárea a cerca de 4.000, en cuatro décadas.
Durante los últimos 40 años tras el inicio en 1975 de la investigación por parte del ecólogo y exrector de la UNAM José Sarukhán, quien encontró la población de palmas en equilibrio, los expertos hallaron que la población de palmas creció desorbitadamente y provocó la reducción del 40 por ciento en la cantidad de especies de árboles.
También se percataron de cambios en el funcionamiento del sistema. Por ejemplo, aumentó 10 metros el carbono almacenado en la vegetación de la parte baja de la selva y disminuyó entre los árboles de más de 40 metros de altura.
Hasta ahora, no existe otro estudio que haya evaluado puntualmente los efectos de las perturbaciones antrópicas sobre las comunidades vegetales al interior de áreas naturales protegidas y, menos aún, en largo plazo, señala el estudio.
"Nuestro trabajo es una prueba de que la salud de las reservas tropicales puede afectarse negativamente por el contacto que mantienen con las áreas perturbadas vecinas y por el incremento de las actividades cinegéticas en su interior, comprometiendo los esfuerzos de conservación", indicó Iván Ortiz, maestro en ciencias y uno de los coautores del estudio.
La hipótesis de los científicos indica que el crecimiento exponencial de las palmas, así como los cambios en la diversidad y el funcionamiento de las selvas, son signos de los efectos de perturbaciones causadas por actividades humanas alrededor de la Reserva de la Biósfera de Los Tuxtlas.
Primero, al ser fragmentada y aislada, sus bordes quedaron expuestos a una mayor frecuencia de caída de ramas grandes y árboles completos, que al sucumbir forman huecos en la bóveda del ecosistema, que permiten la entrada de más luz solar a la selva, energía aprovechada por la palma para producir más semillas y crecer con rapidez cuando es joven.
Además, con la desaparición de selva en los alrededores y la cacería furtiva de animales como venados y pecaríes, esos mamíferos grandes que se alimentaban de las semillas y plantas jóvenes de esta palma han disminuido drásticamente. Sin ellos, y con más luz, las palmas han proliferado, guardando para ellas los recursos de la selva disponibles para otras especies de plantas.
"La historia que narra este estudio es triste, pues refleja que los esfuerzos por conservar un ecosistema tan valioso como la selva húmeda de Los Tuxtlas no han podido contrarrestar los efectos de las actividades humanas", concluyó Ortiz.