BARCELONA, 23 abr (Xinhua) -- La Casa Batlló, obra del arquitecto modernista Antoni Gaudí, vistió su fachada de rosas hoy sábado para celebrar el Día de San Jorge (La Diada de Sant Jordi, en catalán), patrón de Cataluña, este de España.
En Cataluña, el día de hoy se asocia con las rosas debido a la leyenda: Sant Jordi mató al dragón, salvó a la princesa y le regaló una rosa nacida de la sangre del dragón.
Además, la fiesta coincide con el Día Internacional del Libro. Así, tal día como hoy, se regalan libros y rosas para celebrar la tradición.
La Casa Batlló, Patrimonio Mundial de la UNESCO, vistió sus balcones con más de mil rosas, fusionando la tradición, la leyenda y también la solidaridad.
"Las rosas están hechas de poliespan y después las han pintado porque así, si llueve, no pasa nada", explicó a Xinhua Ferran Martínez, quien trabajaba en esta jornada en la Casa Batlló.
Gaudí escenificó la leyenda de Sant Jordi en su obra, la azotea de la casa, cuyas tejas tienen forma de escamas, que representa al lomo de un dragón atravesado por la cruz de cuatro brazos que evocan la espada de Sant Jordi.
En el último piso, un balcón en forma de flor representó el balcón de la princesa, mientras que en otros balcones están representadas otras víctimas del dragón.
La solidaridad estuvo representada por la venta de 2016 rosas, cuya recaudación se destinará íntegramente a la Fundación Arrels, que trabaja con personas sin techo.
"La aportación mínima son 5 euros, a partir de ahí, ya podrías tener una rosa. 5 euros equivaldría a tener luz y agua, si la gente quiere pagar 9 euros, equivaldría a tres platos de comida, si la gente quiere pagar 22 o más sería para pagar luz, agua, un asistente y una cama", comentó Martínez.
"La gente a veces te da más de lo que marca, está muy dispuesta a aportar", añadió.
Se calcula que en la ciudad de Barcelona duermen unas 900 personas en la calle y 1.500 en centros de atención públicos y privados.
Las rosas solidarias estuvieron presentes en muchos puestos durante esta jornada de Sant Jordi, que siendo un sábado soleado, propició que las calles de la ciudad condal se llenaran de multitud de personas.
Los libros también fueron los protagonistas, junto con las firmas de diversos autores que causaron colas de gran longitud en varios puestos, además de conciertos, mercadillos y actividades muy diversas que sumergieron a la ciudad en un ambiente muy festivo.