BRASILIA, 23 mar (Xinhua) -- El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), advirtió hoy, en un acto con sindicalistas en la ciudad de Sao Paulo, que no permitirán un golpe contra la presidenta Dilma Rousseff.
"No intenten un golpe contra Dilma porque no lo vamos a aceptar", dijo el ex mandatario, a lo que los asistentes respondieron: "No va a haber golpe".
Da Silva participó en un acto en la Casa de Portugal, organizado por la Central Única de Trabajadores (CUT), la Central de Trabajadores y Trabajadoras de Brasil (CTB), la Unión General de Trabajadores (UGT) y otras organizaciones menores.
El ex mandatario comenzó su discurso comparando la situación actual con la crisis que en 1954 llevó al suicidio al presidente Getulio Vargas (1933-1945, 1950-1954), y el golpe militar de 1964 que evitó la vuelta del ex presidente Juscelino Kubitschek (1956-1961).
Lula recordó las versiones que en 1964 surgieron sobre un supuesto edificio propiedad de Kubitschek, lo que luego se demostró falso, y las acusaciones que él mismo sufre por supuesta ocultación de patrimonio.
"Inventaron que Juscelino tenía un edificio, que él no tenía, lo inventaron como hacen conmigo hoy. Decían que Juscelino había hecho Brasilia para robar y quedar rico. Sólo después fuimos a saber que él no era rico cuando murió", señaló.
Lula subrayó que las tentativas de reducir el mandato de Rousseff sólo pueden ser calificadas como "golpe, porque no es otra cosa", y que la motivación es que la élite social brasileña no acepta que gobiernen personas que no salieron de su seno.
"El problema de la élite de este país no es sólo con un trabajador o mujer. Ellos tienen dificultades en aceptar a cualquiera que no sean de su medio", subrayó.
El ex presidente resaltó que los trabajadores nunca en la historia brasileña tuvieron tanto aumento real en sus salarios como en su administración, y eso "no le gustó a los patrones".
"Yo soy el resultado de la evolución en la conciencia política de hombres y mujeres trabajadoras de este país. En la medida de que ustedes ganaron conciencia política, perdieron el miedo", apuntó.
Lula dijo que no se puede continuar con una política económica que no permita la generación de empleos, en referencia a la fuerte recesión que atraviesa la economía brasileña.
"Los mismos que quieren hacer el golpe, son aquellos que quieren terminar con el trabajo formal, con la CLT (Consolidación de Leyes del Trabajo, sancionada en la primera presidencia de Vargas)", subrayó.
Lula cuestionó también a los grandes medios de comunicación del país, pero aseguró que "yo no voy a hacer con ellos el juego rastrero que ellos hacen conmigo".
El ex mandatario afirmó que la crisis brasileña es producto de la acción política de la oposición, que desde la reelección de Rousseff en 2014 "no la dejan gobernar".
"Tienen que aprender a respetar las urnas. Si quieren ser presidente, que se preparen y esperen a 2018. Y les decimos: no intenten un golpe contra Dilma porque no lo vamos a aceptar", enfatizó.
Lula dijo que aceptó asumir el cargo de ministro jefe de gabinete -suspendido por el momento por una decisión judicial- para ayudar a Rousseff, y reiteró que no hay ninguna base legal para el "impeachment" (juicio político) de la presidenta.
Durante el encuentro, las centrales sindicales convocantes lanzaron un documento conjunto, en el que llaman a "garantizar la democracia brasileña y el respeto a la Constitución".
El documento dice que "la amenaza de golpe de quien quiere rasgar la Constitución está profundizando la recesión económica y aumentando el desempleo en Brasil", poniendo "en serio riesgo la democracia, los derechos de la clase trabajadora y la soberanía nacional".
Los sindicalistas manifestaron su "total solidaridad a la presidenta Rousseff, legítimamente electa por la mayoría del pueblo brasileño y al compañero y ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y exigimos la inmediata efectivización de su asunción como ministro de la Casa Civil".
"Expresamos la convicción de que Lula, en la condición de mayor líder político y popular del país, merece y goza de plena confianza y solidaridad de los dirigentes y de la clase trabajadora brasileña", apunta el documento.