Por Victoria Argüello
CARACAS, 23 mar (Xinhua) -- La visita a Cuba que realizó el presidente estadounidense Barack Obama del 20 al 22 de marzo pasado, la primera de un mandatario del país norteño a la isla en 88 años, no dirimió por completo las diferencias entre ambos países, incluido el tema Venezuela.
Frente a lo que algunos señalan como una aparente flexibilización de la política exterior de Washington respecto a La Habana, otros en cambio advierten sobre las nuevas tácticas de Estados Unidos para hacer primar sus intereses en América Latina.
La atenuación del discurso del presidente Obama en relación a Cuba se da a la par de la acentuación de una retórica agresiva en contra de Venezuela, nación con la que el gobierno cubano mantiene estrechos lazos de cooperación.
Muestra de ello es que 17 días antes de su visita a la mayor de las Antillas, Obama renovó un decreto ejecutivo en el que considera la presunta violación de derechos humanos en Venezuela como una "amenaza" para la seguridad de Estados Unidos.
Posteriormente, en una entrevista a la cadena televisiva CNN, Obama cuestionó la legitimidad del gobierno venezolano al abogar por un cambio político con fines económicos que consideró "lo mejor" para todos los países del hemisferio.
Sin embargo, el gobierno de Cuba sólo dos días antes de recibir a Obama, ratificó junto a Venezuela el Convenio Integral de Cooperación que ha signado las relaciones entre ambos países durante más de 16 años.
Además, las autoridades cubanas concedieron al presidente venezolano Nicolás Maduro la orden nacional José Martí, la condecoración más alta que otorga la nación insular, al tiempo que confiaron en "las nuevas victorias de la Revolución Bolivariana".
Esto representa, además de los conocidos puntos de divergencia entre Estados Unidos y Cuba alusivos al bloqueo económico-comercial y la permanencia de la Base Naval de Guantánamo, otro elemento que distancia a ambos gobiernos en el terreno de la política internacional, según el internacionalista Sergio Rodríguez.
"En el plano de la política internacional, el punto donde hay mayor distancia entre ambos países es precisamente Venezuela, ambos gobiernos quisieron dar una señal muy fuerte", declaró Rodríguez en entrevista con Xinhua.
Para el experto, existe un trasfondo en la necesidad de Obama de flexibilizar sus relaciones con Cuba, que en otros tiempos fue considerado enemigo de Washington, y uno de los elementos de este trasfondo es la coyuntura electoral por la que atraviesa Estados Unidos, lo cual además explica su visita a Argentina.
A su juicio, Washington busca "refrescar" su política exterior y la percepción de la población norteamericana sobre ésta, la cual ha estado caracterizada "por una cadena sucesiva de fracasos en países como Ucrania y en regiones como el Medio Oriente".
"Cuando se analiza el escenario global, el presidente Obama se ve con bastantes problemas, su tabla de salvación es mostrar una cara distinta en América Latina respecto de la que encontró al asumir por primera vez como presidente, y en ese sentido el proceso de restablecimiento de relaciones con Cuba", dijo Rodríguez.
A ello se suma que el tema de Cuba perdió fuerza como tema de la política interna de Estados Unidos, acota el experto, quien señala las diferencias que existen entre la comunidad cubana que migró en la década de los años 60 y 70 del siglo pasado y la nueva que es mucho más proclive a un acercamiento bilateral.
"La nueva comunidad cubana en Estados Unidos aboga por el restablecimiento de las relaciones para poder mantener una relación normal con sus familiares en La Habana", añadió.
En el plano mundial, la finalización del bloqueo económico-comercial que ha mantenido Washington contra La Habana por más de medio siglo, significa un punto de consenso entre la mayoría de los miembros de la comunidad internacional que en el seno de las Naciones Unidas han exigido el cese del embargo.
Pese a este viraje, Estados Unidos tiene una derecha muy agresiva a lo interno, frente a la cual tiene que mostrar fuerza y determinación, y para eso le sirve una actitud agresiva respecto de Venezuela, explicó el internacionalista Rodríguez.
Ello se aúna a que el próximo presidente de Estados Unidos, ya sea la candidata demócrata Hillary Clinton o el aspirante republicano Donald Trump, "será un conservador, y esto obliga a un corrimiento del discurso electoral hacia la derecha, hacia posiciones agresivas".
No obstante estos movimientos, para la integrante del movimiento de Solidaridad Cuba-Venezuela, Penélope Alsina, tanto el gobierno como el pueblo de Cuba están conscientes de que un acercamiento con Estados Unidos no implica el fin de las diferencias bilaterales.
"No son sólo dos gobiernos distintos, son dos modelos distintos, en su forma de concebir la democracia y en sus maneras de hacer valer los derechos humanos", apuntó Alsina en declaraciones a Xinhua.
Dentro de estas disimilitudes se encuentra la forma de relación con Venezuela, aseveró Alsina, quien además señala que el acercamiento entre Washington y La Habana encarna para el pueblo cubano la esperanza de que cese el bloqueo económico.
Es en esta exigencia mundial en que el gobierno de Caracas ha ratificado permanentemente su cercanía con Cuba, tal y como quedó asentado en octubre de 2015, durante el último encuentro del Movimiento de Solidaridad Cuba-Venezuela, cuando las organizaciones sociales venezolanas abogaron por la terminación del embargo.
En el seno de la población venezolana también se ha arraigado la demanda por la devolución al gobierno habanero del territorio ocupado por la Base Naval estadounidense de Guantánamo, donde yace la cárcel homónima, motivo de denuncias mundiales por presuntas violaciones a los derechos humanos.
Independientemente de los intereses que pueda tener Estados Unidos en la región, todo indica que la administración estadounidense deberá tomar en cuenta las nuevas relaciones forjadas en América Latina y el Caribe en los últimos 16 años.