Por Noemí Galbán
LA HABANA, 9 mar (Xinhua) -- Un ajetreo poco usual sacude por estos días la capital cubana; labores de embellecimiento en las principales avenidas de la ciudad y remozamiento de fachadas, son algunas de las actividades palpables que anticipan la llegada de un visitante muy esperado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
No obstante, una sensación poco visible marca el devenir diario de los cubanos, pudiera resumirse incluso en una sola palabra, expectativa. Ese es el término que caracteriza el sentir de gran parte de un pueblo que anhela percibir resultados concretos en el corto plazo, luego de la llegada del jefe de Estado norteamericano a esta nación caribeña el próximo 21 de marzo.
"No se trata de aspirar a lo imposible o tener ideas ingenuas sobre lo que significa el restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana. Lo que queremos es ser testigos del avance del proceso de normalización de los vínculos estancados por más de 50 años y todo lo que ello conlleva", comentó a Xinhua, Raúl Pelayo.
Desde su puesto de trabajo en un estanquillo postal del capitalino barrio de Miramar, Pelayo alude en sus comentarios a un extenso editorial que publicó este miércoles el diario "Granma", órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.
El texto enfatiza en la necesidad de continuar progresando en ese aspecto "sobre el único terreno posible y justo: el respeto, la igualdad, la reciprocidad y el reconocimiento de la legitimidad de nuestro gobierno".
Agrega, además, que para llegar a la plena regularización de los nexos entre ambos países queda un largo y complejo camino por recorrer, lo cual requerirá de la solución de "asuntos claves" que se han acumulado por más de medio siglo.
Entre ellos destacan la exigencia de levantar el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto unilateralmente por Estados Unidos, "que provoca privaciones al pueblo cubano y es el principal obstáculo para el desarrollo de la economía" de esta isla caribeña.
También sobresale el histórico reclamo de La Habana con respecto a la Base Naval de Guantánamo, territorio ocupado por Washington desde hace una centuria que, según el gobierno cubano, vulnera su soberanía nacional y constituye un tema cardinal en las actuales conversaciones con la Casa Blanca.
"Asimismo, debe abandonarse la pretensión de fabricar una oposición política interna sufragada con dinero de los contribuyentes estadounidenses (...) el trato migratorio preferencial que reciben nuestros ciudadanos, en virtud de la Ley de Ajuste Cubano y de la política de pies secos-pies mojados", señala el editorial de "Granma".
Tales demandas forman parte también de las aspiraciones de un pueblo que durante 57 años se ha mantenido firme en sus principios e ideales de justicia social pero, como el resto del orbe, percibe las oportunidades que este acercamiento pudiera representar para el desarrollo económico del país.
"Quisiera que la visita de Obama ayude a abrir las puertas con vistas a establecer convenios de desarrollo beneficiosos para ambos países y de una vez por todas desterrar las décadas de hostilidad que Estados Unidos se empeñó inútilmente en imponernos para doblegarnos", expresó a Xinhua Yaser Rosabal, estudiante de medicina.
En este sentido, Claudio Chacón, un trabajador del sector privado cubano, enfatizó en la necesidad de que el proceso de normalización de relaciones marche en paz y que los esfuerzos por parte de la administración Obama sean mayores.
"Las recientes medidas adoptadas para flexibilizar algunos aspectos del bloqueo las veo muy positivas, pero el presidente pudiera explotar aún más sus prerrogativas ejecutivas e ir dejando vacío de contenido esa arcaica política sin tener que pasar por el Congreso", apuntó Chacón.
Al tiempo que criticó las incongruencias entre el discurso conciliador de Obama y la aplicación de sanciones a entidades financieras internacionales mediante la imposición de millonarias multas por relacionarse con Cuba.
Ejemplo de ello fue la penalidad impuesta en febrero último por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos a la compañía francesa CGG Services S.A. por "violar" las regulaciones del bloqueo a la Isla.
Con lo cual suman ya 7 las instituciones multadas (4 estadounidenses y 3 extranjeras) por un valor acumulado de 2.835 millones 622.225 dólares, desde los anuncios del 17 de diciembre de 2014, cuando ambos jefes de estado anunciaron el restablecimiento de las relaciones bilaterales entre Washington y La Habana.
Aunado a lo anterior, persiste también la extraterritorialidad de esta legislación con la negativa de servicios, el cierre de operaciones financieras de bancos y la congelación de transferencias legítimas de fondos hacia y desde Cuba, incluso en monedas distintas al dólar estadounidense.
Por su parte, otro de los encuestados, Jesús Veloz, consideró que la visita del presidente Obama a la Mayor de las Antillas será también ocasión para que el mandatario conozca de primera mano la realidad del país y "aprenda" a valorar las potencialidades y logros de un pueblo en resistencia.
"Aquí verá las afectaciones que sufrimos por el bloqueo que nos impusieron desde 1959. Es hora de detener esa injusticia como han reclamado la mayoría de los estados en las votaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que por 24 ocasiones consecutivas han estado a favor de Cuba para eliminar esa política genocida", aseveró.
De igual modo Chapin Sioba, un joven estadounidense de visita en La Habana, argumentó que se trata de un gran acontecimiento para establecer un nuevo tipo de vínculos entre las dos naciones.
"Finalmente una administración de mi país se percató que es hora de eliminar el embargo, es lo que la mayoría de los jóvenes y del pueblo estadounidense desea porque está demostrado que es completamente obsoleto. Es tiempo de respetar a esta pequeña Isla que ha resistido por más de 50 años, Cuba lo merece", añadió.
Al respecto Marcia Pulido, una trabajadora cubana consultada por Xinhua, manifestó que espera la estadía del dignatario norteño sea fructífera para ambos pueblos, lo cual se logrará, a su juicio, siempre y cuando la Casa Blanca no pretenda interferir en los asuntos internos de La Habana.
"Le pedimos al presidente Obama y a todos los que vengan detrás, que basen sus planteamientos y políticas en el respeto al derecho que tenemos los cubanos de decidir nuestro futuro como estimemos conveniente", sentenció.
Similar postura quedó reflejada esta jornada en el texto difundido por el periódico más importante del país, donde se subraya que la Mayor de las Antillas ha asumido con "serenidad y determinación" la eta¬pa actual en las relaciones con el vecino país, en pleno ejercicio de su soberanía y comprometida con sus ideales de justicia social y solidaridad.
"Nadie puede pretender que para ello, tengamos que renunciar a uno solo de sus principios, ceder un ápice en su defensa, ni abandonar lo proclamado en la Cons¬titución: Las relaciones económicas, di¬plomáticas con cualquier otro Estado no podrán jamás ser negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera", indica el editorial de Granma.
La intransigencia en este aspecto sin embargo no limita la buena voluntad de la Isla, pues lo cierto es que el presidente Obama será recibido por el gobierno y pueblo cubano con "respeto, hospitalidad y consideración".
Así lo han manifestado en reiteradas ocasiones autoridades caribeñas y el pueblo en general que aguarda la llegada del primer mandatario norteamericano en ejercicio de su cargo desde 1928.
"Como todo visitante ilustre lo vamos a recibir con cordialidad y esperamos que su visita contribuya a impulsar aún más las relaciones de modo constructivo en la búsqueda de soluciones a las diferencias que tenemos desde hace muchos años", opinó el joven estudiante Vladimir Ferrier en declaraciones a Xinhua.