Por Luis Alberto Sierra G.
PANAMA, 7 feb (Xinhua) -- Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, quedó hoy nuevamente en una encrucijada política al entregar Michel Martelly la presidencia de su país sin que esté definido el sucesor que la Constitución haitiana establece, a pesar de un acuerdo firmado el sábado y que busca encontrarle una salida al problema.
El presidente del Senado y de la Asamblea Nacional, Jocelerme Priver, reconoció, al ponerse este domingo al frente de la labor de realizar un proceso de transición, la existencia de un vacío de poder, ante el cual llamó a diferentes fuerzas para hacer posible que este paso se lleve a buen término en paz y de manera rápida.
Martelly pidió por su parte a los haitianos, al dejar el cargo, no recurrir a la violencia, los convocó a la unidad para superar las dificultades y aseguró que no se irá del país, según expresó en su última comparecencia ante el Congreso Nacional (bicameral).
Además, recordó el desafío que asumió y ya que, según dijo, quería servir a su país desde el terremoto de enero de 2010 y que dejó alrededor de 300.000 muertos en Haití, según expresó también en una jornada en que hubo manifestaciones de opositores en las calles en esta nación caribeña.
Los manifestantes reclamaron por la realización de comicios libres y democráticos.
La compleja situación política en Haití se hizo aún más patente con la decisión el pasado 22 de enero del Consejo Electoral Provisional (CEP) haitiano de suspender la segunda vuelta de las elecciones que habían sido convocadas para dos días después, "en vista del deterioro de la seguridad y las amenazas al proceso electoral", sumado a las denuncias sobre posible fraude en las urnas presentes desde la primera vuelta.
La Organización de Estados Americanos (OEA) reaccionó entonces rechazando los episodios de violencia recientes y, ante la suspensión de los comicios, convocó a un diálogo urgente a diferentes actores en este país para encontrar una salida a esta crisis política y poder completar el proceso electoral.
La esperanza de mejora del panorama es el acuerdo para la transición política de Haití que firmaron ayer Martelly, Priver y el presidente de la Cámara de Diputados de su país, Cholzer Chanzy, para la conformación de un gobierno de transición en el medio de la situación de tensión política que se vive, y por el cual el mandatario manifestó que el de la víspera fue un día importante para su país.
El compromiso determinó que el Congreso de Haití deberá designar en los próximos días al presidente que sucederá a Martelly, con lo que los aspirantes deberán presentarse en la Asamblea Nacional para postularse y ocupar el cargo de mandatario provisorio, que podrá tener un mandato de 120 días y que deberá organizar elecciones el 24 de abril próximo.
El vencedor en los comicios deberá jurar para ocupar el cargo el próximo 14 de mayo, según trascendidos sobre el acuerdo.
En palabras del presidente de la Cámara de Diputados, con lo pactado se buscar evitar un vacío de poder en el gobierno.
Desde la oposición se escucharon voces de rechazo al acuerdo, asegurando que el mismo no responde a sus reclamaciones, entre ellas la de antes de celebrar elecciones conformar una comisión que investigue las (supuestas) irregularidades cometidas en la primera ronda de los comicios presidenciales del pasado 25 de octubre.
También se demanda que la presidencia sea asumida por el titular de la Suprema Corte de Justicia, Jules Cantave, y que la escogencia del gobernante provisional no quede manos del Parlamento.
Así mismo se reclama que el primer ministro, en sustitución de Evans Paul, sea elegido entre los políticos.
No obstante, además las declaraciones de Martelly en el sentido que no es de su interés permanecer en el poder, en el que fungió como jefe de Estado desde el 14 de mayo de 2011, analistas reconocen los retos aún presentes para garantizar un proceso de escogencia y asunción de manera ordenada y que contribuya a la democracia en esta nación con tantas urgencias sociales.
La primera vuelta de los comicios presidenciales en Hatí había culminado con el triunfo de Jovenel Moise, con el 32 por ciento de los votos, y de Jude Celestin (25 por ciento), y se convocó a una segunda vuelta para el 27 de diciembre pero fue aplazada para el 24 de enero.
Las Elecciones no se pudieron realizar el 24 de enero en medio de las denuncias reclamando la suspensión de los comicios y por supuesto intento de fraude.
Celestin declinó de participar en la contienda argumentando un supuesto "golpe de Estado electoral" fomentado por Martelly. Moise Jean Charles, el tercer candidato más votado en la primera vuelta también renunció a sus aspiraciones, con lo que tampoco pudo participar en la segunda vuelta en lugar de Celestin, lo que permitía la ley.