BEIJING, 7 feb (Xinhua) -- Ignorando la firme oposición y preocupación mundiales, la República Popular Democrática de Corea (RPDC) lanzó el domingo un satélite de observación terrestre que muchos consideran una prueba encubierta de su tecnología de misiles balísticos.
Independientemente de su verdadera naturaleza, el lanzamiento supone un acontecimieto negativo en la situación de la Península Coreana pues ha causado ansiedad e inquietud en el mundo y podría llevar a nuevas sanciones.
Sin embargo, entre las críticas y las condenas, se debería tener presente que las negociaciones son la única solución viable a la difícil situación que vive la península, tal y como China ha subrayado una y otra vez.
El lanzamiento evoca al de 2012, cuando Pyongyang puso en órbita un satélite que, según aseguró, tenía fines científicos, pero que Occidente condenó como una prueba encubierta de misiles, ocasionando sanciones reforzadas de la ONU.
Efectuado en contra de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU, se espera que el lanzamiento tenga muchos impactos negativos. Ha complicado más la situación en la Península Coreana y podría dificultar los esfuerzos para reanudar las conversaciones a seis bandas.
Los tensos acontecimientos en la Península Coreana tienen mucho que ver con la suspensión de esas conversaciones, diseñadas para buscar su desnuclearización, y con la falta de confianza entre Pyongyang y Washington, las dos partes clave del conflicto.
Durante los ocho años de estancamiento de las negociaciones hexapartitas, la RPDC ha llevado a cabo cuatro pruebas nucleares que resultaron en una continua escalada de la tensión en la convulsionada península.
China, que ostenta la presidencia de las conversaciones a seis bandas, ha empeñado enormes esfuerzos para llevar a las partes implicadas de vuelta a las negociaciones, con la confianza de ayudar a encontrar una salida a través del diálogo y las consultas políticas.
El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, afirmó que Beijing continuará mostrando una mesura estratégica y desempeñando un papel constructivo en busca de una solución al rompecabezas que vive la península.
Definitivamente, las sanciones no son el objetivo. Es de esperar que todos los involucrados muestren contención y buena fe, así como sabiduría política, para contribuir al avance en la buena dirección de la situación en la península de forma que, finalmente, se consiga la paz y estabilidad en ella, algo muy importante no sólo para la región sino también para todo el mundo.
