GINEBRA/BEIJING, 2 feb (Xinhua) -- Después de meses escuchando sobrecogedoras historias de refugiados huyendo y de pueblos que se morían de hambre, el mundo al fin escucha algo estimulante sobre Siria: representantes del Gobierno y de la oposición se han reunido en Ginebra para una nueva ronda de conversaciones de paz.
Las estimaciones apuntan que 250.000 sirios han muerto desde que hace cinco años comenzase la guerra y más de cuatro millones de personas han abandonado el país.
Otros 6,5 millones han sido desplazados dentro de las fronteras sirias y, en el país, 13,5 millones de personas tienen una acuciante necesidad de ayuda humanitaria.
Las conversaciones negociadas por la ONU, que llegan dos años después de que esfuerzos similares fracasasen en la consecución de un acuerdo paz para este país devastado por la guerra, han captado una gran atención, ya que la crisis siria está derivando en un problema con serios impactos globales.
Cómo acomodar el creciente número de refugiados sirios se ha convertido en un dolor de cabeza no solo para los países vecinos sino también para Europa.
Al tiempo, grupos terroristas como el Estado Islámico se han aprovechado de la confusión en Siria y se han fortalecido, planteando un reto de seguridad sin precedentes al mundo entero.
Para alivio de muchos, el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, se muestra optimista, aunque su tarea de ayudar a poner fin a esta prolongada crisis no es, de ningún modo, sencilla.
En la antesala de las conversaciones, las partes enfrentadas acordaron permitir las entregas de ayuda a las localidades sitiadas, cuyos habitantes han padecido el frío y el hambre durante semanas.
Es, sin duda, un cambio positivo, dado que solo el 10 por ciento de todas las peticiones de los convoyes de ayuda humanitaria de la ONU destinados a las zonas remotas o sitiadas eran aprobados y entregados.
Sin embargo, este gesto de buena voluntad está lejos de ser suficiente para asegurar que las actuales conversaciones de paz puedan marcar la diferencia para la gente que está sufriendo en Siria.
Las partes combatientes que participan en las conversaciones indirectas deberían tomar medidas concretas para construir la confianza para, así, crear unas condiciones favorables para negociación.
Es imperativo que acuerden el levantamiento del sitio de las zonas civiles, abran corredores humanitarios y trabajen hacia una transición política que satisfaga las aspiraciones del pueblo sirio.
Como han apuntado muchos, una solución política es la única opción viable para la crisis de Siria. Y después de casi cinco años de conflictos, el país difícilmente puede permitirse desperdiciar otra oportunidad para la paz.
