BEIJING, 16 ene (Xinhua) -- La naturaleza transparente del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), una iniciativa de China, ha inspirado confianza en todo el mundo.
En cuanto al poco escepticismo que queda sobre si el banco contará con estándares sensatos de préstamo existen un sinfín de motivos para ser optimista. El fundamental es que la institución no puede ser más representativa, diversa y multilateral en su naturaleza, algo que también explica su vigor y atractivo.
Recordemos cuando los países desarrollados europeos decidieron unirse a la entidad el año pasado. Algunos de ellos pidieron máxima responsabilidad y transparencia en la estructura de gobernanza del banco y en sus operaciones diarias.
China dio la bienvenida a la incorporación de estos países al banco y el motivo es simple: China también quiere responsabilidad y transparencia.
Desde el principio, el BAII, basado en la visión de los líderes chinos, fue concebido para "promover la interconectividad y la integración económica en la región" y "cooperar con los bancos existentes de desarrollo multilateral".
Esta perspectiva encaja con la búsqueda china, durante varias décadas, de un desarrollo inclusivo. Al contrario de lo que algunos observadores han opinado, China no ha buscado contrarrestar la influencia de otros países sino que ha buscado un desarrollo común. Una mejor conectividad beneficia a las naciones de la región y, cuando ellas crecen, China también crece.
Junto a multitud de países en desarrollo, varias economías desarrolladas, especialmente de Europa, se unieron el año pasado a la iniciativa.
Esta diversidad de miembros en una institución multilateral iniciada por una economía en desarrollo no sólo significa que el banco es inclusivo sino que también demuestra su naturaleza democrática, un sentimiento repetido por los países participantes durantes las negociaciones iniciales.
China ha dejado claro que no busca ser el actor principal del banco. "No va a ser el banco de China. Será propiedad conjunta de sus miembros", dijo Jin Liqun, el presidente designado de la entidad.
Jin afirmó que el banco va a ser limpo, verde y transparente y que aspira a alcanzar los estándares más altos de buena gobernanza. La mayoría de dudas y preocupaciones han desaparecido debido a que cada vez más países se unen y más detalles se desvelan sobre los derechos de voto y la composición del consejo.
El banco inicia oficialmente sus operaciones este fin de semana con una ceremonia y las primeras reuniones de las respectivas juntas de gobernadores y de directores.
Su primer lote de proyectos crediticios se espera para mediados de 2016 y, una vez más, la institución ha demostrado su apertura al explorar posibilidades de cofinaciación con otras instituciones multilaterales tales como el Banco Asiático de Desarrollo.
Según se ha informado, esas iniciativas podrían estar relacionados con la transportación (carreteras, energías renovables, desarrollo urbano y agua), lo que muestra un claro enfoque en el desarrollo sostenible que debe aumentar la confianza en los altos estándares medioambientales de los proyectos.
