BEIJING, 29 dic (Xinhua) -- Tokio debe evitar los criterios dobles exhibidos en la solución del asunto de la esclavitud sexual durante la Segunda Guerra Mundial y mostrar sinceridad y emprender más acciones en el manejo de otras atrocidades de guerra cometidas por Japón.
Japón y la República de Corea alcanzaron el lunes un acuerdo sobre la cuestión de las "mujeres del confort", un eufemismo usado para referirse a las mujeres obligadas a servir en burdeles militares de Japón durante la Segunda Guerra Mundial. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, expresó una disculpa oficial y Tokio prometió a las víctimas un pago de 8,3 millones de dólares, como parte de un fondo de asistencia.
Se espera que el acuerdo mejore las relaciones entre Seúl y Tokio, dañadas severamente por años de negación de Abe de la conducta japonesa durante la guerra.
Sin embargo, la disculpa, la primera vez que el gobierno japonés expresa "oficialmente" su responsabilidad por el crimen de guerra, no estipula claramente la "responsabilidad legal" de Japón, que es lo que desean escuchar las víctimas.
También es necesario indicar que las mujeres coreanas no fueron las únicas víctimas de estos crímenes, y debe preguntarse por qué Japón sólo se disculpó con la República de Corea.
Se calcula que más de 200.000 mujeres fueron obligadas a servir como esclavas sexuales para las tropas imperiales japonesas. Aparte de las coreanas, entre las víctimas también hubo chinas, filipinas y de otros países de Asia del sudeste, quienes también merecen una disculpa e indemnización.
Al reconocer las acciones de Japón, Abe dijo a los reporteros el lunes en Tokio que el acuerdo se basó en su compromiso para impedir que las generaciones futuras de japoneses tengan que disculparse en repetidas ocasiones.
En una extraña acción paralela, el mismo día que se alcanzó el acuerdo, la esposa de Abe anunció en Facebook que visitó el santuario Yasukuni, donde se honra a 14 criminales de guerra convictos de clase A de la Segunda Guerra Mundial. En el mejor de los casos, un gesto desafortunado e insensible, y en el peor, una muestra flagrante de hipocresía y de menosprecio.
Al tomar en consideración la naturaleza mezclada de señales enviada por Tokio en los días recientes, así como la historia innegable de Abe de engaño y ofuscación y su hábito de revisionismo histórico, la gente tiene buenas razones para seguir dudando de sus intenciones.
¿El acuerdo es simple oportunismo o una expresión genuina y sincera de pesar?
Los vecinos asiáticos dan la bienvenida a las acciones constructivas que podrían impulsar la estabilidad y el desarrollo regionales. Los líderes japoneses también les han enseñado en los años recientes que no sólo deben fijarse en sus palabras sino también en sus acciones.
