LA HABANA, 26 dic (Xinhua) -- El gobierno cubano destinó en 2015 fondos millonarios para paliar los efectos de la sequía, la más grave en 115 años y con efectos en casi toda la isla, informó hoy una fuente oficial.
La mayor parte del presupuesto del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) para este año se destinó a paliar los efectos nocivos de la sequía, dijo a periodistas la directora de gestión de Inversiones de ese organismo, Rose Marie Ricardo.
Un monto superior a 265 millones de pesos (igual en dólares al cambio oficial) se destinó a la construcción y montaje de obras hidráulicas en las provincias más golpeadas por la falta de agua, que son La Habana, así como Guantánamo, Holguín, Las Tunas y Santiago de Cuba, en el oriente.
Esos fondos se utilizaron en la instalación o rehabilitación de redes de acueducto, conductoras, trasvases y estaciones de bombeo.
Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia de la isla después de La Habana, tiene la situación más crítica con medio millón de personas afectadas por la sequía.
En ese territorio se instala una planta desalinizadora que propiciará el aumento de los volúmenes de agua disponible para el consumo de la población.
El aumento de créditos provenientes de Kuwait, Arabia Saudita y del Fondo OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) para el Desarrollo Internacional también benefició la rehabilitación de la infraestructura, para el abasto de agua potable y el saneamiento en las ciudades orientales de Las Tunas, Guantánamo, Palma Soriano y Bayamo.
En septiembre último, el INRH aplicó durante dos meses una campaña de lluvia artificial para paliar en algunas zonas la falta de precipitaciones.
"El objetivo es aumentar las precipitaciones de las nubes formadas sobre el área de la cuenca del río Cauto, en el oriente del país, a fin de incrementar su caudal y el flujo de agua hacia las presas asociadas", dijo la directora de Infraestructura Hidráulica del INRH, ingeniera Yosmary Gil.
El proyecto se basó en el "bombardeo" de las nubes con yoduro de plata, un reactivo químico que facilita el proceso, dirigido por el Centro de Física de la Atmósfera del Instituto de Meteorología, con el apoyo del INRH y los centros meteorológicos de cinco provincias del oriente de la isla.
Hasta noviembre pasado los 242 embalses administrados por el INRH almacenaban 4.657 millones de metros cúbicos de agua, lo cual representa el 51 por ciento de la capacidad total, explicó Argelio Fernández, especialista del Servicio Hidrológico y disponibilidad del organismo.
En comparación con el mismo mes del año anterior, significa que el agua conservada en esos "acuatorios" artificiales disminuyó 1.701 millones de metros cúbicos, por lo tanto la isla contará con menos agua almacenada para el periodo seco, que se extiende de noviembre a abril.
En el periodo húmedo o lluvioso, que va de mayo a octubre, las precipitaciones no rebasaron el 84 por ciento del promedio histórico, para convertirse en la novena etapa más seca desde 1901.
El Instituto de Meteorología de la isla señaló en un informe que durante el periodo lluvioso el comportamiento de las temperaturas llegó a ser el tercero más cálido desde 1951, precedidos por los de 1998 y 2010.
Todos los meses de esa temporada se reportaron récords de calentamiento máximo y de relevancia en la porción más occidental de la provincia de Pinar del Río, así como en Artemisa (oeste), así como en la costa sur de Isla de la Juventud, la segunda mayor ínsula del archipiélago cubano.
La temporada de verano de 2015 clasificó entre las más cálidas de los últimos 30 años, y sobresalió por la persistencia de marcadas sensaciones calurosas en todos los horarios y por días consecutivos durante tres meses seguidos, julio, agosto y septiembre.
Ante la combinación del calor y la falta de lluvias, las autoridades reiteraron el llamado a un uso eficiente del agua a partir del déficit de precipitaciones acumulados durante muchos meses consecutivos.
Expertos cubanos señalan que la isla está bajo los efectos del cambio climático, en especial el aumento de las temperaturas y el azote de una sequía severa que califican como la más grave de los últimos 115 años.