SANTIAGO, 23 dic (Xinhua) -- El hijo de la presidenta chilena Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, reavivó el escándalo de tráfico de influencias surgido en febrero pasado al declarar ante la justicia por el caso Caval en contra del ex ministro del Interior, Rodrigo Peñalillo.
"La información del negocio de Caval fue conservada y utilizada por parte de (...) un sector del PPD (Partido Por la Democracia) para utilizar este caso y su cobertura mediática para bajar el perfil al caso (minera) Soquimich, que los involucraba, y terminar de desplazarme en mis funciones", dijo Dávalos, citado hoy por la prensa local.
El hijo de la mandataria enfrenta una indagación de la justicia por presunto enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias, tras coordinar junto a su mujer, Natalia Compagnon, a través de su empresa Caval, un lucrativo negocio de especulación inmobiliaria.
Dávalos, ex director Socio Cultural de la Presidencia, acusó al ex ministro por orquestar una operación en su contra durante la declaración que rindió el martes ante el Ministerio Público, esta vez por el borrado de los archivos de su computadora, en el Palacio de la Moneda, acción cuya motivación atribuyó a Pañailillo.
Pedí "que borraran mi perfil de usuario y 'password' (contraseña), porque no quise exponerme a que fuera manipulado (...) pues tenía el temor fundado de que así podía ocurrir", dijo el primogénito de Bachelet ante la fiscalía.
Al aludir a Peñailillo y sus colaboradores, Dávalos dio que le "preocupaba que estas personas, por la forma en que habían obrado en los últimos 11 meses, pudiesen manipular la información contenida en el computador, ya sea introduciendo archivos o mandando un 'email' (correo electrónico) a mi nombre", indicó.
Peñailillo, el ex hombre fuerte del segundo gobierno de Bachelet, renunció en mayo pasado, cuatro meses después de la renuncia de Dávalos, tras ser implicado en el caso "Soquimich", una minera de propiedad del ex yerno de Augusto Pinochet que financió campañas políticas.
Las declaraciones de Dávalos volvieron a despertar las críticas de la oposición de derecha por el rol de la mandataria en el caso.
"El Caso Caval no tiene nada que ver con Peñailillo, tiene que ver con la familia presidencial y específicamente el hijo de la Mandataria", dijo Felipe Ward, diputado de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI).
Según el parlamentario "todas estas excusas que da, estos intentos por armar un guión para luego filtrarlo a la prensa y echar la culpa a un ex ministro, no corresponden porque la responsabilidad es de él".
Por su parte desde el oficialismo, el ministro del Interior, Jorge Burgos, se unió a las críticas contra el primogénito de la presidenta.
"Al final, cuando la institucionalidad funciona no se perjudica al gobierno ni a nadie, lo importante es que en Chile funcionen las instituciones más allá de la condición o calidad de las personas que son citadas a declarar, eso es lo esencial", indicó.
"En consecuencia, no hay un perjuicio desde la perspectiva fundamental, las declaraciones las evaluará el fiscal, son declaraciones bastante poco atingentes respecto al tema que se investiga, son declaraciones políticas bastante alejadas de la materia que se investiga", dijo Burgos.
Para el jefe de Gabinete "el fiscal finalmente llegará a la decisión de formalizar o no formalizar, son declaraciones de particulares".
Los medios locales de comunicación reseñaron las diferencias personales entre Dávalos y Peñailillo, aunque enfatizan que mientras el primero enfrenta un posible juicio como inculpado, el segundo, si bien ha declarado ante la justicia, no ha sido formalizado y se ha logrado insertar en el mundo académico gracias a respaldo político.
