Las relaciones entre Moscú y Ankara se deterioraron significativamente después de que Turquía derribara al avión caza ruso cerca de la frontera turco-siria a fines de noviembre por supuestas violaciones a su espacio aéreo. El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó al derribo como "una puñalada por la espalda".
El subcomandante de las Fuerzas Aeroespaciales rusas, Sergei Dronov, dijo la semana pasada que Rusia tiene pruebas que confirman que el jet ruso no violó el espacio aéreo turco y que no representaba ninguna amenaza para el país al momento del incidente.
Rusia ha impuesto una serie de sanciones económicas contra Turquía y ha sostenido una guerra de declaraciones con las autoridades turcas.