Por Carlos García
MANAGUA, 2 dic (Xinhua) -- Tras 110 años de "apacible sueño", el volcán Momotombo, coloso de 1.297 metros de altura que se alza en el noroeste de Nicaragua, salió de su largo letargo, quizá para saludar al poeta Rubén Dario, quien le dedicó unos versos en "El canto errante".
Y es que a un año de cumplirse el centenario de la muerte del poeta universal y príncipe de las letras castellanas, el coloso "calvo y desnudo" volvió a rugir como bestia que despierta tras un largo invierno, lo cual suscitó nerviosismo entre los habitantes de pequeños caseríos que repoblaron sus faldas tras su penúltima erupción en 1905.
Desde la madrugada de este miércoles, los habitantes de la ciudad de Managua, capital de Nicaragua, pueden observar desde la costa del Lago Xolotlán, el maravilloso despertar de este coloso, que hundió para siempre una de las primeras ciudades coloniales fundadas por el capitán español, Francisco Hernández de Córdoba.
El feroz capitán español no imaginó que tras fundar la ciudad de León, el 19 de junio de 1524, el volcán iba a destruir su obra 86 años después.
Ahí al pie de ese coloso, se encontraba el poblado de Imabite, donde el capitán español levantó lo que ahora se conoce como "León Viejo".
Los expertos aseguran que el vocablo Imabite proviene de las palabras "nagrandanas" (náhuatl) "nimbu" agua e "Ita" que significa tragar, es decir, Ciudad Sumergida o Tragada por las Aguas.
Según los especialistas, la erupción del Momotombo que hundió para siempre el poblado indígena de Imabite, ocurrió en 1610.
Algunos historiadores aseguran que el asesinato del obispo Antonio Valdivieso fue la maldición del poblado, ya que después de ese hecho se produjo la erupción del volcán en ese año.
Las ruinas de ese poblado fueron descubiertas en 1967 por estudiantes de la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN), en su sede principal de la ciudad de León, llamada también la "ciudad universitaria".
Así resurgió Imabite, siempre al pie del coloso. "¡Momotombo se alzaba lírico y soberano, yo tenía quince años: una estrella en la mano! Y era en mi Nicaragua natal", dice Rubén Darío en su famoso poema dedicado al coloso en el libro "Canto errante".
El gobierno de Nicaragua se declaró en alerta permanente y envió a varios especialistas para que analicen y documenten la reactivación del coloso, mientras las autoridades de la Defensa Civil y del Sistema Nacional de Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred) aguzan los planes de emergencia para estar listas ante cualquier eventualidad.
Las autoridades quieren estar listas en caso que los gases, las cenizas y la lava ponga en riesgo la vida de quienes habitan a los pies del gigante que, aunque separados por cientos de kilómetros, no deja de ser pariente cercano del Vesubio, ambos responsables de hundir en sus entrañas ciudades que inspiran los cantos de los poetas como Rubén Darío.
Este miércoles las autoridades del Instituto Nicaragüense de Aeronáutica Civil (UNAC) informaron que los vuelos de entrada y salida del país operan con normalidad.
El anuncio se produjo luego que el coloso nicaragüense incrementó su activad la madrugada de este miércoles, con la apertura de un camino de lava visible desde los costados de la ciudad de Managua.
El comunicado indica que las aeronaves que ingresan al país ejercen las correspondientes medidas de precaución, con el fin de evitar las "cenizas en el ambiente".
La representante de Copa AirLines, Johana Tachon, dijo a periodistas que los vuelos se realizan sin retrasos ni inconvenientes de ningún tipo y "las operaciones en Nicaragua se mantienen bajo normalidad".
Las autoridades indicaron que la columna de gases y ceniza que exhaló este miércoles el Momotombo, alcanzó una altura de 8.000 metros y llegó a las comunidades de La Concha, Amancitan, Los Arcos, La Piedra, la Ceiba, Lechecuagos, Chacdraseca, El Papalonal y Puerto Momotombo, todas cercanas al volcán, en el noroeste del país.
De esta manera, los informes parecen confirmar que el coloso de la "primavera de Rubén" volvió con nuevo vigor y gloria para cantar en el centenario del partida del poeta.
Un despertar maravilloso y apacible, que demuestra, tal como dijo Rubén Darío, que es "Señor de las alturas, emperador del agua, a sus pies el divino lago de Managua, con islas todas luz y canción.