BUENOS AIRES, 20 nov (Xinhua) -- El seleccionado argentino de fútbol le puso punto final a un 2015 difícil con un gran triunfo en Barranquilla (Colombia), el primero en cuatro fechas de Eliminatorias sudamericanas.
Fue el primer año calendario completo de Gerardo Martino, que lleva al frente del conjunto argentino 14 meses, en los que en 20 encuentros disputados consiguió 11 triunfos, 6 empates y solo sufrió 3 derrotas.
El gran desafío de Martino fue el de darle una fisonomía de juego propia al equipo, cambiando en varios aspectos la propuesta de su antecesor, Alejandro Sabella, con la que la Argentina llegó nada menos que a la final del Mundial de Brasil, en la que cayó ante Alemania en prórroga 0-1.
A la luz de los resultados, el objetivo del "Tata" se cumplió a medias: el seleccionado consiguió por momentos pasajes de buen fútbol, explotando al máximo las enormes individualidades que tiene como Lionel Messi, Sergio "Kun" Agüero y Javier Pastore.
Sin embargo, en el momento decisivo, el equipo falló en carácter y en juego: no pudo mantener el nivel que había mostrado en el torneo y perdió en tanda de penaltis la final de la Copa América ante el anfitrión Chile en julio, tras una igualdad sin goles.
Esa derrota, que le impidió a la Argentina alzarse con un título que se le niega desde 1993, fue sin dudas un golpe muy duro para Martino y sus muchachos, que además tenían por delante el inicio del largo camino hacia el Mundial de Rusia.
Y si algo le faltaba a la Argentina para que el 2015 se cargara de "espinas", 15 días antes del debut ante Ecuador llegó la peor noticia: durante un partido de Liga de España, Lionel Messi sufrió una seria lesión ligamentaria, lo que lo dejó afuera de las convocatorias de Martino.
El debut en la fase clasificatoria del Mundial supuso una de las derrotas más duras para la Argentina en los últimos años: fue 0-2 ante Ecuador en Buenos Aires, una caída inédita que encendió una gran luz amarilla y generó duras críticas por la falta de juego del equipo.
Para colmo, en ese encuentro rápidamente salió lesionado Agüero, y la continuidad de las Eliminatorias deparó para la Argentina una igualdad sin goles en Paraguay, en un chato partido, y otro empate en el clásico ante Brasil como local, donde el equipo, con algunas variantes, no pudo sostener el buen primer tiempo realizado.
Así, Martino llegó a Barranquilla muy cuestionado, con el equipo anteúltimo en las Eliminatorias, solo superando a Venezuela, y con no pocas voces que advertían que una nueva caída podía disparar su salida.
Sin embargo, la Argentina mostró su mejor cara, volvió a ganar con autoridad (como había ocurrido cuatro años antes, en el camino hacia Brasil 2018), y tomó aire y tranquilidad para cerrar el año con otro semblante.
Un ejemplo de las exigencias que vive un seleccionado del poderío de la Argentina: en el año solo perdió un solo encuentro de los 15 que disputó, pero las críticas arreciaron y hasta sembraron un manto de dudas sobre la continuidad del entrenador.
El año próximo el seleccionado argentino tendrá tres grandes desafíos: a la continuidad de las Eliminatorias (visitará a Chile en la próxima fecha, en marzo), se le suma la Copa América del Centenario que se jugará en los Estados Unidos, y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
En ese escenario, Martino tendrá la obligación que el equipo tenga la intensidad y el volumen de juego que mostró en buenos pasajes frente a Colombia y Brasil, pero que lo haga con mayor continuidad.
Para eso, sabe que quizás encontró en Barranquilla una buena base, con los ingresos de Ever Banega en el mediocampo y de Ramiro Funes Mori en la defensa, a los que sumará los inestimables regresos de Messi y Agüero, nada menos.
