ANTALYA, Turquía, 16 nov (Xinhua) -- Los líderes del G-20 continúan este lunes en Antalya (Turquía) las discusiones sobre algunos de los asuntos económicos, financieros y de seguridad más apremiantes, centrándose en emprender más acciones para reanimar la anémica recuperación económica y para combatir el terrorismo global.
En las sesiones del lunes, los líderes van a hablar sobre la regulación financiera, las reformas del Fondo Monetario Internacional (FMI), el sistema fiscal internacional y la lucha contra la corrupción.
La cumbre se produce en un comento en el que mundo está luchando para materializar un crecimiento fuerte, sostenible y equilibrado. Aunque han transcurrido siete años desde el hundimiento financiero global, todavía se perciben solo pequeñas señales de que la economía mundial haya vuelvo a la senda correcta hacia una recuperación sólida. El crecimiento no está repuntando, el comercio es débil y la inversión se está ralentizando. Algunos expertos han advertido de que una nueva recesión es inminente.
A principios de noviembre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recortó al 2,9 por ciento su previsión de crecimiento global para este año y al 3,3 por ciento para 2016, frente a los pronósticos anteriores del 3 y del 3,6 por ciento, respectivamente. El FMI también ha hecho proyecciones pesimistas similares recientemente.
En la cumbre del pasado año en la ciudad australiana de Brisbane, el G-20 se impuso un ambicioso objetivo para elevar su producto interior bruto al menos un 2 por ciento adicional antes de 2018. Para ello, se acordaron medidas para incrementar la inversión, el comercio y la competitividad, y el empleo.
Sin embargo, el investigador del centro de estudios del G-20 en Instituto Lowy para la Política Internacional Tristam Sainsbury afirmó que la estrategia del grupo no está sumando al crecimiento, y que sus miembros tienen que hacer más para coordinar sus políticas en favor del crecimiento.
Por otra parte, en la víspera de la cumbre, una oleada de atentados terroristas sacudieron París, capital de Francia, matando a al menos 129 personas e hiriendo a muchas más. El grupo miliciano Estado Islámico ha asumido la responsabilidad.
Turquía, el país anfitrión, también ha sido objetivo de un aluvión de ataques terroristas, el mayor de ellos la detonación de dos bombas durante un manifestación pacífica en Ankara el pasado 10 de octubre, en el que murieron un total de 102 personas.
A última hora del domingo, los líderes discutieron sobre cómo coordinar mejor sus acciones para luchar contra el terrorismo y gestionar la creciente crisis de los refugiados.
En una declaración, los líderes del G-20 condenaron los "atroces" ataques de París y Ankara, y reafirmaron que "el terrorismo no puede ni debe asociarse con ninguna religión, nacionalidad, civilización o grupo étnico".
