Por Deng Yushan
BEIJING, 1 nov (Xinhua) -- El primer ministro chino, Li Keqing, se reunión hoy en Seúl con su homólogo japonés, Shinzo Abe, lo cual constituye la más reciente señal alentadora de la consolidación del proceso de recuperación de las alguna vez traumatizadas relaciones entre sus países.
Celebrado al margen de la primera cumbre China-Japón-Corea del Sur después de una suspensión de tres años, el encuentro es una muestra de la importancia y la buena voluntad que concede Beijing a las relaciones con sus vecinos.
Tokio no debe confundir las conversaciones Li-Abe como prueba de que ha hecho suficiente para recuperar la relación China-Japón.
En lugar de eso, debería aprovechar el momento positivo, infundir mayor honestidad y sensatez a la hora de tratar los temas sensibles, y emprender más medidas concretas para ayudar a mantener el avance de las relaciones bilaterales en la dirección correcta.
El encuentro siguió la generalmente trayectoria ascendente de los vínculos China-Japón desde que los dos vecinos asiáticos alcanzaron un acuerdo de cuatro puntos en noviembre del año pasado, en el que se comprometieron a establecer mecanismos de gestión de crisis, promover la confianza política mutua y mejorar su relación estratégica de beneficio mutuo.
El difícilmente logrado acuerdo preparó el camino para una reunión entre el presidente chino, Xi Jinping, y Abe, dirigida a romper el hielo, al margen de la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico en Beijing, momento a partir del cual los lazos chino-japoneses han experimentado una recuperación gradual y palpable.
El diálogo de seguridad bilateral y los intercambios entre los gobiernos, legislaturas y partidos políticos de los dos países se han reanudado, en tanto los contactos de alto nivel también van tomando impulso. Xi y Abe se reunieron nuevamente en abril en Indonesia durante una reunión de líderes de Asia y Africa.
Sin embargo, la serie de acontecimientos alentadores, incluidas la reunión Li-Abe y la reanudación de la cumbre tripartita, no debe conducir al excesivo optimismo.
Como señaló el premier chino en la reunión, las relaciones China-Japón siguen sujetas a destacadas sensibilidades y complejidades, y todavía tiene un largo camino por recorrer antes de poder recuperarse completamente.
Particularmente, el visible progreso no debe ser utilizado por Tokio, culpable del enfriamiento de los vínculos bilaterales en los últimos años, como excusa para evitar cumplir su inevitable responsabilidad de devolver la comunicación y la cooperación bilaterales al nivel correcto.
De hecho, Japón tiene mucha más introespección y corrección pendientes. Sus actitudes sobre temas históricos y territoriales siguen poseídos por tendencias nacionalistas y oportunistas, lo que suponen la mayor amenaza potencial para el creciente, aunque frágil, acercamiento entre China y Japón.
Por lo tanto, no es tiempo de celebrar fiestas, sino que resulta imperativo que Abe honre su promesa de mejorar aún más las relaciones bilaterales de acuerdo con la idea integral de desarrollar los lazos estratégicos China-Japón de beneficio mutuo y no desperdicie el actual ímpetu positivo.
Japón necesita demostrar más coraje y visión políticos, adoptar perspectivas estratégicas en sus relaciones con China y una actitud honesta respecto a la historia de la Segunda Guerra Mundial, y trabajar sinceramente con Beijing para consolidar la actual distensión y mantener las relaciones bilaterales firmemente en el camino correcto.