LA HABANA, 26 oct (Xinhua) -- La Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) se pronunciará mañana 27 de octubre por vigésimo cuarto año consecutivo acerca de una resolución contra el bloqueo que Estados Unidos mantiene sobre Cuba desde hace medio siglo.
El proyecto de resolución "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba" será presentado por el canciller de la isla, Bruno Rodríguez Parrilla.
La expectación está centrada en esta ocasión en cómo será el voto de Washington.
Los 193 países miembros de la ONU debatirán y votarán el documento cubano, que reúne elementos que corroboran cómo la medida de presión "continuó fortaleciéndose" en el último año "con marcado y creciente carácter extraterritorial".
Washington decretó el cerco contra La Habana de manera oficial el 3 de febrero de 1962, a raíz de la agudización de las diferencias políticas surgidas con el incipiente gobierno socialista liderado por Fidel Castro.
Esta política hostil prohíbe la importación de productos cubanos y la exportación de bienes estadounidenses a la isla.
Impidió también en su momento el viaje de turistas estadounidenses a la nación caribeña.
Prohíbe, además, el uso del dólar estadounidense para transacciones y el acceso a las instituciones financieras internacionales, entre otras prohibiciones.
Las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996) le dieron carácter extraterritorial a la sanción, que solo en el último lustro ha provocado a la isla daños económicos por 833.755 millones de dólares, según las autoridades cubanas.
Cuba sostiene que, conforme a documentos desclasificados en el país del norte, el objetivo del bloqueo es causar "hambre, desesperación y sufrimiento" a la población de la isla.
Ello, para originar una desestabilización interna que derive en el derrocamiento de la Revolución socialista.
Desde la primera presentación de un documento similar en 1992, Estados Unidos ha perdido cada una de estas votaciones por una mayoría cada vez mayor y con márgenes más abrumadores.
En 2014, la votación fue de 188 votos a favor de levantar el bloqueo frente a dos en contra (Estados Unidos e Israel).
El debate en torno al tema, sin embargo, se presenta en esta ocasión diferente luego del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington el pasado 17 de julio.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha aliviado las limitaciones sobre el comercio, los envíos de remesas a Cuba y los viajes a la isla en virtud de sus poderes ejecutivos.
Obama ha reiterado su llamado al Congreso a derogar las sanciones, consideradas por Cuba un obstáculo para la normalización de los vínculos bilaterales.
No sería de extrañar, entonces, que la Casa Blanca diera un giro a su histórica postura y al menos se abstuviera en la votación.
Ese voto puede estar en consonancia, además, con la demanda de casi medio centenar de mandatarios de los cinco continentes.
Durante el debate anual de la LXX Asamblea General de la ONU en septiembre pasado, los mandatarios calificaron el bloqueo a Cuba de anacronismo, injusticia, obstáculo al desarrollo, acto sin sentido, reliquia de la guerra fría y asfixia para el pueblo de la isla.
Cuba ha reconocido el progreso en las relaciones con Estados Unidos, pero sostiene que el bloqueo persiste.
No permite hasta ahora a la isla exportar ni importar productos o servicios desde y hacia el territorio estadounidense, usar el dólar en las transacciones financieras con terceros Estados, ni utilizar créditos bancarios.
"No habrá normalización de los nexos diplomáticos mientras exista el bloqueo", subrayó el canciller cubanos a mediados de septiembre pasado.
Afirmó entonces que "lo que dirá si este proceso (con Estados Unidos) ha tenido sentido, y yo espero que lo tenga, será precisamente el levantamiento completo e incondicional del bloqueo".