BEIJING, 12 oct (Xinhua) -- Las dos letales explosiones que sacudieron el sábado pasado Ankara, capital de Turquía, son un recordatorio de que un país con una doble moral en relación con el terrorismo finalmente se convertirá a sí mismo en víctima de ataques terroristas.
Cerca de 100 personas murieron y alrededor de 250 resultaron heridas en las explosiones del sábado durante una marcha por la paz cerca de la estación de trenes central de la ciudad.
Los ataques generaron una condena generalizada por parte de la comunidad internacional.
En un mensaje para su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan, el presidente de China, Xi Jinping, dijo que su país se opone al terrorismo en todas sus formas y que condena con energía este tipo de ataques terroristas contra civiles.
Mientras recibía las condolencias por estos "odiosos ataques", Erdogan era acusado por miles de turcos de despertar el sentimiento nacionalista a través de una campaña militar dirigida contra militantes kurdos, una acusación que Ankara rechazó con vehemencia.
Leonid Kalashnikov, subjefe del Comité de Relaciones Exteriores de la Duma del Estado de Rusia, también dijo que el ataque bien podría estar relacionado con la postura de Turquía ante la crisis siria.
Decidido a derribar al gobierno del presidente sirio Bashar al-Assad, el gobierno turco ha abierto sus fronteras a rebeldes opositores sirios y les ha ofrecido asistencia, incluyendo armas, la mayoría de las cuales terminan en manos del grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Turquía ha estado participando en la campaña encabezada por Estados Unidos contra el EI en Siria a la vez que combate al proscrito Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) desde julio.
Pero a medida que se acercan las elecciones nacionales, Erdogan ha dirigido la mayoría de los ataques contra militantes del PKK en lugar de contra el EI para reforzar la postura política del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP).
El enojo hacia Erdogan por los peores ataques terroristas ocurridos en Turquía se intensificó debido a que los ataques se producen menos de tres meses después de un atentado suicida con explosivos atribuido al EI en la localidad de Suruc, en la frontera con Siria, en el que 33 personas murieron. También estuvo dirigido contra activistas de paz.
Luego del ataque de Suruc, el PKK acusó al gobierno de colaborar con el EI y reanudó sus ataques contra las fuerzas de seguridad luego de una tregua de más de dos años.
"Turquía está combatiendo al terrorismo con una doble moral", dijo Zhu Weilie, director del Instituto de Estudios sobre Medio Oriente de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghai.
"Turquía tiene una muy complicada actitud hacia el combate al terrorismo. En la superficie parece atacar al EI, pero en realidad está impidiendo que los militantes kurdos se fortalezcan", dijo.
Devlet Bahceli, líder de un partido nacionalista de extrema derecha que ocupó el tercer lugar en las elecciones turcas de junio, culpó a Erdogan y a los kurdos.
"Turquía está pagando el precio del enfoque solidario y cálido del AKP (Partido Justicia y Desarrollo) hacia el terrorismo", dijo Bahceli.
Turquía es vulnerable a la infiltración por parte del EI que controla territorio en Siria ubicado a un lado de Turquía, en donde viven dos millones de refugiados. Como país en desarrollo, Turquía sufrirá más en caso de terrorismo que naciones desarrolladas como Estados Unidos.
El gobierno turco tiene que saber que quienes practican una doble moral en relación con los ataques y las organizaciones terroristas están sembrando las semillas del terrorismo y finalmente terminarán lastimándose a sí mismos al hacer esto.
Es imperativo que Turquía reconsidere su política de doble moral en la lucha contra el terrorismo y que colabore de manera amplia con todas las partes pertinentes y no sólo con las naciones occidentales.