Guardias de honor marcharon sobre una alfombra roja extendida entre dos parterres en forma de la Gran Muralla ubicados en la Plaza de Tian'anmen con señales en que se leía 1945 y 2015 para izar la bandera nacional.
El sol brillaba en el cielo cristalino. Las banderas rojas instaladas en la simbólica Puerta de la Paz Celestial flameaban al viento.
Desde la Tribuna de Tian'anmen, donde el fallecido presidente Mao Zedong declaró la fundación de la Nueva China hace 66 años, el presidente, Xi Jinping, vestido con un traje de delicado estilo Mao y cuello alto, declamó las aspiraciones de paz de China.
"China mantendrá su compromiso de un desarrollo pacífico. Los chinos amamos la paz. No importa lo fuerte que China se vuelva, jamás buscará la hegemonía ni la expansión. Jamás infligirá su pasado sufrimiento sobre ninguna otra nación", manifestó el mandatario chino.
A Xi se le unieron docenas de jefes de Estado y gobierno, así como de organizaciones internacionales como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y la presidenta de la República de Corea, Park Geun-hye.
El ex canciller alemán Gerhard Schroeder y el ex primer ministro japonés Tomiichi Murayama también estuvieron presentes.
Los Estados Unidos, Reino Unido y Francia enviaron representantes gubernamentales.