Por Noemí Galbán
CARACAS, 28 ago (Xinhua) -- Un recorrido hoy por las principales avenidas de Caracas, la capital de Venezuela, puede impresionar a cualquier foráneo que no esté familiarizado con la realidad del país.
En el exterior se manejan versiones que desacreditan al presidente venezolano Nicolás Maduro por el cierre de la frontera con Colombia desde el pasado 20 de agosto, con el fin de frenar la penetración paramilitar y detener el contrabando de extracción que se lleva alrededor de 40 por ciento de los alimentos subsidiados para el pueblo venezolano.
Algunos expertos incluso afirman que el trasiego de estos productos de la canasta básica es de unos 5.000 millones de dólares al año, lo cual supera con creces el intercambio comercial oficial entre ambos estados que en 2014 no llegó siquiera a 2.000 millones de dólares.
A todo esto se suman las pérdidas económicas de Caracas por el contrabando de combustible en dicha zona, las cuales ascienden a 5.400 millones de dólares al año.
Una realidad ignorada por muchos, pero no menos verídica y objetiva que demandó acciones contundentes por parte del jefe de Estado ante el impacto devastador de estos fenómenos en la sociedad venezolana.
Esa situación se vio agravada con el ataque perpetrado el pasado miércoles 19 de agosto por grupos paramilitares, contra uniformados locales que resguardan la seguridad en la zona.
Miles de personas de todo el país marcharon este viernes para reiterar su apoyo al presidente Maduro, con la determinación de acompañarlo en su lucha por rescatar la legalidad y la paz en la frontera.
"Es un asunto de dignidad y soberanía el que estamos defendiendo hoy aquí al concentrarnos para decirle al presidente que estamos junto a él en cualquier trinchera. El mensaje es muy claro, no al paramilitarismo ni al contrabando y sí a la defensa integral de la patria", declaró a Xinhua, César Martínez.
A su corta edad, el joven estudiante caraqueño compartió además otras motivaciones que lo impulsaron a participar en la concentración, a pesar de estar disfrutando sus vacaciones y no haber sido convocado por nadie.
"Escuché sobre esta movilización en los medios y decidí venir junto a mi familia, me movió la consciencia y el compromiso que siento por mi país. Cada uno de nosotros tenemos que asumir nuestro rol como pueblo y mantenernos permanentemente movilizados en la calle para evitar que sean vulnerados nuestros derechos y corran peligro las conquistas alcanzadas en estos 16 años de Revolución", comentó.
Similar opinión tuvo Carmen Moreno, otra de las entrevistadas, quien viajó unos 315 kilómetros desde el estado de Anzoátegui (noreste) para acudir a lo que considera "un llamado de la patria".
Trabajadora y madre de tres hijos, Moreno afirmó que las acciones ejecutadas por el presidente Maduro, las cuales contemplan el cierre por tiempo indefinido de la frontera colombo-venezolana y la declaración del estado de excepción en seis municipios limítrofes, debieron aplicarse hace tiempo.
"No es una situación de ahorita, eso lleva años lacerándonos, era hora de que dijéramos dignamente basta a los crímenes que cometen en nuestro país bandas paramilitares que hasta se han dedicado a reclutar a nuestros jóvenes e invadir nuestros barrios con la droga", lamentó.
También condenó la postura asumida por el gobierno colombiano qu, a su parecer, "ha decidido hacerse de la vista gorda y responsabilizar a Venezuela de sus carencias y sus males".
No obstante, aseveró, es tiempo de rectificar y detener el impacto negativo tanto de paramilitares como de contrabandistas que "desangran" con sus actos delictivos al país.
"Ni las medidas del presidente Maduro ni esta marcha es contra el pueblo honesto y trabajador de Colombia. Mi mejor amiga es colombiana y vive feliz y tranquila aquí desde hace 10 años, cuando huyó de su país por el temor de que bandas criminales mataran a su hijo si se negaba a ser uno de sus miembros o secuestraran a su hija adolescente para convertirla en una esclava sexual", relató.
Aclaró que no son fábulas ni invenciones, sino anécdotas reales que inundan las calles de toda Venezuela y han caracterizado en gran medida el éxodo masivo de ciudadanos neogranadinos a esta nación suramericana.
Cifras oficiales muestran que más de cinco millones 600.000 colombianos viven legalmente en territorio venezolano, donde disfrutan de los beneficios sociales que otorga el gobierno bolivariano, "porque son considerados parte de nuestro pueblo, sin ningún tipo de diferenciación ni exclusiones, eso nadie lo podrá negar jamás".
Estos datos contrastan también con el millar de deportados que en la última semana el Ejecutivo de Caracas entregó formalmente, con pleno respeto a sus derechos humanos, a las autoridades de Bogotá.
Los mismos habitaban de manera ilegal en el estado de Táchira (oeste), donde invadieron localidades y construyeron precarias viviendas destinadas algunas al tráfico de drogas, contrabando, casas de juego y prostíbulos.
"No me cabe la menor duda, las medidas son correctas porque se tomaron para preservar la paz, la estabilidad y la soberanía del país. A través de esta vía, le repito: ¡Adelante presidente Maduro, cuente con este pueblo que no lo va a defraudar nunca, adelante con las políticas que ha adoptado para proteger a nuestro pueblo!", exclamó Carlos Hernández.
Con más de setenta años y tras trabajar por más de medio siglo en una empresa privada, no fue hasta la llegada del fallecido líder Hugo Chávez que le fueron reconocidos sus años de servicio y ahora disfruta de una pensión.
"He vivido mucho pero le puedo garantizar que el anuncio del presidente Maduro de fundar una nueva frontera es una de las que más me llena de orgullo. Soy nativo de Táchira y conozco de cerca lo que allí se vive y la necesidad que había de poner coto a esa situación", comentó Hernández.
Mientras asume una posición más radical, el septuagenario señaló incluso que el gobierno debe ser "más contundente porque el fin último era ir minando nuestra sociedad para eliminar este proceso revolucionario, incluyente y socialista que nos legó el comandante Chávez. Lo que está en riesgo es nuestra felicidad".
No importa que sea intenso el sol o que los pronósticos de lluvia amenacen con empañar la concentración, frente al Palacio Presidencial de Miraflores en el centro histórico de Caracas, se respira compromiso y firmeza.
Atentos todos esperan al jefe de Estado venezolano, quien anunciará la estrategia a seguir para lograr la meta trazada, crear una nueva frontera de paz y productiva.