EL ALAMEIN, Egipto, 22 (Xinhua) -- Hace unos 73 años, en el pequeño pueblo egipcio de El Alamein, las fuerzas aliadas derrotaron a las tropas del eje en una ofensiva difícilmente ganada que marca uno de los momento decisivos clave en la Segunda Guerra Mundial.
La batalla de hecho fue decisiva. El ejército británico, bajo el comando del general Bernard Montgomery, no sólo derrotó a Erwin Rommel, popularmente conocido como el "Zorro del Desierto", una de las leyendas militares más condecoradas de la Alemania nazi, sino que también dio fin a la amenaza del Eje contra Egipto, el Canal de Suez, y con la esperanza de tomar el control de campos petroleros en Medio Oriente vía Africa del Norte.
Sin embargo, la batalla tuvo un elevado costo para los dos rivales. Los británicos perdieron más de 7.000 vidas, mientras el total de víctimas de la parte alemana, incluidos los capturados fue de 60.000.
A través de los años, desde el fin de la larga y sangrienta guerra, el pueblo mediterráneo no ha sido olvidado por el mundo. Ha servido como un constante recordatorio del tan elevado precio que a la humanidad le ha costado lograr la paz.
Para conmemorar a los soldados caídos y la batalla, el 23 de octubre de cada año, enviados extranjeros y funcionarios egipcios, así como familiares de algunas de las víctimas de la guerra de todo el mundo, visitan el pueblo para recordar esos viejos días tempestuosos.
El cementerio de la Commonwealth en el pueblo es el lugar de descanso final de 7.367 soldados, la mayoría de ellos de Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, y de quienes murieron en todas las etapas de las campañas en el Desierto Occidental.
Ahmed al-Anguerra, a un ingeniero civil de 29 años que visita las tumbas, comentó que el lugar provoca la reflexión sobre cómo la heroicidad de muchas personas las llevó a dejar sus hogares para morir aquí por causas específicas. "Eso nos hace valorar nuestras vidas".
Actualmente, las llamas de la gran guerra se han disipado, mientras las ametralladoras y los tanques que daban muerte y provocaban grandes estragos están en el interior del Museo de la Guerra. Sin embargo, aún los peligros de los últimos efectos de la batalla siguen siendo tan letales como lo eran hace más de siete décadas.
Durante la guerra, el ejército de Rommel, mientras se retiraba del campo de batalla, iba instalando una gran cantidad de minas terrestres para contener el avance de las fuerzas aliadas.
Las autoridades egipcias señalan que alrededor de 17,5 millones de minas terrestres quedaron en muchas áreas del Desierto Occidental, Los residentes locales esperan que el gobierno de El Cairo pueda continuar el trabajo de limpieza de minas dado el elevado número de víctimas que mueren o quedan amputadas debido a los explosivos residuales de la guerra.
Mientras se destinan enormes esfuerzos para eliminar minas terrestres con décadas de antigüedad, mortales ataques terroristas y sanguinarios conflictos en Irak, Siria, Libia, Somalia, Tailandia, y en muchas otras partes del mundo, hacen sonar la alarma de que la paz en la era de la post-guerra es precaria.
La paz nunca se logra fácilmente. El hecho es que el orden mundial de la post-guerra, que se ha construido sobre la pérdida de decenas de millones de vidas, no ha logrado evadir las guerras regionales y las confrontaciones militares, mientras el auge del terrorismo ha proyectado una sombra en el futuro de la raza humana.
Justo ahora, grupos extremistas yihadistas como el Estado Islámico (EI) surgen como el enemigo más insalvable del mundo. Los despiadados milicianos del EI aún controlan grandes partes de Irak y Siria, y su participación para orquestar y lanzar ataques terroristas ha sido cada vez más prominente.
El grupo EI también está empleando tácticas modernas de propaganda para garantizar un constante flujo de reclutamiento en todo el mundo. Además, muchos grupos terroristas, que solían prometer lealtad a la red Al Qaeda, ahora se postran ante el nuevo líder terrorista global.
En vista de que este año se conmemora el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, muchas naciones, incluida China, han llevado a cabo o están por realizar sus respectivos eventos de conmemoración para recordar las lecciones de la historia. Además, es una buena oportunidad para identificar el tipo de amenazas que aún devoran la paz mundial.
Invitado por su contraparte chino Xi Jinping, el presidente de Egipto, Abdel-Fattah al-Sisi, cuyo país enfrenta grandes desafíos del terrorismo y el extremismo religioso, particularmente en su agitada Península de Sinai, tiene programado asistir al gran desfile militar que llevará a cabo Beijing a principios de septiembre.
La acción demostrará al mundo que quienes enfrentaron las malvadas ambiciones del Eje, en quizás una de las épocas más oscuras de la raza humana, desean permanecer juntos una vez más para enfrentar las emergentes amenazas de esta época.
Para hacerlo, la comunidad internacional tiene que permanecer vigilante y estar unida. De otra manera, quienes lucharon por defender la libertad y la paz en el pueblo de El Alamein y en todos los demás campos de batalla de esa guerra, habrán muerto en vano.