LA HABANA, 21 ago (Xinhua) -- Ni en la reciente ceremonia protocolar de reapertura de la embajada de Estados Unidos en La Habana, el secretario de Estado, John Kerry, pudo escapar al encanto de los miles de viejos autos que aún transitan por las calles de Cuba.
"Les agradezco que hayan dejado mi transporte ahí afuera. Me encanta", bromeó Kerry al referirse en su discurso a tres flamantes autos Chevrolets de los años 50 parqueados en el Malecón habanero, justo detrás de la tribuna desde donde hablaba el jefe de la diplomacia estadounidense.
Nadie es capaz de precisar cuántos miles de autos antiguos ruedan por las calles cubanas, donde, lo mismo en el extremo oriental que en la parte oeste de la isla, todavía están en uso modelos con más de 60 años de vida.
Las cifras varían desde los 60.000 hasta 75.000, pero lo único cierto es que en la isla conviven tres generaciones de automóviles, desde los norteamericanos, de los años 40 y 50 del pasado siglo, hasta las más modernas marcas de la contemporaneidad, pasando por una flotilla de autos soviéticos de las marcas Lada y Moscovicht.
Desde que Washington decretó el bloqueo contra Cuba, en febrero de 1962, a la isla no pueden entrar nuevos vehículos provenientes de Estados Unidos, pero los viejos autos han sobrevivido gracias al ingenio de los cubanos.
Sin embargo, ahora que ambos países restablecieron las relaciones diplomáticas después de más de medio siglo de hostilidad, algunos piensan que esos vehículos desaparecerán del paisaje urbano cubano.
"Tienen que desaparecer porque es ilógico que ese tipo de automóvil todavía ruede", dijo Aníbal Ibáñez, dueño de un taller de mecánica en La Habana.
Los cubanos han logrado mantener esos viejos autos con piezas que fueron ideadas para otras máquinas o concebidas para otros usos, y las que no han logrado adaptar las fabrican de manera artesanal.
Pero parece que tienen los días contados los "Almendrones", como son conocidos los viejos autos en aparente alusión a que muchos tienen la forma de una almendra.
"A la edad que tengo y las situaciones que se me avecinan, lo entrego al estado para que lo haga chatarra y lo venda. Para mí sería la solución más lógica para no seguir arrastrando esa cantidad de carros viejos", afirmó Ibáñez en diálogo con Xinhua.
Algunos piensan que esos carros pudieran venderse, pero tampoco parece que los autos antiguos tendrán mucha salida en un eventual mercado tras una normalización de relaciones con Estados Unidos.
"Cuando hablas con personas que tienen esos carros, ellos plantean que iban a tener un valor extraordinario si los americanos venían, y eso es absurdo", aseguró el avezado mecánico.
Otros expertos opinaron que si eso sucede, los potenciales compradores no serán coleccionistas tradicionales, que buscan bajo kilometraje y automóviles en perfectas condiciones, sino personas interesadas en conservar un pedazo de la historia de la isla.
Y es que mientras uno de esos coches antiguos puede parecer auténtico a primera vista, un examen más detallado revelaría drásticas modificaciones internas, que pueden incluir hasta el cambio del motor de gasolina por uno más moderno de diésel.
"Como no había piezas originales, hemos tenido que inventar", indicó Ibáñez.
Pero también poseer esos autos es un orgullo para muchos que se reúnen en el llamado Club de Autos Clásicos A lo cubano, que un fin de semana de cada mes realiza exhibiciones públicas de automóviles muy bien conservados.
En esas exhibiciones se pueden ver un Mercury Monterrey, un Ford Crown Victoria de 1955, ejemplares de Chevrolet Impala y Corvette, un Cadillac El Dorado, y hasta un Messerschmitt de origen alemán.
Los dueños de esos autos, que los cuidan como a la niña de sus ojos, apuestan a la idea de que sean conservados como atracción turística, algo que ya viene ocurriendo con la compañía Grand Car auspiciada por la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Como si fuera poco, en la zona colonial de La Habana está enclavado el Museo del Automóvil, que tiene con un patrimonio de más de 30 vehículos fabricados entre 1905 y 1989.
Aunque la mayoría fueron producidos en Estados Unidos, también se exhiben ejemplares argentinos, españoles, ingleses, italianos y franceses como un Citroën de 1977 propiedad de Celia Sánchez, asistente personal del ex presidente Fidel Castro desde la época de la guerrilla en la Sierra Maestra.