TOKIO, 29 jul (Xinhua) -- La cámara alta de la Dieta (Parlamento japonés) ha discutido, desde el lunes, una serie de impopulares proyectos legislativos defensivos pero, a diferencia del similar debate en la cámara baja, el premier Shinzo Abe, sus ministros y los legisladores del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD), apuntaron directamente y reprendieron a China por suponer una amenaza para la seguridad nacional nipona.
El ministro de Defensa japonés, Gen Nakatani, dijo el martes en la cámara alta que los proyectos de reclamación china y de exploración petrolera en el Mar Meridional de China y el Mar Oriental de China, respectivamente, afectan innegablemente a la situación de seguridad en Japón.
Es más, el mismo Abe mencionó estos asuntos dos veces en otros tantos días, y aseguró que su país debe reforzar su poder disuasorio a través de legislación en seguridad para contener los movimientos chinos en ambas regiones.
Desde que, el 16 de julio, la coalición gobernante dirigida por Abe impuso sus proyectos legislativos a través de la cámara baja, en medio de fuerte oposición y confusión populares, la tasa de apoyo a su Gabinete se hundió unos 10 puntos porcentuales, hasta el 37 por ciento, al tiempo que la tasa de desaprobación se elevó a más del 50 por ciento.
Para el Ejecutivo de Abe, es primordial recuperar el apoyo racionalizando los controvertidos proyectos de ley ante nuevas y difíciles tareas, específicamente, las conversaciones para un Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP), la reanudación de las plantas nucleares inactivas y la declaración por el aniversario bélico, que se sigue muy de cerca.
El mal manejo de estas delicadas tareas podría recortar, de nuevo, la tasa de aprobación del Gobierno de Abe y, como han avalado muchos analistas, podría acabar influyendo en las elecciones a la cámara alta del próximo año.
Esos comicios son clave para que Abe lance su campaña destinada a enmendar la Constitución pacifista japonesa.
Otras actividades simultáneas, como la edición 2015 del libro blanco de defensa, que da bombo a la "amenaza de China" y divulga fotografías de plataformas chinas de exploración de petróleo y gas en el Mar Oriental de China, concuerdan con tácticas desfasadas de la Guerra Fría para provocar un sentir nacionalista, a través del miedo a China, a fin de legitimizar la aprobación de los polémicos proyectos defensivos de Abe.
Sin embargo, ese movimiento de utilizar a China como chivo expiatorio para el fortalecimiento militar japonés ha tenido el efecto inverso.
Asahi Shimbun, uno de los periódicos más importantes de Japón, advirtió el martes en un editorial de que, considerando los lazos geográficos entre ambos países y sus intrincados asuntos históricos, es muy peligroso que Abe imagine a China como un enemigo.
Al mismo tiempo, Masaki Fujii, experto constitucional de la Universidad Gunma, dijo en una rueda de prensa que los proyectos de ley no aumentarán la capacidad disuasoria ni pueden proteger al pueblo japonés, y agregó que inventar amenazas exteriores fue una maniobra utilizada históricamente por el Japón Imperial y el régimen nazi dirigido por Adolf Hitler.
"La supuesta 'amenaza china' sólo es una conjetura, ya que para China, la segunda mayor economía del mundo, es más beneficioso cooperar e intercambiar con Japón económica y culturalmente, que a través del enfrentamiento", destacó el profesor, que se encuentra entre un grupo de expertos constitucionales contrarios a las reformas defensivas.
El embajador chino en Japón, Cheng Yonghua, manifestó la semana pasada en una rueda de prensa que jugar la carta de "la amenaza china" para buscar la aprobación de los proyectos impedirá la mejora de las relaciones entre los dos países y expandirá el ambiente de conflicto bilateral.
Para el primer ministro nipón, obviamente, reprender a China no es un antídoto para aliviar las presiones domésticas ni recuperar el apoyo, y su prioridad debería ser seguir honorablemente la voluntad popular.