CHENGDU, 26 sep (Xinhua) -- El Conjunto de Museos de Jianchuan, en Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, en el suroeste de China, reúne más de 300.000 objetos relacionados con la lucha antifascista mundial y contiene varios museos dedicados a este tema. "Por la paz, colecciono la guerra", expresó el director del conjunto, Fan Jianchuan, quien lleva más de tres décadas reuniendo estas reliquias.
En el complejo se ubican no solo salas dedicadas a conmemorar la resistencia del pueblo chino contra el fascismo, sino también un salón conmemorativo de los "Tigres Voladores", creado específicamente para honrar a las fuerzas estadounidenses que ayudaron a China, así como una plaza erigida para conmemorar a los extranjeros que ayudaron a China durante la guerra de resistencia y una sala que expone los crímenes cometidos por los fascistas japoneses durante su invasión a China.
El año 2025 marca el 80º aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial. El museo ha invertido importantes fondos en la mejora y renovación del Salón de los Tigres Voladores, que fue el apodo del Primer Grupo de Voluntarios Americanos de las Fuerzas Aéreas Chinas durante la Segunda Guerra Mundial.
El renovado Salón de los Tigres Voladores presenta un aspecto totalmente nuevo. Al ingresar, los visitantes se encuentran con una pared completa en la que se exhiben retratos en cerámica de los 248 pilotos que sirvieron en el escuadrón aéreo.
Entre los objetos expuestos en este espacio se encuentran los restos de los aviones estadounidenses que acudieron en ayuda de China, las colosales piedras de molino que en aquellos días utilizaron los civiles chinos para construir aeródromos militares, y las fotografías de soldados y civiles chinos rescatando a pilotos estadounidenses que realizaron aterrizajes de emergencia. Cada objeto es un pedazo de historia y relata un hecho conmovedor.
De acuerdo con Fan, la construcción de un salón conmemorativo para las fuerzas estadounidenses que ayudaron a China tiene un profundo significado. "Durante la Segunda Guerra Mundial, se perdieron más de 500 aviones de combate de los Tigres Voladores, más de 500 aviones de transporte se estrellaron a lo largo de la ruta aérea de la 'joroba' y más de 4.000 militares estadounidenses perdieron la vida en suelo chino. Nunca debemos olvidar los profundos lazos de amistad forjados entre los pueblos de China y Estados Unidos, que lucharon codo a codo contra el fascismo japonés", indicó.
Durante muchos años, los veteranos estadounidenses han seguido visitando el Salón de los Tigres Voladores. Aunque ya son mayores, algunos incluso confinados a sillas de ruedas, la insignia de piloto de combate que lucen en el pecho los identifica como hombres que no temen a la muerte.
Los visitantes han dejado numerosos mensajes, como, por ejemplo: "Que los pueblos de China y Estados Unidos recuerden la historia y valoren la paz".
En la Plaza de los Amigos Extranjeros de China, se erigen solemnemente las estatuas de bronce de 40 personas que lucharon junto a militares y civiles chinos contra los fascistas japoneses, entre ellas se pueden leer los apellidos Stilwell, Short, Kurishenko, Bethune y Rabe. Los ciudadanos chinos acuden con frecuencia a depositar flores, expresando su gratitud por la sinfonía internacional de defensa de justicia que compusieron en aquellos años.
El difunto y renombrado arquitecto japonés Arata Isozaki diseñó el Salón de los Crímenes de la Agresión Japonesa contra China en el Conjunto de Museos de Jianchuan. Grupos de extrema derecha japoneses le enviaron cartas amenazadoras, a las que Isozaki respondió en su momento: "A mi edad no pienso en esas cosas, lo que me importa son los principios morales y el futuro".
Más del 80 por ciento de los objetos expuestos en el salón fueron repatriados de Japón a China. Durante sus viajes a Japón para recopilar pruebas de primera mano de las atrocidades cometidas por el ejército japonés durante la invasión a China, Fan recibió un apoyo considerable de simpatizantes japoneses, lo que le permitió acumular decenas de miles de objetos relacionados con el tema. Un exsoldado japonés visitó el museo varias veces a lo largo de su vida para donar objetos. También pidió encarecidamente a Fan que creara una estatua de él arrodillado como gesto de disculpa perpetua.
"Aunque el humo de la batalla se ha disipado hace mucho y la historia se aleja con el transcurso del tiempo, debemos seguir comprendiendo este capítulo de nuestro pasado, tener presentes sus lecciones y fomentar la cooperación y la amistad para salvaguardar mejor la paz mundial", reflexionó Fan. ■