BEIJING, 5 sep (Xinhua) -- En la Plaza Tian'anmen, en Beijing, el presidente chino, Xi Jinping, junto con otros líderes mundiales, asistió el miércoles por la mañana a un gran desfile militar en honor a la victoria de China y al triunfo colectivo de las naciones que vencieron al fascismo hace ochenta años.
Desde la Tribuna de Tian'anmen, Xi pronunció un discurso con motivo del 80º aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Mundial Antifascista. Hizo un llamamiento a las naciones de todo el mundo para que eliminen las causas fundamentales de la guerra y eviten que se repitan las tragedias históricas.
Xi afirmó que la seguridad común solo puede garantizarse cuando las naciones de todo el mundo se tratan como iguales, conviven en armonía y se apoyan mutuamente.
Para Xi, esta solemne conmemoración es más que un homenaje a la historia; es una señal de una visión de futuro en la que la humanidad puede compartir pacíficamente un mundo más justo, equitativo y próspero.
EL MUNDO NECESITA JUSTICIA
Antes de la ceremonia, Xi y los líderes mundiales subieron a la Tribuna de Tian'anmen y estrecharon la mano a los veteranos de guerra chinos. Momentos después, bajo la mirada de Xi, las tropas del Ejército Popular de Liberación (EPL) desfilaron en diversas formaciones por esta amplia plaza.
Esa misma mirada se vio el pasado mes de mayo, cuando observó a las tropas del EPL desfilar por la Plaza Roja de Moscú durante las conmemoraciones del 80º aniversario de la Gran Guerra Patriótica de la Unión Soviética. Poco después, Xi se unió al presidente ruso, Vladimir Putin, y a otros líderes para depositar flores rojas en la Tumba del Soldado Desconocido junto al muro del Kremlin, guardando silencio por aquellos que murieron en la lucha contra el fascismo.
Antes del viaje, Xi publicó un artículo firmado en el periódico Russian Gazette titulado "Aprender de la historia para construir juntos un futuro más brillante". En él escribió: "El mundo necesita justicia, no hegemonismo".
Su llamamiento tiene sus raíces en la historia. En 2017, durante una visita al salón conmemorativo del Primer Congreso Nacional del Partido Comunista de China en Shanghai, Xi se detuvo ante tres imágenes que captaban el sufrimiento de China hace más de un siglo: una caricatura de finales de la dinastía Qing que mostraba a las potencias extranjeras dividiéndose a China, un gráfico de las indemnizaciones devastadoras que China se vio obligada a pagar y la aguda crítica de Karl Marx a la complacencia aislacionista de la China de entonces.
"Cuánta humillación. Cuánta desgracia. La China de entonces era una oveja gorda esperando el matadero", dijo Xi.
El fin de la Guerra Mundial Antifascista, o Segunda Guerra Mundial, sentó las bases para el renacimiento del orden internacional. De las ruinas surgió en 1945 la Organización de las Naciones Unidas, cuya Carta consagra la igualdad soberana, la no injerencia y la solución pacífica de las controversias, lo que supuso una ruptura histórica con siglos de ley de la selva en la que "el poder da la razón".
Al cumplirse este año el 80º aniversario de las Naciones Unidas, Xi ha instado a revitalizar el organismo mundial en las nuevas circunstancias, permitiéndole servir como plataforma principal para que los países coordinen sus acciones y aborden conjuntamente los retos.
Su mensaje también refleja algunos de los graves retos a los que se enfrenta hoy el orden mundial. Como ha observado Xi, el unilateralismo, el hegemonismo, así como las prácticas intimidatorias y coercitivas están socavando gravemente la paz, la justicia y la igualdad en el mundo.
Xi ofreció su clara perspectiva: "Los fuertes no deben intimidar a los débiles", afirmó. "Las decisiones no deben tomarse simplemente haciendo alarde de la fuerza o agitando el puño. El multilateralismo selectivo no debe ser nuestra opción".
Bajo el liderazgo de Xi, China ha intensificado sus esfuerzos por la paz mundial siguiendo un multilateralismo auténtico: participando en misiones de mantenimiento de la paz de la ONU, promoviendo la Convención contra el Extremismo de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), mediando en la reconciliación entre Arabia Saudí e Irán, apoyando la creación del Grupo de Amigos por la Paz sobre la crisis de Ucrania y cofundando en Hong Kong la Organización Internacional para la Mediación, junto con 32 naciones.
"China nunca buscará la hegemonía, ni cree en el juego de suma cero", ha prometido Xi, declarando que "esas nociones nunca han formado parte del ADN cultural de China, ni existe tal ambición".
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, comentó en una ocasión sobre el fuerte sentido de la justicia de Xi.
"Usted ha sido una inspiración para los profundos cambios que la humanidad debe perseguir: hablar más de paz que de guerra, cooperar más que competir y crear más que destruir", dijo Lula a Xi.
NADIE SE QUEDA ATRÁS
Xi está convencido de que "solo cuando los países se desarrollan juntos puede haber un verdadero desarrollo".
El año pasado, en Río de Janeiro, Xi se unió a los líderes mundiales en la cumbre del G20, cuyo tema, "Construir un mundo justo y un planeta sostenible", buscaba hacer frente a las persistentes desigualdades en el desarrollo mundial.
En 2016, Xi presidió la cumbre del G20 en Hangzhou. La cumbre situó por primera vez en la historia el desarrollo en el centro de la coordinación de la política macroeconómica del grupo.
Al compartir su experiencia en materia de desarrollo, Xi dijo a sus colegas en Río que "la historia de China es la prueba de que los países en desarrollo pueden eliminar la pobreza".
En 2020, Xi ya había liderado a China, el país en desarrollo más grande del mundo, en la eliminación de la pobreza absoluta, una década antes de lo establecido en el calendario de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
"Si China puede hacerlo, otros países en desarrollo también pueden hacerlo", afirmó Xi.
La lucha contra la pobreza siempre ha sido un tema central en el trabajo de Xi durante más de 40 años, a lo largo de su carrera, desde cargos en condados y ciudades hasta el liderazgo provincial y nacional. "He dedicado la mayor parte de mi energía a ello", afirmó en una ocasión.

Xi defendió varias iniciativas para acabar con la pobreza, entre ellas la tecnología Juncao, una hierba que se utiliza para cultivar setas comestibles, alimentar al ganado y prevenir la erosión del suelo. Desde que era funcionario provincial, Xi comenzó a promover esta tecnología en países del Pacífico Sur, África y Sudamérica.
Parte de este viaje sin precedentes está documentado en "Librarse de la pobreza", una recopilación de discursos, artículos y entrevistas de Xi entre 1988 y 1990, durante su mandato en la ciudad de Ningde, en la provincia de Fujian, en el sureste de China.
En 2023 se publicó la edición en uzbeko del libro, con un prólogo del presidente uzbeko, Shavkat Mirziyoyev, titulado "Un verdadero milagro chino".
Con una visión clara de los problemas del mundo, Xi ha atribuido la turbulencia de la globalización económica a una causa principal: la falta de un crecimiento inclusivo. Para caracterizar las contradicciones del mundo actual, citó a Charles Dickens: "Era el mejor de los tiempos; era el peor de los tiempos".
En los últimos años, la globalización económica ha sufrido reveses, y la brecha entre el Norte y el Sur Global y la brecha tecnológica se han acentuado. La brecha entre ricos y pobres se está ampliando en lugar de reducirse, y el 60 por ciento de la población mundial se ha empobrecido, lo que equivale a casi 5.000 millones de personas, según un informe de investigación publicado el año pasado por Oxfam, la organización benéfica con sede en el Reino Unido.
"El desarrollo", dijo Xi en una ocasión, "es un derecho inalienable de todos los países, no un privilegio reservado a unos pocos". Esto explica por qué Xi ha impulsado una globalización económica inclusiva y beneficiosa para todos.

Meses después de asumir la presidencia de China en 2013, Xi viajó al otro lado del mundo y realizó una visita de Estado a Costa Rica. Durante el viaje, eligió una finca cafetera como una de sus paradas. Mientras saboreaba una taza recién preparada, dijo: "Me parece que hay margen para exportar más café a China".
El comentario presagiaba una promesa más amplia. Xi prometió que China mantendría sus puertas abiertas y compartiría los dividendos del crecimiento. "Bienvenidos al tren rápido del desarrollo de China", declaró en varias ocasiones.
También en 2013, Xi presentó la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Más de una década después, los resultados son tangibles. Los trenes de mercancías circulan ahora a toda velocidad entre las ciudades chinas y las capitales europeas. Los modernos ferrocarriles y los puertos revitalizados de Kenia están remodelando el paisaje de África Oriental.
Además de profundizar los vínculos económicos, Xi promueve un modelo de gobernanza que rompe con lo que él considera la reliquia obsoleta del colonialismo, según comentó en una ocasión el diario The Wall Street Journal.
Xi ha defendido sistemáticamente que el desarrollo es la clave para alcanzar ese objetivo, una convicción forjada por sus propias experiencias vitales. A finales de la década de 1960, como uno de los "jóvenes educados" enviados al campo, Xi vivió entre los agricultores que luchaban por sobrevivir en la provincia noroccidental china de Shaanxi.
"Lo que más deseaba en todo momento", recordó décadas más tarde en un discurso pronunciado en la ciudad estadounidense de Seattle, "era que los aldeanos pudieran comer carne hasta saciarse".
Hoy, Xi lidera a China en el camino hacia la modernización. Como líder con una visión global, también espera que China pueda recorrer el camino de la modernización junto con todos los países.
"En el camino hacia el bienestar de toda la humanidad, ningún país o nación debe quedarse atrás", afirmó Xi.
ORDEN EQUITATIVO
En la cumbre de la OCS, que acaba de concluir en Tianjin, Xi presentó la Iniciativa para la Gobernanza Global (IGG).
El objetivo detrás de la iniciativa es "trabajar junto con todos los países afines para salvaguardar con determinación los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y construir un sistema de gobernanza global más justo y equitativo", explicó.
La propuesta de Xi refleja su aguda percepción de las profundas transformaciones que están remodelando el panorama mundial.
"El auge colectivo del Sur Global", observó Xi, "es una característica distintiva de la gran transformación que se está produciendo en todo el mundo". Xi se ha comprometido a que China siempre mantendrá al Sur Global en su corazón y conservará sus raíces en el Sur Global.
En abril de 2015, la ciudad indonesia de Bandung, conocida en su día como el "París de Java", fue testigo de un momento en el que el pasado y el presente convergieron.
Desde el Hotel Savoy Homann, del siglo XIX, los líderes de casi 100 naciones se dirigieron hacia el Edificio de la Independencia, siguiendo los pasos de una generación que había desafiado la dominación colonial seis décadas antes.
A la cabeza de la procesión caminaban Xi y el entonces presidente de Indonesia, Joko Widodo. Era un eco vivo de la Conferencia de Bandung de 1955, la primera reunión de naciones asiáticas y africanas libres de potencias coloniales, ahora aclamada como un hito en el auge del Sur Global.

Gracias a su perseverancia y enormes sacrificios, los mercados emergentes y los países en desarrollo han logrado alcanzar la independencia y liberarse del yugo del colonialismo. Estas naciones han buscado vías de desarrollo adaptadas a sus propias circunstancias nacionales, en lugar de seguir modelos impuestos desde el exterior. "Todo lo que hacemos es para ofrecer una vida mejor a nuestro pueblo", afirmó Xi en una ocasión.
Impulsado por la visión global de Xi, el legado nacido en Bandung se está convirtiendo rápidamente en una realidad, en la que las naciones en desarrollo no hablan como voces aisladas, sino como una fuerza unida.
La histórica expansión del grupo de los BRICS y la creación de foros que vinculan a China con África, América Latina, el mundo árabe y la ASEAN llevan la impronta de Xi, ya que ofrecen al Sur Global canales para coordinar y amplificar su voz en los asuntos mundiales.
En abril de 2025, durante una visita al Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS en el centro financiero chino de Shanghai, el primer banco multilateral iniciado y dirigido por países en desarrollo, Xi lo calificó como un esfuerzo pionero para que el Sur Global aúne fuerzas en la mejora de la gobernanza mundial.
Los orígenes de la visión de Xi se remontan a su juventud. Estudió detenidamente El Manifiesto Comunista, El Capital y otros clásicos marxistas, sentando las bases intelectuales de lo que más tarde describió como su creencia inquebrantable: "El marxismo es amplio y profundo; en última instancia, se trata de buscar la liberación de la humanidad".
Décadas más tarde, mientras la humanidad se enfrenta a cambios raramente vistos en un siglo, Xi sigue reflexionando sobre el mundo haciéndose preguntas como "¿qué le ha pasado al mundo y cómo debemos responder?".
Xi propuso por primera vez la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad en Moscú, durante su primera visita al extranjero como presidente de China. Dos años más tarde, en el escenario de la sede de la ONU en Nueva York, Xi expuso sus ideas sobre la construcción de dicha comunidad, que implica asociaciones, seguridad, desarrollo, civilización y cooperación ecológica.
Al primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, la visión de Xi de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad le recordó un aforismo del famoso filósofo chino Confucio.
"Si Hai Zhi Nei Jie Xiong Di: dentro de los cuatro mares, todos los hombres son hermanos", pronunció Anwar en chino durante la recepción que ofreció a Xi en la ciudad malasia de Putrajaya, en abril de este año.
"El presidente Xi es conocido por ser un líder político competente, un economista, pero sobre todo, y lo que es más importante, un gran ser humano con una visión clara y firme y un profundo conocimiento de los valores de la civilización", afirmó.
Entre 2021 y 2023, Xi lanzó la Iniciativa para el Desarrollo Global, la Iniciativa para la Seguridad Global y la Iniciativa para la Civilización Global. Junto con la Iniciativa para la Gobernanza Global, estas propuestas están diseñadas para mejorar y perfeccionar el sistema internacional actual.
El presidente tayiko, Emomali Rahmon, declaró que el presidente Xi es un gran líder de nuestro tiempo, con una profunda visión histórica y una amplia visión global, y que "las numerosas iniciativas globales que ha propuesto contribuyen a promover la paz y el progreso de la humanidad".