LANZHOU, 22 jul (Xinhua) -- En las afueras de la ciudad de Jinchang, en la provincia noroccidental china de Gansu, se encuentra la Base Marte 1, que aprovecha el color rojizo de la arenisca del desierto de gobi y las montañas escarpadas, sorprendentemente parecidas al planeta rojo, para simular misiones humanas a Marte, al tiempo que ofrece una experiencia inmersiva de divulgación científica espacial.
Este verano, Cristina López, una turista española, viajó hasta Jinchang. Desde hace tiempo sentía mucha curiosidad por ese terreno de apariencia similar a Marte que caracteriza la región. "Me fascinan estas formaciones únicas, especialmente cómo sobrevive la vegetación aquí, cómo los humedales se integran en este entorno geológico tan singular", comenta, y agrega que "algunas zonas semiáridas de España tienen ciertas similitudes con este entorno".
Jinchang está ubicada en la parte central del Corredor de Hexi, que se extiende a lo largo de casi 1.000 kilómetros en Gansu y alberga una notable diversidad de ecosistemas y paisajes, como desiertos, llanuras, glaciares, ríos, lagos, humedales y praderas, atrayendo cada año a un sinnúmero de visitantes que quedan fascinados por su espectacular belleza natural.
Dentro del área de exposición de la Base Marte 1, Cristina contempló atentamente las instalaciones. Superando la barrera del idioma con prácticas herramientas de traducción, quedó cautivada por el contenido, y tomó abundantes notas en su cuaderno. "La cultura aeroespacial aquí entrelaza con maestría el pasado, el presente y el futuro. Estos proyectos son hilos que conectan la historia con el mañana", afirma.
Cristina habla en términos muy positivos del acelerado avance de China en materia aeroespacial: "China comprende que el avance en ciencias espaciales refuerza su influencia global, y por eso otorga cada vez más importancia a los proyectos aeroespaciales", asegura.
Desde el desierto de gobi hasta cumbres nevadas y oasis, su viaje por esta tierra de maravillas geológicas e historia milenaria despertó en ella profundas reflexiones. Para Cristina, el Corredor de Hexi no solo fascina por su parecido con el paisaje marciano, sino también por su gran carga histórica, como arteria clave de la antigua Ruta de la Seda y como enlace esencial de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Durante su visita, ella descubrió que el corredor alberga cinco sitios del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), 2.165 kilómetros de restos de la Gran Muralla de las dinastías Han y Ming, y dos Geoparques Mundiales de la Unesco. En esta región convergen el patrimonio natural y cultural. Gracias a su especial ubicación y a sus abundantes recursos, sigue siendo un puente entre diferentes civilizaciones y un testimonio vivo del intercambio cultural.
"Aunque mi viaje fue breve, he aprendido muchísimo", afirma Cristina. "La política de exención de visado que China ha implementado para muchos países ha facilitado mucho las cosas. Espero poder volver pronto y seguir explorando la magia de esta tierra", dice con emoción la joven española.