TERESINA, Brasil, 5 jun (Xinhua) -- Investigadores brasileños desarrollaron un innovador tipo de membrana biodegradable a base de cáscaras de camarones y cangrejos para su uso en electrolizadores destinados a la producción de hidrógeno verde, clave para la reducción de emisiones contaminantes.
El proyecto, liderado por el profesor Enio Pontes de la Universidad Federal de Ceará (UFC), representa un avance estratégico hacia la independencia tecnológica de Brasil en el emergente sector del hidrógeno limpio.
En entrevista con Xinhua, Pontes explicó que la tecnología fue concebida a partir de una tesis de doctorado. La materia prima clave es el quitosano, una sustancia derivada de la quitina presente en los exoesqueletos de crustáceos, comúnmente descartados como desecho en la costa brasileña.
"Tuvimos la idea de utilizar el quitosano para fabricar membranas de intercambio protónico, que son el corazón de los electrolizadores", afirmó Pontes.
Las membranas desarrolladas ya están patentadas y, según el investigador, tienen potencial para sustituir las costosas y contaminantes membranas sintéticas de Nafion, actualmente importadas principalmente de Alemania.
Estas membranas sintéticas son empleadas mundialmente en la separación de los elementos de la molécula del agua -hidrógeno y oxígeno- a través del proceso de electrólisis, etapa esencial en la producción de hidrógeno verde.
"A diferencia de las membranas sintéticas, nuestras membranas son biodegradables y aprovechan un residuo que en Brasil es abundante. Esto no solo reduce el impacto ambiental, sino que también disminuye la dependencia de insumos importados costosos y de difícil reposición", explicó el académico.
La membrana de quitosano actúa como núcleo funcional del electrolizador.
"Es a través de ella que se rompe la molécula del agua. Es literalmente el corazón del equipo", detalló el investigador.
La innovación brasileña busca viabilizar la fabricación nacional de electrolizadores con tecnología propia, un paso importante para consolidar al país como actor relevante en el mercado global de hidrógeno verde.
Un proyecto con financiamiento de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep), órgano vinculado al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, está en curso para escalar la producción de estas membranas.
"Nuestro objetivo es convertir esta innovación en una solución comercial viable. Si logramos producir localmente, podremos reducir costos, aumentar la autonomía tecnológica y fomentar una industria sostenible", agregó Pontes.
Un electrolizador puede contener decenas de estas membranas, dependiendo de su capacidad. Como se desgastan con el uso, es fundamental contar con un suministro ágil y local.
"Hoy dependemos de importar estas membranas. Si se rasga una, hay que esperar semanas o meses para recibir una nueva. No podemos seguir dependiendo de eso", señaló.
Además del impacto ambiental positivo, la propuesta brasileña tiene implicaciones socioeconómicas. El aprovechamiento de los residuos de camarones y cangrejos puede generar nuevas cadenas de valor en comunidades costeras, muchas veces afectadas por el desempleo y la pobreza.
"Estamos hablando de un residuo que es basura para muchos y que ahora puede convertirse en un insumo estratégico para una tecnología limpia", destacó Pontes.
El hidrógeno verde, producido por electrólisis a partir de energías renovables, es considerado uno de los vectores energéticos más prometedores para la descarbonización de la economía mundial. Aunque su uso aún es incipiente, gobiernos y empresas están invirtiendo en su desarrollo como alternativa al gas natural y otros combustibles fósiles.
"Es una tecnología que todo el mundo está empezando a desarrollar. Y nosotros tenemos la oportunidad de crear algo propio, competitivo y ecológico", enfatizó.
Según Pontes, la producción local de membranas puede colocar a Brasil en una posición estratégica en el mercado internacional de hidrógeno verde, especialmente en un momento en que la demanda por soluciones limpias crece rápidamente.
"El mundo entero está buscando nuevas tecnologías. Esta es una oportunidad para Brasil", añadió.
Con esta iniciativa, Brasil da un paso firme hacia el fortalecimiento de su soberanía científica y tecnológica en un sector clave para el futuro de la energía limpia, aprovechando su rica biodiversidad y capacidad de innovación.