RÍO DE JANEIRO, 28 may (Xinhua) -- La cooperación entre Brasil y China en materia ambiental puede desempeñar un papel decisivo para la protección del clima y la biodiversidad, tanto a nivel bilateral como global, afirmó el secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, Marcio Astrini.
El secretario ejecutivo de la red de entidades de la sociedad brasileña en torno al cambio climático subrayó en entrevista con Xinhua que China es el mayor socio comercial de Brasil, lo que otorga al país asiático una influencia clave en las cadenas productivas brasileñas, muchas de ellas vinculadas con impactos ambientales significativos.
Astrini sostuvo que "mucho de lo que ocurre" hoy en día en la nación sudamericana en términos ambientales tiene relación con la exportación de "commodities" (materias primas) como carne, soya y minerales.
"Por eso, cuando las relaciones bilaterales incorporan criterios ambientales, ese poder económico pasa a presionar a favor de la conservación", explicó.
El ambientalista defendió en tal sentido que los acuerdos comerciales entre ambas naciones incluyan cláusulas de sostenibilidad.
"Cuantos más condicionantes ambientales tengan estos acuerdos, más efectos positivos generarán para la protección del clima y la biodiversidad", consideró el secretario ejecutivo del Observatorio del Clima.
El entrevistado destacó también el liderazgo chino en cuanto a energías renovables como una oportunidad para Brasil.
"China tiene el mayor programa de energía renovable del mundo con fuertes inversiones en tecnología, investigación y la implementación a gran escala de energía limpia", dijo Astrini, para quien Brasil, país que ya cuenta con una matriz eléctrica bastante limpia, puede importar estas tecnologías y avanzar más en este campo.
El secretario ejecutivo del Observatorio del Clima enfatizó en la relevancia de aplicar también esta cooperación tecnológica al sector agropecuario, una de las principales fuentes de emisiones al medio ambiente en Brasil.
"Más de la mitad de nuestras emisiones provienen del sector agropecuario, sobre todo por la deforestación. Si logramos acuerdos con China que garanticen que ningún producto brasileño exportado contenga rastros de destrucción ambiental, esto presionaría positivamente al país para invertir más en la reducción de la deforestación", dijo el entrevistado.
En sentido inverso, Astrini consideró que Brasil también cuenta con experiencias valiosas que puede compartir con China.
Como ejemplo citó el período comprendido entre 2004 y 2012, cuando Brasil logró reducir en más del 83 por ciento la deforestación en la Amazonia, al tiempo que aumentaba la producción agrícola.
"Esto demuestra que es posible producir más alimentos y, al mismo tiempo, conservar los ecosistemas. Esta experiencia debería ser central en las negociaciones entre ambos países", argumentó.
Astrini insistió en que el comercio de alimentos entre Brasil y China debe estar vinculado a prácticas sostenibles.
Respecto a la 30ª Conferencia de las Partes (COP30) de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que tendrá lugar en noviembre venidero en la ciudad brasileña de Belém, en la región de la Amazonia (noroeste), Astrini reconoció los desafíos diplomáticos en el contexto actual.
"Vivimos un momento internacional difícil. Quienes se sentarán a negociar en la COP están, en muchos casos, involucrados en guerras o disputas comerciales. El ambiente de cooperación global se ha visto deteriorado", advirtió.
En este escenario, el ambientalista consideró que Brasil como país anfitrión de la COP30 deberá redoblar esfuerzos diplomáticos para alcanzar consensos y para ello el apoyo de China será fundamental.
"China es un actor clave en la diplomacia multilateral. Su respaldo será esencial para que Brasil logre traer temas cruciales como la reducción de combustibles fósiles al centro de las negociaciones", subrayó.
Enfatizó que sin el apoyo activo de China, será difícil llevar adelante un debate profundo sobre el fin de la exploración petrolera, tema considerado central para el futuro climático del planeta.
Con relación al reciente anuncio del Gobierno brasileño respecto a la reducción por primera vez de la deforestación en todos los biomas del país, Astrini celebró el resultado pero con matices.
"Es una excelente noticia, especialmente porque coincide con previsiones de récord en la cosecha de alimentos. Eso deja claro que podemos aumentar la producción sin necesidad de destruir más", dijo.
Según Astrini, si Brasil desea liderar con credibilidad las discusiones climáticas, necesita iniciar en casa un debate claro sobre el fin de los combustibles fósiles.
"No podemos pedir a otros países que dejen de explorar petróleo, si nosotros mismos estamos ampliando esa frontera. Brasil debe proponer un acuerdo colectivo en la COP para definir una fecha de fin a la exploración petrolera, de modo que ningún país quede aislado en esa transición", concluyó.
