BEIJING, 30 abr (Xinhua) -- La Oficina de Información del Consejo de Estado de China emitió hoy miércoles un libro blanco titulado "Prevención, control y rastreo de orígenes de la COVID-19: Acciones y postura de China".
Aparte del prefacio y la conclusión, el documento contiene tres capítulos: "Contribución de la sabiduría china al estudio de orígenes del SARS-CoV-2", "Contribución de China a la lucha mundial contra la COVID-19", y "La mal gestionada respuesta de Estados Unidos a la pandemia de COVID-19".
Según el libro blanco, desde el brote de la COVID-19, China ha dedicado constantemente importantes recursos a estudios colaborativos sobre los orígenes del virus, en los que han participado científicos chinos e internacionales. Cumpliendo con sus responsabilidades internacionales con apertura y transparencia, el país encabezó iniciativas de investigación en campos críticos como epidemiología clínica, epidemiología molecular, epidemiología ambiental e identificación de animales que hospedan el virus. China cooperó estrechamente con la Organización Mundial de Salud (OMS) en el estudio de los orígenes del virus con un fuerte sentido de responsabilidad y transparencia mundiales.
El libro blanco indica que "Estudio global convocado por la OMS sobre los orígenes del SARS-CoV-2: Parte de China: Estudio conjunto OMS-China", así como otros estudios, llevaron a cabo investigaciones epidemiológicas sistemáticas, rastreo molecular, detección de reservorios animales, y estudios sobre las vías de la cadena de frío, descartando la posibilidad de que Wuhan sea el origen natural del SARS-CoV-2, y concluyen que una fuga en un laboratorio de Wuhan es extremadamente improbable. Estos esfuerzos han proporcionado a la comunidad científica mundial evidencia empírica crítica y establecido un paradigma de investigación para futuros estudios.
Según afirma el libro blanco, la visión de una comunidad global de futuro compartido guio la amplia cooperación internacional de China contra la pandemia. China compartió información sobre la epidemia con la OMS y la comunidad internacional de manera oportuna, y proporcionó la secuencia genómica del virus. También invitó a misiones de expertos internacionales de la OMS al país para realizar investigaciones conjuntas sobre los orígenes del SARS-CoV-2, compartió sin reservas sus efectivas medidas de prevención, control, diagnóstico y tratamiento, e hizo todo lo posible para proporcionar suministros masivos y ayuda extensa a la comunidad internacional.
Como se señala en el documento, el Gobierno estadounidense, en lugar de afrontar directamente su fracaso en la respuesta a la COVID-19 y reflexionar sobre sus deficiencias, ha intentado echar la culpa y desviar la atención pública politizando descaradamente el rastreo de los orígenes del SARS-CoV-2. Ha socavado gravemente los esfuerzos internacionales conjuntos en la lucha contra la pandemia y se ha convertido en un eslabón débil de la gobernanza global de la salud pública. Hay pruebas sustanciales que sugieren que la COVID-19 podría haber surgido en Estados Unidos antes de su cronología declarada oficialmente y antes del brote en China. Se debe realizar una investigación exhaustiva y profunda sobre el origen del virus en Estados Unidos. El país norteamericano ha de responder a la razonable preocupación de la comunidad internacional y ofrecer al mundo una respuesta responsable.
En el texto se indica también que las enfermedades infecciosas son el enemigo común de la humanidad. Cualquier intento de politizar el esfuerzo científico contra las enfermedades contagiosas o de inventar desinformación para atacar a otros países con fines egoístas, en última instancia, amenazará la salud y el bienestar del mundo entero, incluyendo a la misma nación que incurre en tales prácticas. China seguirá trabajando con todas las naciones para promover la salud pública mundial y su buena gobernanza, y contribuirá de forma más proactiva a la prevención de nuevas enfermedades infecciosas en el futuro.