Nota del editor: Xinjiang, la mayor zona productora de algodón de China, inicia con fuerza la temporada de siembra de este año. En esta serie de tres entregas, Xinhua trazará el pasado y el presente de la industria algodonera de Xinjiang, poniendo de relieve su resiliencia y continuo dinamismo a pesar de las sanciones impuestas por Occidente bajo falsas acusaciones de "trabajo forzado". Este primer capítulo explica por qué la región y sus agricultores continúan centrándose en la producción de algodón a pesar de las difíciles condiciones.
URUMQI, 25 abr (Xinhua) -- Xinjiang, en el noroeste de China, ha iniciado la nueva temporada de cultivo de algodón, y muchos agricultores confían en obtener ingresos estables de sus campos de algodón a pesar de las sanciones occidentales basadas en acusaciones infundadas de "trabajo forzado".
En el sur de Xinjiang, en una zona con un clima cálido, la gente empezó a sembrar a finales de marzo, mientras que en el norte, se espera que el trabajo de siembra llegue a su plenitud a mediados o finales de abril.
Hoy en día es normal ver máquinas de gran tamaño desplazándose por los vastos campos de algodón de Xinjiang. El grado de mecanización en la siembra del algodón de esta región autónoma de la etnia uygur es líder a nivel nacional, con una tasa de mecanización del 100 por ciento para la siembra y de alrededor del 90 por ciento para la cosecha.
Como una de las principales zonas productoras de algodón del mundo, Xinjiang reportó una producción de 5,69 millones de toneladas en 2024, lo que representa más de una quinta parte del total mundial. Según el Gobierno regional, el cultivo de esta planta es una fuente principal de ingresos para unos 327.000 hogares locales, de los cuales más del 70 por ciento pertenecen a grupos de minoría étnica.
Este año, se proyecta que la superficie cultivada en Xinjiang se mantenga igual o aumente ligeramente con respecto a los 36,7 millones de mu (2,45 millones de hectáreas) registrados en 2024, según fuentes gubernamentales y de asociaciones de la industria, lo que refleja un firme compromiso con la siembra del algodón entre los campesinos locales.
Yasin Imin, un cultivador de algodón en Xayar, uno de los principales distritos productores de la planta en el sur de Xinjiang, afirma que, a pesar del impacto negativo de las sanciones occidentales, los agricultores uygures como él siguen cultivando algodón porque genera más ingresos que el cultivo de cereales. Por ejemplo, un mu de trigo genera ingresos netos de 600 yuanes (83,33 dólares), mientras que el algodón produce unos 1.300 yuanes, explica.
Situado en el límite del desierto de Taklimakán, el más grande de China, Xayar se beneficia de abundante luz solar y calor, además de una larga temporada sin heladas, lo que le convierte en un lugar ideal para cultivar algodón de alta calidad.
La gente de Xayar se ha dedicado a este cultivo desde hace 1.000 años. Gracias a la rápida mecanización y a la gestión cooperativa, el trabajo ya no requiere mucha mano de obra, sino que se está volviendo más inteligente y con una mayor productividad.
Hasta hace aproximadamente una década, Eziz Ahmat y su esposa, también habitantes de Xayar, solían sembrar su campo de algodón de 1,3 hectáreas con un pequeño tractor. Ahora trabajan con una cooperativa local y supervisan la siembra de primavera en una finca cien veces más grande, con la ayuda de potentes máquinas plantadoras.
"La maquinaria moderna ha simplificado enormemente lo que antes era un trabajo muy agotador", dice este hombre de 42 años, y agrega que su trabajo en la cooperativa le proporciona un salario extra que, junto con las ganancias de su tierra arrendada, ha cuadruplicado sus ingresos anuales.

Los empleos que ofrece la cooperativa, desde la gestión de los cultivos hasta la operación de maquinaria, son muy solicitados. "Incluso hay personas que viajan desde muy lejos para competir por un trabajo aquí, atraídas por los altos ingresos", afirma.
Xinjiang ha desarrollado una larga cadena industrial centrada en el algodón, que abarca desde la producción de fertilizantes y maquinaria agrícola hasta la hilandería y la confección, y emplea a más de un millón de personas.
Sin embargo, las sanciones impuestas por acusaciones de "trabajo forzado" han sometido a presión a esta industria fundamental. Desde 2018, muchas empresas de Xinjiang han sido incluidas en las listas de sanciones de Estados Unidos y otros países occidentales. Ante la caída de los pedidos de exportación, muchas empresas se vieron obligadas a reducir la producción y despedir trabajadores.
Los agricultores y empresas locales entrevistados por Xinhua para esta serie coinciden en que estas sanciones son infundadas y malintencionadas y fueron impuestas para afectar de forma negativa al principal competidor del algodón estadounidense, debido a que el algodón de Xinjiang siempre ha sido competitivo a nivel mundial, gracias a las ventajas combinadas de la región en productividad y calidad.
Para amortiguar el impacto de las sanciones, el Gobierno local y las empresas de Xinjiang han venido explorando nuevos mercados para sus productos de algodón, a la vez que han redoblado sus esfuerzos en tecnología agrícola, promoviendo maquinaria avanzada y acelerando el desarrollo de tierras agrícolas de alta calidad, todo ello para preservar la competitividad de la región en el sector.
Su resiliencia, a pesar de estos desafíos, es notable, ya que más del 90 por ciento de las variedades de algodón cultivadas en la región ahora se obtienen de forma independiente, según Su Xuhong, secretaria general de la asociación regional algodonera.
"Xinjiang ha superado las adversidades para convertirse en la mayor base de producción de semillas de algodón de China, con un procesamiento que alcanza un nivel avanzado en el panorama global", afirmó Su.■