BUENOS AIRES, 14 mar (Xinhua) -- Entusiastas de la reparación se reunieron el viernes en el "Club de Reparadores" de Buenos Aires para recuperar objetos descompuestos y evitar así el ciclo de compra, uso, rotura y descarte.
A través del intercambio de conocimientos y la pasión por la reparación, esta iniciativa, que celebra su décimo aniversario, ha expandido su alcance a otras ciudades de Argentina y distintos países de América Latina.
El evento, el primero que organiza el Club este año, combinó el interés por la reparación de productos electrónicos, electrodomésticos e indumentaria con una creciente conciencia sobre el consumo desmedido y su impacto ambiental.
La actividad, abierta a toda la comunidad con entrada libre y gratuita, se llevó a cabo en el barrio de Villa Crespo, en el centro geográfico de Buenos Aires, la capital.
Este espacio se convirtió en la primera sede fija del Club luego de una década en la que sus impulsoras recorrieron distintos lugares con su iniciativa itinerante.
Melina Scioli, una de las cofundadoras del Club, explicó en entrevista con Xinhua que el proyecto se define "como un movimiento que promueve la reparación como una práctica de consumo responsable".
"Lo que buscamos a través de este movimiento es que la reparación sea algo posible y deseable para las personas, tratar de incitar ese cambio cultural para recuperar la práctica de la reparación", añadió.
El proyecto tuvo su arrancada el 28 de noviembre de 2015 con su primera edición en el Parque Lezama, en el sur de Buenos Aires. Según Scioli, los objetivos se mantienen intactos desde entonces.
"El proyecto surge como un encuentro comunitario, en donde reunimos personas que tienen saberes con personas que no tienen saberes de reparación pero sí objetos rotos, y en conjunto compartimos insumos y herramientas para reparar en conjunto", resaltó.
Destacó que la iniciativa se ha replicado en distintas partes de Argentina y América Latina. A lo largo de los años, el tipo de objetos que las personas podían llevar para reparar ha variado según los conocimientos disponibles en cada convocatoria.
Los principales ejes de trabajo incluyen la electrónica, un rubro con alto impacto ambiental debido a los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. También abarcan la reparación textil, bicicletas, impresión de repuestos en 3D e incluso instrumentos musicales.
Entre electrodomésticos, indumentaria, marroquinería, artículos de bazar, juguetes y bicicletas, Scioli asegura que el Club de Reparadores busca enfatizar en la importancia de extender la vida útil de los objetos para evitar que terminen como residuos.
"Cumplimos 10 años y sin duda es un punto de inflexión, porque estamos teniendo un espacio físico, lo que nos va a permitir construir una comunidad más sólida y arraigada en la ciudad de Buenos Aires, pero sin duda es nuestro interés poder seguir ampliando el impacto en la región, en América Latina", expresó Scioli.
Además, resaltó que el proyecto no solo impulsa la reparación como práctica sostenible, sino que también promueve el trabajo de los reparadores y abre debates sobre políticas públicas, como el derecho a reparar.
"Tenemos que poder exigir a los fabricantes que pongan a disposición herramientas manuales para poder reparar nuestros objetos", afirmó.
Durante la jornada, hombres y mujeres trabajaron en la recuperación de aparatos eléctricos, electrodomésticos e indumentaria. Para reparaciones más complejas, un equipo de diseñadores modela e imprime piezas en 3D cuando los repuestos no se consiguen o ya no se fabrican.
Por su parte, Julieta Morosoli, integrante del equipo del Club, adelantó los planes a futuro.
"La idea es organizar estos encuentros abiertos de reparación una vez por mes. Van a ser los viernes, como hoy a la tarde, o los sábados. Y después estamos organizando una agenda de talleres alrededor de la reparación de textiles, de electrónica, de carpintería, de herramientas para un tipo de soberanía doméstica", explicó a Xinhua.
Morosoli recordó que el proyecto nació como una iniciativa itinerante para promover la reparación y alargar la vida útil de los objetos.
"Empezó como un movimiento itinerante organizando acciones en barrios y en diferentes partes de la ciudad con la idea de unir a la comunidad alrededor de una plaza o lugar público en donde nos encontrábamos", hasta lograr, este año, la sede fija, resaltó la entrevistada.
