BUENOS AIRES, 4 feb (Xinhua) -- La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica sobre la fiebre amarilla en las Américas, debido al aumento reciente de casos confirmados en humanos en varios países de la región y un cambio en la distribución geográfica de la enfermedad.
"El incremento ha sido observado durante los últimos meses de 2024 y las primeras semanas de 2025. En total, en 2024 se confirmaron 61 casos de fiebre amarilla, de los cuales 30 resultaron fatales. El numero supera los 58 casos de fiebre amarilla, incluyendo 28 defunciones, reportados entre 2022 y 2023 en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú. En enero de este año, se reportaron 17 casos adicionales, con siete muertes", dijo este martes el organismo regional mediante un comunicado.
La OPS señaló que aunque en 2024 los casos estuvieron concentrados principalmente en la región amazónica de Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana y Perú, en 2025 la enfermedad ha comenzado a desplazarse hacia áreas fuera de esta zona, especialmente al estado de São Paulo, Brasil, y al departamento de Tolima, Colombia. Perú también ha reportado un caso fatal.
La OPS advirtió que otros países podrían verse igualmente afectados y explicó que la fiebre amarilla es una enfermedad viral grave y potencialmente mortal, sobre todo en su forma más grave.
"Este aumento de casos resalta la necesidad urgente de intensificar los esfuerzos para prevenir la propagación del virus, fortalecer el manejo clínico, con énfasis en la detección y tratamiento temprano de los casos graves, y mejorar la vigilancia epidemiológica en las áreas de riesgo", enfatizó el boletín de prensa.
La OPS recordó que la vacunación sigue siendo una de las herramientas más eficaces para prevenir y controlar la fiebre amarilla.
Desde 1970, la fiebre amarilla ha resurgido como una amenaza para la salud pública en las Américas y es endémica en 13 países y territorios de la región, generando brotes y muertes.
En 2014, el virus salió de los límites de la Amazonia. Algunos atribuyen este proceso al cambio en la interacción entre monos, mosquitos y humanos, señaló la entidad panamericana.